Buscamos a la mamá de Seyn y la hallamos en una biblioteca de la mansión. No se encuentra leyendo nada, solo permanece sentada en el sillón y está pintándose las uñas.
—¡Tía, no nos ignores! —grita Aradia —Ya Darren te mostró que es un restaurador —Agita los brazos —¡¿Qué más pruebas quieres?! —Levanta las manos —¡Ayúdanos, por favor!
Despacio levanta su vista, hace un gesto de no importarle y vuelve observarse las uñas.
—Se lo estamos pidiendo bien, señora —insisto.
—Yo no me meto con cosas de magia negra, vayan a cualquier aquelarre y prueben suerte.
Jovan se le acerca.
—Vinimos a usted, porque supimos que una vez no siguió las reglas, por lo tanto quizás tenga conocimiento sobre ello y pueda ayudarnos —explica.
—Soy una mujer egoísta y me da igual todo, dejen de molestarme, me irritan demasiado —Bufa.
—¿Por qué no quiere ayudarnos?
—Porque no soy partidaria de la caridad, ¿quizás?
Esto no está funcionando, necesitamos a Darren. Estúpido Seyn ¿Por qué tenías que equivocarte en un momento tan importante como este? Lo voy a matar.
Y hablando del inseguro.
Seyn entra a la sala, sosteniendo un hielo envuelto con una tela, apoyándolo en una de sus mejillas.
—¿Qué te pasó? —Veo el golpe.
—A la mariposa ya no le gusta mi bella cara —responde estando de malhumor.
"Violencia, nos encanta".
Malditas voces, no hablen cuando se le dé la gana.
—¿Y quién te dió ese hielo?
—Él.
Alzo una ceja.
—Entonces todavía le gusta tu cara —acoto.
—Ah soy un imbécil —se queja.
—¿Recién te da cuenta? —dice su madre.
—¡Eso fue grosero! —la reprende Aradia.
—Algo de razón tiene —opina Jovan molesto y mira a Seyn —Darren jamás haría algo para perjudicarte y te equivocaste al no decirle a tu hermana con quién estabas realmente. Además, te recuerdo que en el pasado, ustedes se pelearon porque tú lo trataste de fenómeno —Lo señala al retarlo —. Aprende de una vez y no abuses de su amabilidad, porque es obvio que va a perdonarte y no te lo mereces.
—Ya sé, ya sé —Bufa Seyn.
—Que complejo salir con un restaurador —opina Alenah que al parecer estaba prestando atención, más de lo que aparenta. Se levanta del sillón, y se oyen los tacos avanzar hasta el librero, agarra un grimorio y comienza a pasar páginas, luego se acerca hasta mí, entonces me lo da —. Aquí tienes —Se gira hacia la puerta —ahora lárguense —dice y luego se detiene, mira un segundo a su hijo pero luego se retira.
—¡¡Tenemos un libro, sí!! —grita Aradia feliz y saltando.
Las luces comienzan a parpadear, entonces todos nos quedamos quietos, me sobresalto cuando el grimorio ya no está en mis manos.
Visualizo a Ace sentado en la ventana y sosteniendo el libro que al parecer me quitó.
—Voces uno, héroes cero —El vampiro desaparece.
—¡¡No!! —grita como melodramática Aradia y yo corro hasta el ventanal.
—No irá lejos, hay bastante sol —aviso.
—¡Vamos!
Salimos todos corriendo en busca del adivino.
