35. Identidad

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Es de día aún, así que el boliche al que hemos ido está cerrado, de hecho hubiéramos entrado con uno de los portales de Rein, pero dijo que había una energía que no lo dejaba entrar, además de negarnos con volver a transportarnos por ahí, ese agujero negro te saca la respiración, es horrible.

Odio todo lo sobrenatural, es una locura, quisiera no pasar más por esto, e irme unos días de vacaciones. Sí, eso sería ideal, pero no, estamos aquí, con todas esas cosas mágicas y lo digo, porque Rein se ha convertido en mujer, para que nos abran la puerta.

—Adivinaré —expresa Darren que sigue en su forma de chico, abrazándose a sí mismo, parece que tiene un escalofrío —Leik Misteik —Bufa.

—No te quejes y cambiate de forma —lo reprende mi hermano.

—Ni muerto —Rueda los ojos, y la puerta que hace un rato se abrió, se cierra de repente —¡Vale, está bien, ya entendí! —se queja. Se dirige a un callejón, entonces regresa cambiado a su forma femenina y vestido como chica. Camina a paso fuerte hasta la entrada del boliche —Le demostraré a ese demonio, que una chica se puede llamar Darren y que nadie me obliga a elegir mi identidad —Mueve el cabello —porque soy la perfección.

La puerta se abre y entramos al boliche, se escucha la música fuerte, a pesar de que desde afuera el lugar parecía cerrado.

—¡Darlene! —Veo al llamado Leik Misteik, está muy emocionado.

—¡¡Te patearé el trasero, imbécil!! —le grita furioso y levanta el puño —Creo que no te quedó clara, la vez que te volé la cabeza ¿Quién te crees que eres para estar aprovechandote de mujeres?

—Agradece que deje entrar a este hombre grandote —Aparece en un humo rojo a mi lado.

—¿Dónde está Eliza? —Frunzo el ceño.

—Mejor que contigo seguro —Me mira de arriba abajo.

—¿Qué?

Nyx camina por el boliche ignorándonos, entonces observa una pared detenidamente, apoya la mano sobre esta, de dónde salen sus usuales rayos negros y es así como hace una grieta, rompiendo el concreto. Eliza, en su forma de chico, cae al suelo, está desmayada. Corrección, desmayado, bueno, ¡no sé! Soy nuevo en esto y me la complico solo. Corro hasta él, entonces al acercarme mi hermano me detiene.

—No lo toques —aclara mirando el suelo, alrededor suyo hay un líquido negro.

—¿Qué es eso? —expreso preocupado.

Nyx frunce el ceño.

—Son las voces que han muerto.

—Tenía hambre —aclara Leik —y solo le quité algunas cuantas.

—¡Si se las sacas así, matarás a Eliza! —se queja Darren.

Rein se gira a mirar furioso al demonio.

—¡¡Nadie lástima a mis voces, son mías, no se tocan!! —electricidad sale de todo su cuerpo, así que retrocedo temeroso de lo que pueda ocurrir.

Me acerco a Eliza cuando Rein ataca al demonio y es entonces que mi pareja abre los ojos.

—¿Te encuentras bien? —pregunto preocupado.

—Viniste por mí —Sonríe y me abraza, pero luego se aparta —. Creo que voy a vomitar —Se agarra del cuello —. Es lo que menos extraño de ser mujer, pero igual siendo un chico tengo ¿Dónde está lo positivo en esto? —se queja.

Me río.

—Eso es porque los hombres también vomitamos.

—No te burles de mí —se queja estando cansada.

—Vámonos —Le doy la mano, ayudándole a levantarse.

La cabeza, los brazos y las piernas de Leik se esparcen por el lugar por el ataque de mi hermano, pero este se ríe igual, va a ser difícil salir de aquí, al parecer.

Crisálida #6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora