Detalles de la popularidad (parte 2)

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Capítulo quince.

Detalles de la popularidad parte dos: Señorita Luna Lovegood.

Las lágrimas secas aún surcaban el rostro de Sugar cuando Sonya y Segel desaparecieron por la puerta del gimnasio, dejándola sola en medio del mar de miradas preocupadas.

Ella seguía con su mirada consternada señalando la planta de su pie, mientras juraba que este sangraba, pero en el no había nada. O, en ese caso, ahí figuraba algo que no podían ver.

Pero a los ojos de Sugar, la herida se veía tan fatal que con solo verla le daban ganas de llorar. Había sangre por toda la planta y se escurría en parte de sus dedos. En el centro de la superficie, una herida de por lo menos dos milímetros de profundidad con una amplitud considerable exhibía una parte de sus músculos plantares. La herida estaba a carne viva, y justo en el centro, donde esta se hacía más profunda, un camino de sustancia pegajosa de un color menos oscuro que el negro y más que el azul eléctrico se abría paso al interior. Se veía horrible, como en las fotos de tendencias en los vídeos de "cuánto tiempo soportas esto sin vomitar". Pero no entendía por qué nadie podía verlo. Era real, tan real como el dolor que se extendía por todo su cuerpo y hacia que su cabeza palpitara, tan real como el sentimiento de que algo la quemaba por dentro, y no podía hacer nada al respecto, porque nadie lo sabía.

Y todo era culpa de Segel.

No podía quejarse de su crueldad latente, pues, aunque le doliera, ella era igual, y por eso sentía que merecía cada mala racha en aquella realidad que parecía conspirar en su contra, porque aquello era el karma en forma de persona para hacerla pagar todo el daño que había hecho, y aceptaba que lo merecía, pero, ¿Cuándo acabaría? Necesitaba descansar para sanar, necesitaba dejar de sufrir para poder empezar de nuevo. Esta vez lo haría bien, si volvía a ser popular, sería una buena persona con todos. Ya había escarmentado lo suficiente, pero al parecer no era ella quién decidía eso.

Se acomodó bien en el sillón en donde estaba, relajándose y tratando de no concentrarse en el dolor que le escocía por dentro y hacia temblar a sus nervios. Utilizó una táctica que había aprendido  por los años de práctica, que a pesar de estar desgastada por su uso, sí se esforzaba siempre terminaba funcionando.

Comenzó a ver todo su alrededor y concentrarse en aquello que fuera más llamativo. Las luces LED, las luces color neón y aquellos reflectores pequeños resplandecían en los ojos de Sugar mientras ella centraba su atención en estas. Las miraba, asimilaba y trataba de comprender su existencia en el mundo, encontrarle un sentido diferente al científico. Sabía que habían sido creadas por el humano, pero a veces le gustaba pensar que había algo más poderoso que el ser humano que le indicaba a este qué hacer y cómo para llenar la vida humana de maravillas y no dejarla sin nada. Como en aquella vieja leyenda del pueblo que hablaba de un supuesto sabio que se hizo renombrado siguiendo los consejos que un ente intangible le daba en sus sueños.

¿Qué clase de espíritu le había dado a las personas la orden de hacer las pequeñas luces de grandes brillos? Para ella, significaban que a veces las luces más pequeñas, menos brillantes y luminosas son más que aquellas que producen ceguera con su luz, pues demuestran la belleza en aquello cuya magnitud no es diferente a la de un suspiro de éter, el engendro de algo celestial que brilla más por su falta de brillo que por la existencia de esta.

A ella le gustaría ser así. No necesitar mucho para ser alguien a los ojos de alguien más. Ser un suspiro de éter, menos que un todo y más que un nada. Estar en el más bello intermedio donde no existe el mucho y el poco, solo el "existir".

— ¿Sugar? ¿Te encuentras bien?

Ella desvió su mirada de las luces y observó a la persona que le hablaba. Sidney la observaba curiosa y preocupada, con su mano en su hombro. Sugar se removió para  deshacerse de su tacto. No fue intencional, sino mero reflejo. Seguía molesta, porque recordaba a Sidney haber insinuado que estaba loca.

El Imperio caído de SugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora