02

25.4K 2K 2.8K
                                    

20 de septiembre. Los Ángeles.


La industria musical siempre iba siete vueltas por delante del mundo normal. Louis solo llevaba dos años en ella, y sentía que no podía más.

Ellos tendían a idealizar las largas jornadas de trabajo y las noches sin dormir a cambio de cumplir tu sueño, pero el Louis del pasado era inocente, y estaba tan ilusionado con la oportunidad que le habían dado, que terminó creyendo que sería completamente feliz.

Ahora había madurado lo suficiente como para no permitir ciertas cosas, seguía amando lo que hacía y estaría agradecido por lo que tenía durante el resto de su vida, pero le hubiera gustado que alguien le avisara sobre el precio que tendía que pagar para tenerlo todo sin tener realmente nada.

Cada día era diferente pero igual de estresante que el anterior, a veces sentía que no avanzaba, y otras veces necesitaba que el mundo parase de golpe para darle un respiro.

Pero al final del día, Louis seguía siendo Louis; ambicioso, perseverante y perfeccionista a más no poder; y si le decían que debía levantarse a las seis de la mañana para encerrarse en el estudio hasta la hora del almuerzo, él lo haría sin quejarse, como en ese momento.

Tras enseñarle la última toma que acababa de grabar, el técnico de sonido se recostó en su silla frente al equipo de grabación y alzó la mirada hacia Louis, quien estaba a su lado y observaba con el ceño fruncido su propia voz dibujada en la pista de audio que brillaba en el monitor.

—¿Quieres repetirlo? —le preguntó aquel hombre al ver su expresión poco conforme tras la primera escucha.

Pero también estaba Deon Rymer; no solo su productor, sino el hombre que había financiado cada proyecto que Louis había querido llevar a cabo, y en ese momento estaba sentado en uno de los sillones del estudio y negaba con la cabeza en desacuerdo a cualquier cosa que Louis se atreviera a objetar respecto a la toma.

Pero Louis no era conocido por ser conformista, y aunque notó el gesto, no le dio importancia.

—Hay palabras en concreto que me gustan pero, en general, no me gusta la toma —explicó hacia el técnico —. Creo que puedo hacer mejor el principio de la frase, ¿sabes?

—Vale, entonces entra de nuevo e intenta mejorarlo —le dijo el técnico, haciéndole un gesto para que volviera a entrar en la cabina de grabación.

Se puso frente al micrófono y se aclaró la garganta bajo la mirada de su productor y el técnico.

La música comenzó a sonar a la mitad de la canción y él repitió la frase que tantos dolores de cabeza le estaba dando, pero a medida que cantaba cada nota, se daba cuenta que esa toma tampoco iba a gustarle.

Dejó escapar un suspiro cuando terminó la música, quitándose los auriculares y dejándolos alrededor de su cuello.

Estampó su frente contra el micrófono con cierta frustración cuando el técnico reprodujo la frase que acababa de grabar y se escuchó a sí mismo cometiendo errores imperdonables bajo su punto de vista.

—¿Te gusta esta? —le preguntó desde el otro lado del cristal.

—Sí, bueno —masculló, observando como la pierna de Deon cada vez se movía con más impaciencia en su asiento—... Me gusta el principio, pero no me gusta el "knew" del final. Tengo que suavizarlo.

—¿Vas a repetirlo de nuevo por una sola palabra? —inquirió Deon desde su asiento, Louis escuchó sus palabras opacadas por el cristal que les separaba, pero pudo comprenderlas.

—Hasta que esté perfecto.

—En un mundo perfecto, claro —respondió Rymer con cierto tono de exasperación que le hirvió a sangre a Louis.

Fly me to the moonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora