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2 de abril, Milán.

Louis sabía que le quería, pero nunca había sido consciente de cuánto le quería, hasta ahora.

Un gotero se encontraba en su brazo, una mascarilla de oxígeno sobre su rostro, y su pulso ahora tranquilo resonaba en toda la habitación, taladrando la cabeza de Louis con cada pitido. Cualquier otra persona habría vuelto al hotel para descansar un poco del maldito susto que Harry le había dado a todos, pero Louis se quedó.

Y ahí fue cuando se dio cuenta de lo jodidamente enamorado que estaba de él. Había pasado toda la noche sentado a su lado mientras Harry dormía, incapaz de conciliar el sueño en aquel sillón porque le daba miedo que dejase de respirar, y le daba igual si parecía un paranoico.

Estuvo dejando besos en su mano durante toda la maldita noche, pero por mucho que lo quisiese, seguía estando enfadado con él.

Y por un momento se preguntó si estaba haciendo bien en quedarse. Si no se había equivocado en elegirle precisamente a él. No se arrepentía de todo lo que había vivido con él a lo largo de aquel tour, pero quizás en un futuro terminaba arrepentido de no haberse alejado antes.

No lo sabía. Su cabeza estaba hecha un lío y sus sentimientos estaban a flor de piel.

Abandonó la habitación a las siete de la mañana, unas horas antes de que el horario de visitas empezase. No quería estar ahí cuando Harry despertase y de todas maneras su cuerpo era incapaz de aguantar más tiempo despierto, así que llamó a Frankie para que mandase un coche a recogerle y volvió al hotel.

Despertó poco después de la hora de comer, ligeramente desorientado y un dolor de cabeza que había pasado a ser crónico. Había estado llorando demasiado durante aquellos últimos días y dudaba que fuera sano.

Se dio una ducha, llamó a su madre para preguntarle qué tal estaba y pidió algo rápido al servicio de habitaciones antes de partir de nuevo al hospital, pero Niall había sido más rápido que él y se presentó frente a su puerta para preguntarle como estaba. Obviamente todo el equipo del tour se había enterado del ingreso de Harry en el hospital, y su amigo no era la excepción.

—¿Estás seguro de que merece la pena seguir con él? —le había preguntado Niall mientras observaba a Louis comiendo a desgana.

Él tanteó su comida con el tenedor, resoplando.

—No lo sé, Niall —musitó —. No sé si quiero estar ahí la próxima vez que le pase esto, pero tampoco sé si quiero no estar.

Porque quién sabe si la próxima vez sería la última en su vida. Quien sabe si en la próxima no tenía tanta suerte y terminaba lamentándose por no haberse quedado.

Pero no estaba seguro de querer seguir soportando durante mucho más tiempo todo lo que Harry le estaba haciendo soportar. Y le dolía, el simple hecho de imaginarse despidiéndose de él le dolía como ninguna otra cosa le había dolido nunca, pero Louis no podía estancarse junto a Harry solo porque él no quería seguir adelante.

Todo estaba siendo un maldito desastre. El año había empezado de la mejor manera y en tan solo dos meses las cosas habían ido cuesta abajo, había cancelado más entrevistas y eventos de las que tenía planeado en un principio y llevaba semanas dejando su carrera de lado porque su vida personal estaba boca abajo.

De pequeño nunca habría imaginado que su sueño se tornaría tan amargo.

Al volver al hospital no entró a la habitación, porque Anne y Gemma habían llegado a la ciudad, y estaban dentro acompañando a Harry, así que él no quería interrumpir.

Fly me to the moonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora