24 de octubre, París.
No estaba solo. Realmente no estaba solo.
Tenía familia que le quería. Tenía fans que le adoraban. Tenía más personas a su alrededor de las que realmente quería tener.
Estaba rodeado de compañías asfixiantes, pero se sentía solo.
Llevaba horas sin parar de llorar y sus lágrimas nunca llegaban a secarse en sus mejillas antes de que de sus ojos salieran nuevas. El nudo en su garganta había dejado de dolerle, pero sabía que seguía ahí.
Estaba sentado en el suelo y su espalda estaba apoyada contra el borde de la cama. Sabía que Louis se encontraba a su lado, porque le escuchaba suspirar de vez en cuando y notaba constantemente su mirada sobre él, pero estaba demasiado avergonzado como para mirarle de vuelta.
Avergonzado porque no mintió cuando le dijo que era la última persona que querría que le viera como le vió, drogado hasta el punto de creer que iba a morir, mezclándose con ansiedad y desesperación mientras le asustaba con impulsos agresivos que no elegía tener, mucho menos contra él.
Ahora, el efecto había desaparecido de sus venas, no quedaba agresividad porque tampoco le quedaban fuerzas. Ya no tenía miedo de que su corazón fallase y no pensaba que fuera a morir por ello, aunque quizás ahora sí lo quería.
Sin embargo, la ansiedad seguía instalada en su pecho y se mezclaba con la maldita sensación de querer volver al estado inicial. Aunque había sufrido con aquella dosis como nunca antes lo había hecho, necesitaba más.
Su mano temblorosa se posó en su frente, soportando el peso de su cabeza y notando su frente empapada en sudor. Dejó la mirada fija en algún punto del suelo porque sabía que si miraba a otro lado, encontraría los ojos azules de Louis y le daba miedo descubrir la lástima con la que probablemente le miraban.
Le escuchó suspirar, pero ninguno dijo nada. Llevaban mucho tiempo en silencio y no culpaba a Louis por no saber qué decirle, Harry tampoco estaba seguro de querer escuchar nada.
Pero quizás si quería hablar.
—Lo siento —masculló sin mirarle, dejando escapar un hilo de voz del fondo de su garganta —. Si quieres irte...
Notó la mirada de Louis clavarse en él, pero no le miró de vuelta. Un par de segundos después, Louis le preguntó en un tono inseguro:
—¿Quieres que me vaya?
—No —negó, suspirando al suelo —. Pero no quiero que te sientas obligado a quedarte aquí. Y de todas formas yo estoy acostumbrado a pasar por esto solo, así que no tienes nada por lo que preocuparte si decides irte.
Louis le respondió con un suspiro seco, pero simplemente cruzó sus piernas en el suelo, sin moverse un centímetro del lugar que había tomado a su lado.
—No me siento obligado quedarme.
Un silencio los acorraló durante el tiempo en el que Harry luchaba contra las náuseas y los leves temblores de su cuerpo, causados por el nerviosismo y la tensión de necesitar otra dosis. Dejó escapar un leve quejido mientras llevaba una mano a su pelo, tirando con fuerza desde la raíz.
Louis se mantuvo calmado a su lado. Aunque soltaba pequeños suspiros de vez en cuando, no tomó la palabra y solo le hizo compañía sin molestarle demasiado.
—Te agradecería que... no le hablaras de esto a nadie —expresó entonces Harry, con un cierto tono avergonzado en sus palabras.
—No te preocupes —respondió Louis con simpleza. Luego le escuchó boqueando un par de veces, vacilando antes de atreverse a continuar hablando —. ¿Puedo hacerte una pregunta?Aquello le hizo alzar la mirada a los ojos azules de Louis por primera vez en un buen rato, asintió lentamente con la cabeza.
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Fly me to the moon
FanfictionHarry Styles lanza su tercer tour mundial después de que el peor año de su vida le mantuviera alejado de todos los medios, y descubre que el nombre de Louis Tomlinson no solo ha estado por encima suya en todas las listas de éxitos durante los último...