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10 de noviembre, Milán.

Los gritos retumbando en las gradas todavía se escuchaban bajo la estructura del escenario una vez se despidió del público tras su última noche antes de comenzar el descanso. Harry caminó a paso rápido, inclinado hacia delante hasta conseguir salir del lío de estructuras de metal que soportaban el peso del escenario y llegó a la parte trasera de éste; un lugar mucho más espacioso en el que su banda ya se encontraba despidiéndose del resto del equipo. Harry se unió a ellos, abrazando a sus compañeros y agradeciendo a todo aquel que le felicitaba por el trabajo.

—Tengan todos un buen descanso —decía el gerente del tour con satisfacción mientras se dedicaba a chocar las manos con cada persona de pasaba por su lado —. Styles —llamó su atención mientras la chica que estaba ayudándole a deshacerse de sus audífonos se llevaba su micrófono —. Gran show el que has dado ahí arriba. Buen descanso a ti también.

Harry sonrió, alcanzando la mano del hombre para chocarla.

—Gracias, Frankie —le dijo, girándose para agradecer esta vez a la chica que le había desprendido de todos los cables que le rodeaban —. Gracias —ella le respondió apretando una sonrisa entre sus labios mientras guardaba los cables en una caja.

—Hey —la voz de Mitch fue la que captó su atención después —. ¿A qué viene tanta felicidad esta noche?

Harry soltó una risa, pero se encogió de hombros mientras deshacía los botones de su chaqueta y se la quitaba, colocándola sobre su antebrazo.

—¿Recuerdas la felicidad cuando salías de tu última clase en el instituto antes de las vacaciones de verano? Pues esto es lo mismo —fue todo lo que dijo, caminando tras el escenario hasta llegar a la puerta que daba a los pasillos, seguido por Mitch.

Su amigo soltó una risa en respuesta, pero Mitch aceleró su paso para adelantarle y encararle, caminando de espaldas mientras Harry continuaba su camino de frente.

—No me jodas —le dijo en un tono de obviedad —. Te pasa algo más, llevas toda la semana sospechosamente agradable.

—¿Me estás llamando antipático? —cuestionó, tirándole la chaqueta que llevaba en la mano. Mitch la cogió al vuelo y se la tiró de vuelta.

—No —replicó, observando como Harry volvía a colocar su chaqueta en su antebrazo —. Solo quiero saber el motivo.

—Sabes el motivo, por eso me estás preguntando —enfatizó, rodando los ojos.

Era demasiado obvio. Louis Tomlinson había sido el invitado estrella de sus cenas durante varias noches desde que decidieron que podían comenzar a considerarse amigos, y aunque nunca había hablado expresamente de Louis delante de Mitch y el resto de los chicos, tampoco había tratado de ocultar lo mucho que le gustaba tenerle alrededor.

Y Harry sabía que Mitch lo sabía.

—Pero supongo que ha pasado algo en especial para que tus ánimos suban tanto —contestó Mitch, alzando una ceja hacia él.

—No —Harry negó con naturalidad, dando por finalizado el tema —. ¿Vas a seguirme durante mucho más tiempo?

—Está bien, está bien —Mitch alzó las manos en señal de tregua —. Lo capto. No soy yo quien te interesa que te siga.

—Desde luego que no —alegó, rodando sus ojos para luego soltar una risa —. Hasta después del descanso —se despidió antes de girar el pasillo mientras que Mitch continuaba recto.

Su mejor amigo le lanzó un beso, desapareciendo con su guitarra colgada al hombro y dejándole solo durante el resto del camino hacia su camerino, donde se dispuso a cambiarse de ropa y recoger las pocas cosas que había traído ese día.

Fly me to the moonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora