21 de marzo, Oslo
Su madre había insistido tanto en que volviese al tour, que él fue incapaz de negarse.
Así que, tras mucho pensarlo durante un día entero, decidió asegurarle que volvería, y que lo haría con el mayor optimismo que pudiese aunque le costase la vida no pensar en lo lejos que estaría de aquella habitación de hospital.
Y durante sus últimos cuatro días en Londres, estuvo aprovechando todo el tiempo posible junto a ella. Sus hermanas y su padrastro dormían en casa cada noche y regresaban al hospital por la mañana, pero él se quedaba, porque sabía que después estaría lejos durante dos semanas.
Después de cuatro días sin dormir más de cinco horas, comiendo menos de lo que su cuerpo necesitaba y abandonando el hospital únicamente para ducharse y conducir de vuelta junto a su madre, subió al avión que aterrizó en Noruega la mañana antes del concierto de aquella noche.
Su estado físico y emocional estaban al límite. Le dolía el cuerpo, tenía fiebre, y el presentimiento tan horrible que llevaba días rondando por su cabeza no le dejaba descansar.
A pesar de que le dieron la llave de su habitación, Louis ni siquiera se molestó en dejar sus maletas en ella, porque sabía que Harry le estaba esperando en la suya y necesitaba su abrazo lo más pronto posible.
Y ni siquiera necesitó pedirselo. Harry casi se estampa contra la puerta en un intento de abrazar a Louis más rápido de lo que se tardaba en abrirla. Le arrastró al interior de la habitación mientras aún le apretaba contra su cuerpo y cerró la puerta con una de sus manos.
Incapaz de separarse de él, dejó un beso en su frente.
—Tienes fiebre —le dijo, mirándole ligeramente mientras peinaba con cuidado el flequillo de Louis para apartarlo de sus ojos.
—Lo sé —respondió Louis, sin darle mucha importancia.
Harry volvió a besar su frente, esta vez para tomar mejor su temperatura.
—Ven, creo que en el baño hay un botiquín, debe de haber pastillas para la fiebre —le dijo, separándose de su cuerpo pero agarrándole de la mano para arrastrarle al baño.
Louis le siguió arrastrando sus pies, dejándose caer contra la pared del baño mientras Harry se agachaba frente al armario en busca del botiquín.
—¿Han llegado mis chicos?
—No —Harry negó mientras revolvía el armario inferior —, aterrizan a las cuatro, llegarán tarde para la prueba de sonido, pero tu vuelta ha sido demasiado precipitada y no han podido encontrar un vuelo más temprano —le explicó, encontrando lo que buscaba y leyendo detenidamente el prospecto antes de entregárselo a Louis —. Toma.
Louis agarró el blíster de pastillas sin bajar la mirada, porque estaba más concentrado en la manera en la que los ojos de Harry le miraban, esperando pacientemente a que se tomase una de esas pastillas.
Pero Louis sintió una repentina urgencia por tenerle más cerca, posando una mano sobre su mejilla y acercándole para atrapar sus labios en un beso lento y cargado de cansancio por su parte. Harry imitó sus movimientos, acariciando la nuca de Louis con la yema de sus dedos al mismo compás que seguían sus lenguas.
—Te he echado mucho de menos —le dijo Louis, sus narices rozándose levemente.
Harry esbozó una leve sonrisa, dejando un beso rápido sobre los labios de Louis.
—Yo a ti también —respondió, acariciando los lunares de su mejilla con su pulgar —. Tómate la pastilla antes de que te suba la fiebre.
Él asintió, saliendo del baño para agarrar una botella de agua del pequeño minibar de la habitación, tomándosela y sentándose en el borde de la cama en un intento de que su cuerpo dejase de amenazarle con desplomarse en el suelo.
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Fly me to the moon
FanfictionHarry Styles lanza su tercer tour mundial después de que el peor año de su vida le mantuviera alejado de todos los medios, y descubre que el nombre de Louis Tomlinson no solo ha estado por encima suya en todas las listas de éxitos durante los último...