❦ Տҽҽsɑա ❦ ||『 Min Yoongi 』

9. Una confesión

— ¿¡Tu qué!? —preguntó mientras se levantaba y se colocaba a mi lado para mirar la pantalla. Arrugó el entrecejo turnando su mirada en la pantalla y en mí —¿No que sólo eran amigos con ese poste de luz?

— No, somos novios. Hace tres meses... —reconocí.

— Ah, claro... Y estuviste a punto de besarme —sonrió de forma irónica. Lo odio.

— No, tú lo estabas —dije molesta.

— Y te dejaste.

— Claro que no.

— Hasta cerraste los ojos, Haeyoung —me dijo burlesco.

— Te empujé.

— Porque el timbre sonó.

— Haeyoung, ¿estás ahí? Vamos, amor... Ábreme. Está haciendo mucho frío.

— Mierda —exclamé como una princesa.

— Dile que no estás aquí —negué enérgicamente a pesar de que creía que era una buena idea.

— Mierda, mierda. ¡Me está llamando!...

— Dile que estás en el club aun —asentí. Ya estaba jodida de todos modos.

— Aló.

— Hae, ábreme.

— Ah, no estoy en casa.

— ¿No?

— No, vine a un club con Hye...

— Ella me dijo que te viniste a la casa —¡Agh!

— Todavía no llego...

— Haeyoung, te vi pararte. Vi tu sombra en la cortina —cubrí el teléfono con mi mano para que Seojoon no escuchara.

— Mierda, ¿y ahora qué?

— ¿Qué? —preguntó Yoongi.

— Ya sabe que estoy aquí —lo único que hizo fue levantar los hombros como si no le importara —Bien. Sí, estoy en casa. Pero no quiero hablar con nadie. Quiero estar sola, Seojoon.

— Te estás comportando muy extraño.

— Peleé con Hye. No quiero hablar con nadie.

— Hablar sobre lo que nos pasa hace bien, amor. Vamos, hace mucho frío...

— Seojoon...

— Te traje chocolates.

Vi cómo Yoongi puso los ojos blancos y se fue a sentar al sillón tranquilamente. Le hacia gestos para que me ayudara a solucionar todo este embrollo pero me ignoraba por completo.

— Bien. Te abriré —Yoongi me miró abriendo los ojos en lo máximo que podía y mirándome con obvia extrañeza —Pero espera un poco, estaba por entrar a bañarme... —Yoongi gesticuló un ¿¡Qué haces!? Pero lo ignoré.

— De acuerdo —colgué y corrí hasta él para pedirle que se escondiera en mi habitación.

— No, no lo haré.

— ¡Yoongi, joder!

— ¡Aish! Pero si me aburro saldré y estarás jodida.

— Imbécil.

— No me trates así o ya sabes...

— Bien, Suga. Sube y quédate ahí. Por favor. Te lo suplico —el desgraciado me robó un beso y subió corriendo las escaleras.