22. Llegada inesperada

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Cuando llegamos a casa lo primero que hicimos fue ordenar las cosas de Hye, menos Yoongi, claro, quien se limitó a sentarse en el sofá y ver Netflix.

Sohye estaba cansada así que durmió con Jungkook en su habitación. Me senté junto a Yoongi y lo abracé.

— No me gusta que seas amiga de ese idiota —espetó de la nada.

— ¿Por qué?

— Porque es tu ex.

— Pero me dijo que ya me había superado...

— Pura mierda.

— Min Yoongi.

— Te lo digo porque lo sé.

— ¿Ah? ¿De eso hablaron? —asintió —Tú sabes que eres el amor de mi vida —aseguré apretando una de sus mejillas, pero eso no ayudó mucho a cambiar su rostro preocupado.

— Sí. Pero no lo sé. Pasarás más tiempo con él que conmigo...

— Si tanto te preocupa entonces contesta mis llamadas y mis malditos mensajes.

— No tengo el tiempo, Haeyoung.

— Nada te cuesta poner "no puedo hablar" o "ahora no, Hae" o "no jodas".

— De verdad no alcanzo y cuando llego de las prácticas lo primero que hago es ducharme y dormir. Ni siquiera cargo el celular en las noches.

Me quedé pensando un rato pues era cierto que estaba agotado. Cuando Jimin me llamaba o hacíamos videochat se le notaba en la voz y en los ojos. Quizás debo ser más condescendiente con él y ser menos hija de puta.

— Lo siento... —murmuré.

— No, no es tu culpa. ¿Dónde dejaste las flores que te regalé?

— ¡Oh! —me levanté y pensé un momento —Están en el auto...

— Mierda, Im. Te regalo algo y así lo tratas.

— ¡Lo siento! Es que con todo lo de Hye lo olvidé... ¡Iré a buscarlas!

— Bien.

Volví con ellas y las coloqué en un florero. Se veían preciosas y olían muy bien.

— Me encantan, Min Yoongi.

— Te encanto yo.

— También —me senté en sus piernas con las mías a cada lado de sus caderas y tomó mi cintura para besarnos luego —Te amo, Suga.

— Yo también te amo, Hae.

— Por favor, contesta mis mensajes —pedí con nuestras frentes unidas.

— Lo intentaré. Pero no te enfades si no lo hago, ¿bien?

— Bien, pero intentalo en serio...

— Claro que sí, ¿por quién me tomas? —sonreí para besarlo de nuevo y bruscamente me recostó en el sofá bajo su cuerpo —Te necesito.

— Pues aquí estoy.

— No tendré piedad...

— ¿Cuándo la has tenido? —sonrió casi de una forma perversa y me besó, pero un carraspeo nos detuvo. Era Jungkook parado en la escalera —¿Qué sucede?

— No me digan que iban a tener sexo aquí con nosotros durmiendo arriba...

— A ti qué te importa... —dijo Yoongi volviendo a sentarse en el sofá.

— Pues mucho... Cochinos.

— No hables mucho, enano, porque yo los he escuchado y desde la habitación de al lado —dije, volvió a carraspear pero esta vez de incomodidad.

Yoongi se reía de forma burlesca a mi lado y Jungkook corrió a la cocina.

— Sólo iba por jugo para Hye, no quería encontrarme con una escena sexual por eso los detuve —aclaró cuando volvió y subió las escaleras corriendo.

Yoongi y yo contuvimos la risa hasta que escuchamos la puerta cerrarse.

— Es increíble que con un cuerpo tan trabajado y una altura envidiable sea tan inocente e inmaduro... —susurré pero Yoongi detuvo las risas y me miró serio.

— ¿Cuerpo tan trabajado? ¿Cuánto se lo has mirado? ¿Te gustan así? —puse los ojos blancos y lo golpee suave en la rodilla.

— No seas tonto, no puedes estar celoso de Kookie.

— Sí puedo.

— Bésame ya.

— No —se cruzó de brazos.

— ¡Yoongi!

— No, deben estar pendientes a ver si lo hacemos o no...

— No creas... No me dejes con las ganas...

— Otro día.

— No, yo quiero hoy.

— Haeyoung...

— En la ducha —me miró de reojo esperando a que continuara la idea, al parecer le había gustado —En el baño del primer piso, con el agua corriendo, tibia y relajante que silenciará nuestros gemidos... —susurré recorriendo con mi dedo la piel de su blanco cuello.

— Como si pudiesen ser silenciados...

— Lo haré calladita. Quizá sea un poco obvio pero al menos no nos escucharán esos morbosos...

Pensó a penas unos segundos y me tomó de la muñeca para arrastrarme hasta el baño.

— Desnúdate para mí, Im Haeyoung.

— Mmmm, Min Yoongi...

— Sabes que soy fácil de convencer.

— Sólo cuando se trata de sexo... —aseguré. Se acercó a mí sensualmente y me miró los labios.

— Es que contigo no me aguanto...

Me desabotoné la blusa a paso lento y él con desesperación me la quitó para luego desabrochar mi brasier. Una vez desnudos dimos el agua de la ducha y nos metimos cuando ya estaba tibia.

Cuando estaba excitada el tacto de Yoongi en mi piel se sentía el triple, sus labios, sus manos, sus dedos... Todo estaba multiplicado en mi cuerpo.

El agua tibia le daba el toque al momento. Las embestidas que Suga me daba eran suaves, contrario a lo que él había dicho pero tan perfectas como necesarias.

Como había prometido, contuve mis gemidos lo más que pude. Ver la cara de excitación de Yoongi era una de las maravillas del mundo, sin duda pediría que fuese la octava, ¿se puede? Y es que verlo arrugar la nariz, apretar los dientes o morder su labio inferior mientras me miraba con el cabello mojado y pegado a su frente era energizante y apaciguador, todo a la vez.

Besaba mi cuello y me tocaba con total control, era suya por completo... Y él era mío.

— Ah.... Im... —gemía mi nombre o apellido a veces como si fuera su única debilidad. Y lo era.

— Fue una gran idea, ¿ves? —murmuré entre medio.

— Eres inteligente.

— Lo sé —sonreímos y seguimos en lo nuestro, en esto en lo que éramos tan buenos cuando estábamos juntos.

Mi piernas temblaban por la sensación y Yoongi gruñía porque ya estaba a punto de llegar al mejor punto del coito.

Tras el último gemido y como si el universo supiese que habíamos acabado, el timbre de la casa se escuchó a pesar del agua cayendo en la ducha, los pasos en la escalera de alguien bajando y luego el grito de mi amiga en mi busca:

— ¡Haeyoung, llegaron tus padres!

❦ Տҽҽsɑա ❦ ||『 Min Yoongi 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora