—¿Entonces? ¿Qué piensas?
Hyeji se mordisqueó el pulgar mientras Namjoon se quitaba las gafas y se pasaba una mano por el pelo, la concentración instalada en su ceño fruncido como si no fuese a salirse de allí. Hyeji le había mirado fijamente mientras él terminaba de leer, esperando por ver algo en su rostro que le indicase qué era lo que estaba pensando.
No sucedió. No hubo nada en sus labios apretados o en sus pupilas recorriendo una a una las líneas del trabajo de Hyeji que pudiese delatar nada. Había logrado acabarlo la noche anterior, tras mucho café, lágrimas y una larga llamada con Namjoon, quien había hecho lo posible por consolarla a través de la línea del teléfono. Con el correr de los días su voz había dejado de ponerla nerviosa, y Hyeji era capaz de encontrar nuevamente el efecto relajante en sus palabras.
Una vez cortaron la llamada, se sentía mejor. Namjoon le murmuró muchos "tranquila" y "puedes hacerlo, pero tienes que calmarte" al oído, y a pesar de que no estaba con ella en la habitación el sólo peso de lo que estaba diciendo se sentía reconfortante, como un abrazo suyo o un beso en la coronilla. Había respirado hondo, lavado su cara y vuelto a empezar, más distendida y en conexión con algo que no sabía que dormía en su interior, relajado en el fondo de su estómago.
Se sentía un poco como soñar, la manera en que las palabras fluían de sus dedos sobre el teclado. Había acabado apagando la música que estaba oyendo para poder oír el traqueteo de sus yemas contra las teclas, el sonoro tactac cuya melodía le resultaba extrañamente gratificante.
Hyeji había pensado que tal vez aquella noche en Año Nuevo, cuando las cosas por fin se habían aclarado entre ella y Namjoon y los colores que vestían su mundo habían cambiado, tal vez entonces algo en ella volvió a su lugar, comenzó a enmendarse poco a poco. Sin embargo, no estaba convencida de que Namjoon fuese la causa. Ayudaba, claro: la forma en que le daba la mano y en que sus pulgares acariciaban sus muñecas, o en que la abrazaba mientras charlaban de todo y nada, sin mirarse a la cara mientras se tumbaban a la larga en el sofá. Cuando enredaban las piernas en su cama y escuchaban música juntos, o él opinaba sobre sus dibujos y le levantaba el ánimo cuando estaba siendo demasiado dura consigo misma. Era como un bálsamo: no curaba todo lo que le dolía, pero la ayudaba. Le sorprendía cómo en el correr de dos semanas las cosas podían haber cambiado entre ambos tanto y tan poco a la vez.
Seguían siendo los mismos, Hyeji y Namjoon. Namjoon y Hyeji. Pero había algo diferente en cómo se miraban, como si compartiesen un secreto muy importante y divertido. En los toques pequeños que compartían cuando estaban con alguien más, casi tímidos y temerosos. En cómo en que volvían a sentirse el uno al otro cuando estaban solos, en cómo ya no tenían que buscar excusas cuando querían verse.
hye, vienes a cenar a casa?
mhm
llevo algo?sprite para hobi??
perdona, fue él, no yojaja dile que le compraré una botella
pero sólo porque falta poco para su cumpleaños!!Pero no podía acreditar a Namjoon como el único causante de aquellos cambios que estaba experimentando. Se sentía mejor. No sólo ella: todo lo que hacía se sentía mejor, más correcto, como se suponía que tenía que ser. Cuando se miraba al espejo aún sus brazos le parecían demasiado largos y no sabía qué hacer con el desastre de su rostro en las mañanas, pero poco a poco comenzaba a hacerse la idea de que tal vez eso no estaba tan mal. De que mientras más largos sus brazos, más cosas podría abrazar. De que por más cansada que se viese había algo más bello viviendo debajo de su piel y que era suficiente.
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Grafito y tinta » Namjoon;BTS
FanfictionHyeji y Namjoon se conocen por pura casualidad. Ella, estudiante de artes, necesita un modelo para su clase. Y a él, tímido y algo torpe, no le vendría mal un poco de apoyo moral para invitar a una chica a salir. Pero cuando las cosas comienzan a to...