2. El primer equipo

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Yoongi se agachó a tiempo para esquivar un gancho que le hubiera costado la noche, sonrió y soltó un golpe contra el costado de su oponente. Esto era entretenido.

— Y el público enloquece! Min Suga, el mejor boxeador del bajo mundo! —alzó ambos brazos mientras oía la música en sus oídos. —Otra noche inolvidable, señores...

Abrió los ojos saliendo de su mundo y se quitó los auriculares, suspiró tomando una botella de cerveza de la mesa cercana y miró el saco de boxear mientras arrancaba la tapa con los dientes. Dió un largo sorbo antes de dejarla caer con cuidado de vuelta en su lugar.

— Otra noche solo. —se quejó mientras seguía entrenando. — Maldito rubio descerebrado, dijiste que te irías solo una semana... —le habló a las flores azules que le había regalado Jimin antes de irse.

Al final, terminó tan cansado que simplemente se tiró en un costado del cuarto sin aliento. Cerró los ojos, no podía evitarlo, no podía dormir, pero estaba tan cansado...

Si te encuentro durmiendo en el suelo te voy a golpear, me oíste Suga?

Yoongi bufo y se incorporó con desgana hasta tumbarse en la cama de dos plazas. Su celular sonó, atendió sin siquiera mirar, sabía quien era.

— Qué quieres, Ricitos? —soltó de mala gana.

Prueba otra vez.

Yoongi se incorporó en la cama, esa no era la voz de Jimin.

— Quién es?

Lindo show el que acabas de dar, no sabía que eras boxeador. —miró a su alrededor. Era imposible que alguien lo estuviera observando, el cuarto no tenía ventanas.

— Quién es? Dónde estás?! —dijo revolviendo las cosas en busca de un hueco, de una cámara, algo.

Vamos, ya nos conocemos.

Comenzó a entrar en pánico, cómo lo observaba? Cómo lo encontró? Era imposible, cómo tenía ese número?

— Dime quien eres! —gritó lanzando la única silla contra la pared.

Tengo muchos nombres. — Yoongi abrió de un portazo y salió a la calle.

— Quién eres?! —gritó al celular. La llamada se cortó. Oyó una risa a su costado. — Tú.

Está viva.

— Me extrañaste? —sonrió Ímogen agitando un celular. Estaba apoyada en la pared, como si nada.

Jimin no la mató.

— Aléjate de mi puta casa. —le apuntó con el celular.

— Yo te seré sincera, no te extrañé, es mas, ni siquiera quería venir a verte pero... Bueno, sabes cómo son las cosas. — se encogió de hombros, comenzando a caminar.

Suga la siguió, como todo buen criminal.

— Dame una razón para no asesinarte.

— Primero, porque el asesinato es político, y segundo, porque no podrías.

Yoongi sacó una navaja y la acorraló contra la pared, con el filo bajo su mentón.

— Segura?

— EH, Suga! Aléjate de mi novia! — Jungkook apareció de la nada, y tiró de él para separarlos.

— Tú también estás aquí? La desgracia me persigue. —se quejó el peliverde.

— No desesperes, que la peor parte no llegó aún.

— A qué te refieres? —en cuanto preguntó, se arrepintió, un camión militar estacionó frente a ellos.— Tiene que ser una broma.

Convencer a Suga de unirse a su 'ridículo equipo de títeres del gobierno', como él los había llamado, fue relativamente fácil cuando Jin hizo presencia.

— Solo... Puedo hablar contigo en privado, hyung? —soltó después de mantener una conversación "pacífica" con la coronel MClean.

— Claro. — asintió Jin, luego miró a todos.

— Ah, si, saldremos. —dijo Jungkook dándose cuenta.

Uno a uno, todos salieron del camión, quedándose afuera en el frío de la noche.

— Qué carajo es todo esto? —soltó en cuanto estuvieron solos.

— Yoongi, necesito que me apoyes en esto, si? El puto gobierno de los Estados Unidos me tiene atado del cuello. —soltó tomándose el puente de la nariz.— Si haces esto por mi, todos nuestros registros quedarán borrados. Todos. Todos los crímenes, nuestro nombre estará limpio.

Suga lo miró en silencio, parecia un gato arisco al que le estuvieran ofreciendo alimento.

— Porqué debería?

— No quieres comenzar desde cero? Vivir una vida normal? —Yoongi suspiró.

— Eso estaba haciendo.

— Tu crees que estar encerrado entre cuatro paredes viviendo a base de comida rápida y golpeando un saco de boxear durante cinco días es tener una vida normal? — cuestionó Jin.— No quiero eso para ti, ni para mi, puedes vivir en un departamento y conseguir trabajo... Tú siempre quisiste trabajar para una disquería, podrías...

— Y tú? Entiendo que un desahuciado como yo quiera eso, pero tú?

SeokJin miró a los lados, luego susurró.

— Quiero esto para Joon, él... Nosotros casi no podemos vernos, sé que él no accedería a hacer esto, pero yo si.

— Dónde está?

— No lo sé, lo vi hace un mes... Creo que está encubierto o algo, es peligroso intentar llamarlo. —se quejó.

Yoongi cerró sus manos en puños, luego suspiró.

— Está bien.

Luego se vió envuelto en un abrazo gigante, SeokJin se deshizo en millones de gracias.

— Ya, ya, me sueltas, hyung, suéltame...

— Claro, si, gracias, en serio. —varios golpes sonaron en la puerta del vehículo.

Ya terminaron o nos seguimos congelando?! —la voz de Ímogen sonaba irritada.

— Y ella qué? —se quejó Suga.

— Lamentablemente no controlo eso, solo no se maten.

— Yo le salvé la vida, si alguien la va a matar ten por seguro que no seré yo.

Jin frunció el seño pero no respondió, dio tres golpes en la camioneta y todos volvieron a entrar, temblando.

— Tardaron veinte minutos, qué se hecharon un rapidito o algo? —soltó Ímogen.

— Amor, cállate.— le dijo Jungkook con dulzura. Ella frunció el seño y se cruzó de brazos.

— Wow, está entrenada? —dijo Suga con sarcasmo.

— Min Yoongi si no te callas te juro que lo único entrenado será tu trasero porque te voy a...!

— Cállense todos! —gritó Marcela MClean. — Ustedes son como niños!

— Eh, disculpeme, testigo del nacimiento del niño Jesús. —masculló por lo bajo Yoongi, Jin le pisó el pie.

— Esto será lo que harán. — dijo la coronel pasandoles una carpeta, Ímogen, Suga y Jin pusieron las manos sobre ella, los dos primeros se miraron con odio y Jin se las arrancó.

El camión se puso en movimiento, el Plan había comenzado.

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