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20. Buscando la ascendencia

— Pasajeros del vuelo siete dos uno cuatro a la ciudad de Seúl, por favor abordar por puerta diesiciete.

Jungkook tomó su abrigo y se levantó del asiento de la cafetería en la que fingía revisar el menú hace veinte minutos y se acercó a la puerta de embarque.

Había estado con Yoon durante un año y medio, y estaba enamorado de ella, pero aunque le doliera, tenía que admitir que no la conocía.

Ninguno de ellos había tenido tiempo para conocerse a si mismos antes de encontrarse. Juntos habían explorado la música, descubrieron sus sabores de helado preferido y sus colores favoritos, habían pasado días mirando películas y llendo a lugares históricos.

Jungkook era por lejos la persona que mas la conocía, y aun así no sabía nada de ella, dónde vivía, su fecha de cumpleaños, de dónde venía y quién era su familia. Nada.

A veces creía que Yoon no existía antes de conocerla.

Pero ahora las cosas estaban cambiando, al fin veía la tenue luz de un faro en medio de la tormenta que era su novia.

Había estado releyendo la libreta, mas no había encontrado mucho mas, era al parecer un diario con anotaciones del trabajo. Conociéndola, tal vez era lo único que Ímogen había conservado durante años.

Aún tenía la duda de porqué había dejado la libreta, tal vez no había tenido tiempo de tomarla cuando llegó la policía. Tal vez había dado por hecho que se había perdido en el fuego.

Con todo eso dentro de su cabeza, entregó la tarjeta de embarque y la identidad falsa al empleado y subió al avión.

Se sentó tomando sus auriculares y se dispuso a escuchar música durante todo el vuelo. La Vie En Rose comenzó a sonar y el castaño cerró los ojos apoyándose en el respaldo, y lo siguiente que sabía era que la aeromoza lo despertaba para desembarcar.

— Cómo?

— El avión ya aterrizó en Seúl, durmió todo el viaje. —Jungkook asintió, notando que sus auriculares ahora estaban a la mitad de la canción Boys Will Be Bugs.

— Oh, lo siento. —dijo tomando su abrigo y saliendo. Era invierno en Seúl, por lo que se caló la chaqueta en cuanto el viento le pegó.

Revisó la dirección antes de dársela al taxista, pensando que tal vez podría pasar a visitar a TaeHyung y HoSeok, pero decidió que no era una idea muy prudente.

— A la Residencia de Discapacitados de Seúl, por favor. —dijo al chofer.

— Irá a visitar a sus padres, jovencito?—preguntó arrancando.

— Estoy buscando a alguien, un... Conocido de un conocido. —comentó mirando por la ventana.

— Y quién es?

— No lo sé. —murmuró.

El viaje fue como estar en tercera persona, tal vez estaba demasiado ensimismado en si mismo para concentrarse en el paisaje o el quehablar del chofer. El hombre lo dejó frente a la residencia y le cobró antes de irse.

Caminó mirando las flores a los costados, era una típica decoración para una residencia de ancianos, por lo que solo pudo pensar que a quien buscaba era su abuelo, o su abuela.

Llegó al mostrador, dónde una secretaria lo atendió.

— Buenas tardes, como puedo ayudarle? —sonrió.

— Hum... Yo llamé ayer en la tarde por una consulta sobre uno de sus... Uh, residentes. —dijo sacando la libreta. — Verá, mi... Mi novia tiene agendado el número celular de la residencia, y tiene una anotación de que debe llamar todos los... —consultó la libreta. — Los doce de Octubre.

— Oh, si, recuerdo, le dí la dirección de la residencia. —asintió ella.

— Si, hum, asumo que el doce de Octubre es una fecha especial para esta persona. —siguió. La chica asintió tecleando un par de cosas en su computador.

— Veamos, tres de nuestros residentes tienen su cumpleaños en esta fecha.

— Quiénes? —intentó que su voz no aonsara desesperada.

— Mig Choi, Kim Joan y Zhao Jung. —dijo leyendo del computador.

Jungkook recordó las palabras de Yoon cuando estaba en los efectos del gas alucinógeno.

— Porqué estás tan feliz?

— Porqué estás aquí conmigo. Y ella está lejos lejos lejos...

Había mencionado una mujer, así que Jungkook fue por lo seguro y habló.

— Podría tener unas palabras con la señorita Zhao Jung? —preguntó amablemente con una sonrisa.

La secretaria asintió, tecleo un par de cosas y miró a la sala de estar.

— YuMin! Por favor, querida, podrías llevar a este jóven con la señora Jung?—dijo hablándole a una mujer de unos noventa años.

La mujer asintió, levantó su tembloroso esqueleto y caminó a paso lento hasta Jungkook, el castaño le sonrió.

— Un gusto, señorita, soy Jungkook. —dijo dándole la mano.

— Ay, eres uno de los hijos de Jungie? —sonrió la mujer. — Hace mucho que no vienen a visitarla! Se pondrá muy feliz, jovencito.

— Oh, yo no... Es decir, cuando fue la última visita que hicimos? —mintió con una sonrisa.

— Deberías estar avergonzado. —murmuró la señora. Jungkook frunció el seño, la mujer no era tan agradable.

— Dónde está mi madre? —soltó.

— Está por ahí. —apuntó a una mujer sentada en un banco. — Adiós.

— Muchas gracias, YuMin. —asintió con la poca paciencia que le quedaba y se alejó de ella.

Caminó hasta el banco y se sentó junto a la mujer.

— Hola... Zhao Jung? —preguntó mirándola, la mujer se volteó hacia él.

— Tú no eres mi hijo. —soltó mirándolo también, Jungkook se asustó al ver en ella a Yoon.

Tenía sus pómulos, la forma de sus cejas y las hendiduras de su clavícula, era como una gran obra de arte que se había empolvado en el olvido.

— No... No, no lo soy. —murmuró.— De hecho... Creo que soy el novio de su hija.

— Eso es ridículo, yo no tengo hijas.—soltó ella.

— Pero... P-pero eres igual a ella, eres... Eres igual. —soltó desconcertado. La mujer negó suspirando.

— Hace unos... Hace unos años, me dijo que tuvo una niña. —soltó ella.— Me envió una postal.

— Su... Su hijo?

— Si, idiota, mi hijo. —soltó con brusquedad. — Quién eres tú entonces?

— Soy Jungkook, el novio de su nieta.

Ella asintió mirándolo.

— Ay mucho que hablar, verdad?