—¿Acaso no sabes que son Terribles Terror?—dijo la voz masculina.—¿Y te defenderas con un simple arco y flecha? Oh no.
Merida se quedó sólo mirando con una mueca de confusión en su rostro.
—¿Puedo saber quién eres?—preguntó el castaño.—Baja el arma.
La pelirroja notando aquél chico no se encontraba sólo una criatura negra con grandes ojos verdes se encontraba con él, y con miedo, le apuntó a él.
—Oh, calma, está bien, empezaré yo.—contestó.—Soy Hiccup Haddock, el jefe de Berk.
Merida se quedó mirándolo, no sabía si creerlo o no, sí realmente se encontraba aquel chico frente a ella, sí se suponía que la isla no era poblada.
—Y no te asustes..—dijo el Hiccup.—Baja el arma, Chimuelo y yo venimos en paz..
“¿Chimuelo?”—se preguntó aquella.
Decidió darle la oportunidad y bajó su arco.
—¿Cómo te llamas?—preguntó el castaño, pero bajando la mirada hacia aquel arco y enfocándose en aquella flecha, tratando de mirar si encontraba aquel símbolo tallado, pero, no había ni rastro de éste.
Merida arqueó una ceja desentendida y todas sus ideas se acomodaron, ya dándose cuenta en la situación que estaba.
—Espera, no entendí. Eres jefe de Berk, pero, ¿Qué haces aquí?, Se supone que está Isla no está poblada, ¿¡Qué rayos son esas cosas!?, ¿Son mutantes o qué?—preguntaba la pelirroja.
Aquel dragón gruñó ante aquella ofensa.
—¿Cuál es tú nombre?—
—Soy Merida DunBroch.—añadió segura la pelirroja.
—Un gusto, Merida.—el castaño se mostró amable.—Él.—señaló a aquel "mutante".—Es Chimuelo, mí dragón.
—¿Dragón?—preguntaba aún extrañada la de rulos.—¿Acaso estoy soñando?
—¿Vienes de un pueblo cercano?, Sí es así, pues es normal ver dragones por aquí.—tranquilizó el ojiverde.
—Amm, no.. Soy de DunBroch, mi apellido lo dice.—dijo obvia aquella pelirroja.
—Oh, interesante, ¿Qué hace tan lejos una pueblerina de allá?—arqueó una ceja aquel castaño.
—¿Pueblerina?—rió ofendida Merida.—Soy la princesa.
—Claro..—dijo el castaño.—¿¡Princesa!?, Wow wow, ¿Qué hace usted aquí?—volvió a arquear la ceja el ojiverde.
—Exploraba éste lugar con mi pueblo, la pregunta es.. ¿Qué hace usted aquí? Según me dijeron, éste lugar no estaba poblado, además esto no es Berk.—habló con educación la princesa.
—Es mí Orilla del dragón.—dijo aquel castaño.
—¿Orilla del dragón?—ella rió creyendo que era una broma.—Definitivamente estoy soñando, ¿Por qué hay dragones, y ustedes actúan tan tranquilos cómo sí no los fueran a matar?—la chica se confundió más.
—Oh.—rió tiernamente Hiccup.—¿No lo sabes?
—¿Ustedes no matan dragones?—Merida colocó sus manos en su cintura.
—Eso es una larga historia, princesa.—Hiccup miró a Chimuelo y sonrió.—Podría contársela, claro, sí gusta.
Aquellos dos tomaron asiento en aquel césped, a pesar de no conocerse mucho, el ambiente se tornó muy agradable y cómodo para ambos, además de que la pequeña Isla de Berk, perteneció años atrás a DunBroch. Aquellos dos reían, pero aquel dragón se notaba desconfiado de la chica pero le causaba curiosidad aquella criatura que nunca había visto, claro, el caballo.
—Entonces Chimuelo fue el alfa por un momento, se veía tan poderoso, y así vencimos a Drago y no lo volvimos a ver nunca más, se fue con su alfa, pero no lo vimos más.—terminó el castaño.
—Wow..—quedó impresionada aquella chica.—Y, lo siento por lo de tú padre..
—La ambición lleva a muchas cosas.—dijo aquel castaño mirando el suelo.—¿Quién es tú amigo?—el castaño levantó la mirada hacia aquel caballo.
—Oh, él es Angus, mí fiel compañero.—dijo la de rulos.—Ha estado conmigo desde los diez años.
Él castaño sonrió viendo a aquel caballo.
—Tú dragón no me deja de ver.—dijo Merida viendo cómo Chimuelo se encontraba sentado pero aún así fulminandola.
—Chimuelo.—se acercó el castaño a él.—Ella es Merida, no quiere hacerte daño, es una amiga, ¿Verdad?—la pelirroja asintió.—¿Quieres acariciarlo?
—¿¡Ah!?, No, no, no así estoy bien..—la de rulos sonrió nerviosa pero no se percató que aquel dragón se le acercó a olfatearla.
—Chimuelo, con cuidado.—advirtió Hiccup.
El dragón empezó a olfatearle aquel cabello voluminoso a Merida, mientras ella se quedaba inmóvil, con miedo a que sucediera algo.
—Hiccup..—dijo aquella con miedo.
—Muestrale confianza, nadie se acercaría a alguien que cuando llegué le esté apuntando con una flecha.—bromeó Hiccup.
Merida miró a Chimuelo y le sonrió nerviosa, éste ladeo la cabeza y luego se acostó al lado de ella.
—Acaricialo.—le dijo el ojiverde.
—¿Acariciarlo?, ¿Acaso estás loco?—dijo ella.
—Ganate su confianza.—le sonrió aquel chico
Con miedo, Mérida, acercó su mano y empezó a acariciar un lado de la cabeza de Chimuelo, mientras éste cerraba los ojos disfrutando.
—¿Lo ves?—habló él.—No siempre los dragones son cómo nos lo plantean.—
—Es cómo un perro, pero más grande y tierno.—comentó emocionada mientras seguía acariciando al dragón.—Por Dios, debe de ser tarde.—se levantó y dejó de acariciar al dragón.
—Tienes razón, yo debo estar a primera hora en Berk, mañana.—dijo Hiccup rascando su nuca.
—Lo siento por invadir la Isla, sin preguntar primero, pero, no había nadie cuando vinieron a inspeccionar.—la de rulos jugó con sus manos nerviosa.
—No tienes que disculparte, después de todo nadie usa estos árboles.—el castaño se encogió de hombros mientras tenía contacto visual con la princesa.—Fue un gusto conocerla, princesa Merida.—le sonrió e hizo una reverencia lo cuál a Merida le causo gracia.
—Digo lo mismo, Hiccup.—la de rulos reprimió la risa.—Oh, y claro, Chimuelo también fue un gusto conocerte.—Merida miró a aquel dragón y guiñó su ojo.
Luego de esto ambos subieron a su amigo, y tomaron rumbos distintos. Merida ocultándose de que aquellos guardias aún despiertos, y cómo pudo camino hasta llegar a su tienda, analizando en su cabeza el hecho de ver un dragón, bueno, tres.
Hiccup, por su lado, jamás pensó en sentirse tan cómodo en una conversación con alguien que acababa de conocer, la chica le pareció muy agradable, pero ya era su hora de dormir o tal vez no.
Al siguiente día ya aquellas tiendas de campaña se encontraban vacías, y por el otro lado, el jefe de Berk ya se había marchado.—¿Dónde estabas ayer?, No llegaste a dormir.—decía Josh acercándose a Merida.
—Claro que llegue a dormir.—respondió ella con una sonrisa en su rostro.
—Bueno, ¿Dónde estabas?, Era tarde, alguien pudo hacerte daño.—dijo el de cabello negro.
—Estaba dónde no es de tú incumbencia, segundo, es lindo de tú parte que te preocupes por mí, te llamaré, hermano mayor.—la pelirroja le regaló una linda sonrisa acompañadas de palmadas en la espalda y luego se marchó.
Y sí amigos con ésto podemos confirmar que con éste acto fue dejaron en la friendzone, un soldado caído, que triste.
Aquella pelirroja miraba el cielo le llamaba la atención que eso cinco días que llevaban en ese lugar, ningún dragón se haya presentado ante ellos, ni siquiera aquellos chiquitines que para Hiccup eran tan normales que los creía pájaros tirando fuego.
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Like The First Time [Mericcup]
Fanfic"Isla vacía", es lo que piensa Merida, ¿Por qué no explorar en ella? La princesa de DunBroch emprendiendo su primer viaje a una nueva isla, despreocupada por lo que se iba a encontrar allí Hiccup después de aquel acontecimiento con Drago decidido e...