Capítulo 6: Celos de Astrid

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Horas después el cielo se pintaba de colores, y ya un castaño se preparaba para volver a aquella Orilla.

—Te cuidas, si necesitan algo, sólo háganos saberlo, estaremos preparados para cualquier cosa.—decía su madre.

—Claro mamá, lo tendré en cuenta, no dudaré en llamarte.—Hiccup sonrió y abrazo a su madre.—Te quiero mucho, madre.

—Yo te quiero más.—sonrió ella.

Luego de aquella despedida, el chico subió a su amigo y emprendieron el viaje al lugar que por el momento era su hogar.

—Él hogar de esa chica me sale por todos lados.—decía el ojiverde y su amigo gruñía simulando una conversación entre ellos dos.—Claro que no, ¿Ella que puede llegar a hacer en mí vida?, Supongo que sólo somos amigos. Cambiando de tema, ¿Por qué Astrid le envía una carta a Eret?.—su amigo volvió gruñir dándole a entender que estaba celoso.—¿Yo? Celoso, no, simplemente me causa curiosidad, aunque ella malinterpretaría que yo estuviera con Merida ayer en la noche.

Luego de varios temas de conversación entre dragón y Jefe, ya se encontraban cerca de la Orilla, pero, no sólo se veían de lejos cinco personas, que era lo normal, en este caso eran más.
Curioso, aquel castaño juntó a su dragón se acercaron más, dándose cuenta que eran personas que no veía antes, pero algo si le llamo la atención, una rubia hablando con aquella cabellera alborotada, pero al acercarse más, era Merida, se encontraba amarrada.

—Oh Dios.—dijo éste.—Vamos amigo.

Una vez abajo, Hiccup se bajó de su amigo y miró todo desentendido, aquellos hombres de aquel pueblo parecían esclavos.

—¡Hiccup!—se escucho Astrid.—Hasta que por fin llegas.

—¿Astrid, qué es esto?—Hiccup se encontraba desentendido.

—Está tribu, quiso invadirnos, se encontraban husmeando por toda la isla.—dijo ella.—Probablemente trabajen para Viggo.

Hiccup miró a Merida y se le acercó.

—No tienes permiso para hablar con la prisionera.—dijeron los gemelos.

—Chicos, por favor, la conozco.—

—Alta traición.—dramatizó Brutacio.

—Por esa razón debes estar conmigo, nena.—Patán se acercó a Astrid.

—Quiero que todos paren, y que alguien me explique qué sucede. ¿¡Por qué ellos trabajan cómo si fueran sus esclavos y Merida se encuentra amarrada!?, me voy un momento y esto es un caos.—exclamó él ojiverde un poco molesto.

—Hipo, ellos intentaron invadir la Orilla sin tú consentimiento, no sabemos si son atrapadores disfrazados.—Astrid colocó sus manos en su cintura.—¿No lo entiendes?

—Ellos no son atrapadores Astrid, Merida y su pueblo venían a descubrir nuevas cosas para llevar a su reino.—defendió Hiccup.

—¿Ya la conocías?—pregunto aquella rubia sorprendida mientras sus amigos hacían más drama atrás.

—La conocí anoche.—dijo éste.

—¿Anoche?—

—Hiccup me encontró con unos dragones pequeños que estaban peleando.—dijo Merida entrando a la conversación.

—Ella ni sabía de la existencia de los dragones.—añadió Hiccup.—Les hubieras preguntado antes, Astrid, no todos los que nos rodean son malos.—le dijo el chico.—Sueltenla.

—Pero Hipo.—reclamó la rubia.

—Astrid.—Hiccup le tomó la mano.—Aprecio lo que haces pero deberías escuchar la versión de los demás, también.

Like The First Time [Mericcup]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora