Una última venganza

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-Así que dile a mamá... ¡Dile que no se preocupe por mí! ¡Que todo me va muy bien!

-Entiendo. Se lo contaré todo.

Sus lágrimas terminaron de correr por sus mejillas zorrunas y se perdieron en su cuello. Algunas murieron más abajo. Naruto utilizó su manga, la rota manga, para quitarse la humedad del rostro. Pasó por sus mejillas y se entretuvo en su frente. Todo había terminado ya. Lograron sellar a la mujer y estaban de vuelta en su dimensión. Los nueve demonios con cola estaban reunidos alrededor de Hagoromo. Sasuke, Sakura y Kakashi se mantenían a su lado. Naruto se movió un poco para empezar a acercarse a ellos. El primer paso lo sintió como si no hubiera caminado en semanas. Como cuando despertaba tres días después de haber estado inconsciente en el hospital.

-Ah, vaya, necesitaremos comprar algo en Ichiraku Ramen porque... ¡Agh!

Un tirón en su estómago y Naruto cayó de rodillas. Su rostro desfigurado por el dolor.

-¡Aaaaaagh!

Kakashi y Sakura inmediatamente buscaron de dónde provenía ese grito desgarrador. Kurama giró su rostro junto con Sasuke y Hagoromo, después los demás bijus. Naruto se había hecho un ovillo y no dejaba de gritar. Sakura y Kakashi se aproximaron.

-¡Naruto! ¿Qué pasa?

Se retorcía. Sus brazos se encontraban alrededor de su estómago. Kakashi trató de detener a Naruto ante sus movimientos, pero no lo logró.

-Naruto... ¿Qué tienes? ¿Qué te sucede? -Sakura estaba al borde de los nervios, lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.

-¡AAAAAAAGH!

-Sakura, rápido, utiliza tu chackra para inmovilizarlo. Hay algo en su estómago.

Sasuke y Hagoromo llegaron cerca de Kakashi. Sakura rápidamente retuvo los hombros de Naruto y Kakashi tomó los brazos para jalarlos. Los bijuus también se acercaron. Entonces vieron el sello del cuarto Hokage. Las líneas se encontraban enegrecidas con un halo morado.

-¿Qué es esto?

La espiral del sello se desintegró y del estómago de Naruto botaron en nueve manos. Todos dirigiéndose a cada bijuu.

-¿Pero qué? -Hagoromo frunció el seño. Las nueve manos empujaron a Kakashi y Sasuke lejos del cuerpo de Naruto. Sakura esquivó algunas.

Los bijuus gruñeron y comenzaron a ser jalados. No había forma de escapar. Sasuke frunció el seño y junto a Kakashi observaron como los bijuus desaparecían en el estómago de Naruto.

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Hinata parpadeó desorientada. Sus perlados ojos miraron somnolientos a su alrededor. Muchos shinobis parecían aturdidos y se levantaban de su caída, sobre grandes tallos de una enorme planta. Hinata frunció el seño, imágenes del pasado llenaron su mente. Guerra. Resucitados. Un hombre. No, dos. Del clan Uchiha. Sasuke, pensó, al fin regresó. Naruto debe estar contento.

Hinata lo buscó entre los shinobis. No lo vio. Kiba, Akamaru y Shino se dirigían hacia ella. El perro contento de olerla.

-¡Hinata! ¿Estas bien?

Kiba parecía desconcertado. Hinata asintió y de inmediato activó su Byakugan. Tres kilómetros al oeste yacía el cuerpo de su amado. Un chackra púrpura oscuro se ceñia sobre él. Parecía espeso. Hinata se estremeció ante aquello. No significaban buenas noticias.

Ojos sin pupila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora