Ojos sin pupila

Preparando El Examen Para Jōnin

Kakashi golpeó con sus dedos el escritorio, su respiración tranquila, sus ojos en un punto en la pared. Shikamaru frunció el seño, confundido.

—Eh.

Kakashi parpadeó.

—Shikamaru, ¿recomendarías a Chōji Akimichi para Jōnin?

La pregunta le hizo pensar un poco antes de responder. Aunque era necesario adquirir el título por las futuras experiencias, consideró que Chōji prefería tener unos días de tranquilidad para comer en el restaurante de barbacoa.

—Sí, lo recomiendo.

¿Qué más daba? Chōji tendrá tiempo para comer lo que sea. Con tanta tranquilidad en la aldea y en el mundo shinobi...

—Shikamaru, tú y yo prepararemos un pequeño examen. Es momento de pasar al siguiente nivel.

Shikamaru suspiró. Tuvo la tentación de contradecir su palabra. Kakashi, Chōji no esta listo.

—Pero antes necesito hablar con Hinata Hyuga.

Shikamaru asintió.

—¿Veremos los preparativos para más tarde?

Esperaba que sí. Que fuese muy tarde.

—Sí, más tarde. Ya tengo en mente algunas ideas.

Shikamaru salió del despacho.

La tradición ninja decía que un Jōnin tenía que recomendar a un chunin para el título, dominar dos elementos o especializarse en una técnica. De los tres equipos, sólo Shikamaru era Jōnin. Del equipo de Guy: Neji, pero había muerto en la Guerra.

Los shinobis del equipo 7, 8 y 10 tuvieron un mejor desempeño. Sería injusto no reconocerlo. Naruto tenía un avance mayor a pesar del título genin que aún cargaba. El chico dominaba su elemento, el modo sabio y el modo chacra de Kyubi. Sólo le hacía falta el título y pasar el examen escrito de conocimientos. Con el título de Jōnin y algunas misiones en ANBU, Naruto estaría listo para ser Hokage en un par de años y los demás, los de su generación, estarían ahí para apoyarlo y ayudarle.

Pocos días de Hokage y Kakashi deseaba dejar el título. Si se lo contara a Naruto, este se indignaría.

—¡Pero Kakashi-sensei! —murmuró con una voz chillona.

De sus labios brotó una pequeña risita.

No tenía idea de lo que pasaría en un futuro, incluso con Sasuke, pero debía preparar a todos los vínculos de Naruto.

Nada era más importante que la amistad para hacerse fuerte.

Dejó su silla y se acercó a la ventana, fuera el sol era cubierto por unas nubes densas, nubes de un invierno próximo que eran traídas por el frío viento. Nubes blancas, demasiado para sus ojos. Nubes deslumbrantes y puras.

La puerta detrás se abrió. Kakashi volteó y miró unos ojos igual de blancos.

Unos ojos que se le hacían extraños.

—Hinata, bienvenida.

La chica asintió. Con una elegancia, digna de una heredera, tomó el asiento frente al escritorio del Hokage. Kakashi pensó en Hiashi, la dura educación que le debió impartir.

—No he tenido la oportunidad de tener una charla con el líder del clan —soltó con cautela—. Han pasado muchas cosas desde la junta de Kages.

Era momento. No había forma de aplazar lo inevitable y Hinata lo sabía.

—Yo sólo quería agradecerle.