Llegó El Momento De Aceptar; La Petición De Sasuke

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Le molestaba no entender que sucedía. Los siguientes días que se lo encontraba por casualidad, Sasuke la evadía a propósito. Estuviera con Kō o sus amigos, a unos pocos metros o en un rango de visión largo. Si ella visitaba Ichiraku Ramen y Sasuke estaba ahí, el Uchiha desaparecía. Al principio lo dejó pasar, pero con la obviedad comenzó a darle cierta molestia.

Y no entendía aquello.

Su prohibición de estar cerca de él, seguía. No quería problemas con su padre, pero las veces que se lo llegó a encontrar, sus amigos o Kō estaban distraídos. También los aldeanos, por alguna extraña razón.

Hinata inhaló con fuerza para tratar de relajarse, restarle importancia.

Sasuke huía con un sonrojo en sus mejillas, se escondía en cualquier callejón mientras sentía como su corazón palpitaba con demasiada fuerza. Podía escuchar sus latidos, podía sentirlos sobre su cuello como el tic tac frenético de un reloj. Se sentía idiota por actuar así.

Que estúpido debía verse. Sasuke hizo una mueca de disgusto al escuchar la voz de Sakura. Lo buscaba. Se sintió fastidiado al doble. Los aldeanos caminaban de aquí para allá sin dar cuenta de su presencia. Sasuke vio a Sakura caminar por la calle mirando a todas partes, pero sin mirar hacia dónde él estaba.

Extraño.

Quiso salir del callejón para acercarse a Sakura y que esta dejara de gritar su nombre cada seis segundos. Comenzaba a llamar la atención de muchos. Sin embargo, su estado incontrolado de emociones seguía haciendo estragos en él. Sus manos comenzaron a sudar de una forma que le sacó de quicio. Cerca de él habían cajas vacías de frutas y verduras, botellas de vidrio, papeles y bolsas de basura. Sasuke pateó lo que estaba más cerca, se limpió sus manos sobre su hakama y jaloneó un poco sus cabellos negros.

Debía tranquilizarse.

Sakura desapareció de su línea de visión al igual que su nombre. Se recargó sobre la pared y miró hacia el cielo mientras esperaba unos minutos, los suficientes para tener la certeza de que la heredera Hyuga se moviera de ese lugar.

Asomó su cabeza y observó con detenimiento la calle. Personas, demasiadas, nadie conocido para él, ni una cabellera azulina. Era momento de salir a encontrar a Sakura y refugiarse en el departamento de Naruto. No le tomó mucho tiempo hacer lo segundo: Sakura resaltaba entre los demás y no había avanzado mucho en la calle.

-¡Sasuke! ¿Dónde te habías metido?

Se preocupó, como siempre. Terminaron de comprar algunos pergaminos y tinta para el Hokage.

-¿Me acompañas a dejárselos a Kakashi-sensei?

Sasuke asintió. Se alejaron de la calle bulliciosa para caminar en otra más tranquila. Uno que otro aldeano pasaba, pocas tiendas y tres niños jugando con una pelota pequeña. Cerca de ahí se encontraba el parque y al norte las cabezas de los Hokage se erigian orgullosos como un recuerdo de los mejores representantes de la aldea. La Torre Hokage se podía distinguir de las demás por el color y el tamaño.

-¿Alguna vez imaginaste que Kakashi-sensei llegaría a ser Hokage? -preguntó Sakura con el ardiente interés por conectar con Sasuke-. Fue una sorpresa para Naruto y para mí.

También para él.

-Pronto Naruto hará sus sueños realidad, ¿haz pensado en los tuyos?

Sasuke negó.

-Re-Recuerdo tus pa-palabras de ha-ce años. Sobre tu clan. La... La restauración de tu clan.

Sasuke pensó en los terrenos donde su clan había vivido por generaciones. Terrenos que le pertenecían por ser el único que quedaba con vida.

Ojos sin pupila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora