Tan Cerca

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Un golpe en la puerta y otro contra la pared. Naruto dio una patada y entró con toda confianza y una sonrisa en la cara. Konohamaru venía detrás con una caja llena de cosas. Sasuke abrió los ojos y al momento frunció el seño. Salió de su habitación y recibió a un Naruto positivo y emotivo.

-¿Qué hay, Sasuke? -preguntó Konohamaru. El joven dejó caer la caja con pesadez.

-¿Tan temprano este idiota te está molestando?

Naruto rió con demasiada fuerza. Corrió a los brazos de su amigo sin que este los abriera para él. No le importaba porque él estaba dispuesto a hacerlo en cualquier momento.

-¡Sasuke, idiota! Te extrañé tanto.

Sasuke forcejeó con Naruto unos segundos, Konohamaru sonreía con burla. Hinata se acercó a ellos junto a Hanabi, mirando la escena que creó Naruto.

Su rubio de ojos azules.

-¡Ah, Hinata! -exclamó con sorpresa-. No pensé que te quedarías en casa de este gruñón. Kakashi-sensei me contó todo. Ya verás que esos tipos no llegan aquí. Cuidaré de ti.

El rostro de Hinata se tornó rojo. Naruto se había cercado a ella con esa amplia sonrisa que siempre le caracterizó y aquella promesa. Sasuke frunció el seño.

-Joven Sasuke, el desayuno está servido.

Sasuke tomó el brazo de Hinata para encaminarla al comedor. Naruto se detuvo a observar al viejo y preguntarle si él era el viejo amigo al que visitó varias veces. Yamamoto rió un poco mientras asentía.

-Es un honor conocerlo, Uzumaki Naruto.

El salvador de la villa, el héroe de la guerra. Yamamoto nunca imaginó conocer al joven que se hizo leyenda a su corta edad. La puerta corrediza de su habitación se hizo a un lado, sus nietas salieron tallándose los ojos con el sueño aún sobre de ellas.

-Ellas son mis nietas: Nigiri y Hasami.

Los ojos azules de las niñas le llamó la atención.

-Se parecen a mí.

La tonalidad del cabello de las pequeñas se tornaba un poco pálido. Yamamoto se preguntó si sería por la exposición al sol o por los genes de su esposa.

-Mi esposa tenía ese tono de rubio, pero él cabello de mi nuera era más vivo, como el suyo.

-Impresionante.

Dentro del comedor, Hinata, Hanabi, Sasuke y Konohamaru tenían los platos llenos, pero aún no comenzaban. No sin Naruto, Yamamoto y las dos pequeñas. Sasuke sintió que de pronto invidian su espacio, acostumbrado a pasar la mayor parte del tiempo solo. Hinata se removió incomoda en su asiento, a su izquierda se encontraba Sasuke y a la derecha Naruto. Tan cerca de ambos. En esos momentos donde las sensaciones se revolvieron en su estómago y tuvo que esperar unos minutos para poder masticar.

Sólo faltaba Sakura para terminar ese cuadro de sentimientos negativos pintado en su mente. Sintió que traicionaba el amor que le profesaba a Naruto con ferviente silencio, a Sakura con los recientes momentos a lado de Sasuke y las sensaciones que comenzaba a sentir. Su estancia en esa casa le traería más confusión y dolor a todos.

Por un breve momento, por un milésimo de segundo, la imagen de su padre apareció ahí con la orden. Papá, mald...

Apretó los labios. Sasuke la observaba con el vaso en la boca y su fleco tapando la mitad de sus ojos. Hanabi observó el ojo izquierdo, después la playera gris que portaba con la parte superior del pecho descubierto, el lugar donde debería estar su brazo. No le incomodaba, cualquier shinobi mostraría sus cicatrices con orgullo como muestra de valentía. A Sasuke no parecía importarle, ni siquiera las miradas que le lanzaba. Estaba segura de que se daba cuenta.

Ojos sin pupila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora