Dos Años Después

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La flor que traía se mostraba vivaz y colorida. En un pequeño jarrón, sus hojas la inclinaban por su peso, pero su tallo la detenía en su intento de escapar. Dejó su regalo sobre la piedra cálida por los fuertes rayos solares. El líquido del frasco adquiriría tal temperatura una vez que lograse circular por el vidrio. Ante eso, cambió su lugar en el verde pastizal. Hizo una ligera reverencia y junto sus palmas para orar.

Sola en el cementerio de Konoha, Hinata cerró sus ojos y dejó que el viento llevara su mensaje junto con algunas hojas caídas de los árboles alejados. El olor a hierba inundó sus pulmones, era tener un pedazo de la naturaleza dentro de su cuerpo circulando junto a su sangre y saliendo de su aliento.

El sonido de la hierba siendo pisada llamó su atención, la interrumpió y se obligó a seguir con los ojos cerrados hasta terminar su oración. Se despidió de Neji, prometiéndole que volvería a visitarlo en esos días. La presencia de ese alguien llegó hasta ella y pudo oler ese perfume corporal que estuvo a punto de olvidar.

-Volví.

Y con ello la sensación de estar de vuelta a donde pertenecía. Hinata abrió sus ojos y vio al joven, con una nueva vestimenta, con un peinado diferente, con un semblante tranquilo. El viejo Sasuke trajó a uno nuevo: listo, decidido.

-Te extrañé tanto -susurró.

Su voz, tenía un ligero cambio. Un poco más grave, más varonil. Escucharlo le permitió confirmar que Sasuke Uchiha estaba ahí.

-¿N-No es u-un genjutsu?

Por supuesto que no y para probárselo la jaló hacia ella para fundirse en un abrazo. Su menudo cuerpo fue cubierto por su brazo. Los brazos de ella rodearon su cuello. Sasuke escondió su rostro entre el cuello y el hombro de la chica. Su cabello seguía tan sedoso como lo recordaba y el olor a lavanda llegó hasta él.

Se tomaron de las manos y le echaron un vistazo a la piedra gris. El nombre de Neji le trajó un recuerdo particular: la primera vez que lo vio en los exámenes chunin.

-Tu primo está orgulloso de ti, Hinata.

No tenía las palabras para explicar de dónde sacó eso, ni siquiera la seguridad de afirmarlo, pero lo sabía. Y Hinata también debía saberlo. Entre más piedras con numerosos nombres, Sasuke guió a Hinata hasta donde debía estar el cuerpo de Itachi. Después de la guerra, Orochimaru obtuvo el cuerpo de su hermano y demás shinobi. Kakashi le obligó a dejar los cuerpos a sus respectivas aldeas. El perdón se le había dado por los Kages y Kakashi no iba a permitir que causara más problemas. Entre los problemas que tenía Konoha, las peticiones de los Ancianos del Consejo, la junta de Kages, el examen Jōnin, el escape de los rebeldes y la batalla en el País de los campos de Arroz, el cuerpo de su hermano llegó a la aldea tres días después de que Sasuke se fuera. Kakashi esperó ver por segunda vez al Halcón para atraerlo y llevarle un mensaje a Sasuke.

Su hermano yacía en el cementerio de Konoha y el nombre de Itachi en el monumento a los caídos.

Hermano mío. El pulgar de Sasuke acarició la piel de su mano. Intercambiaron una sonrisa cómplice antes de continuar. Ella es Hinata, es la chica con la que quiero estar.

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Sakura visitó a Ino en la tarde para ayudarle en el invernadero del clan Yamanaka. Algunas flores debían ser movidas, pues estar expuestas constantemente a los rayos solares ocasionaba que se marchitaran, otras necesitaban ser regadas con regularidad. Ino sentía que podía regresarle un poco del conocimiento que Sakura le dio en el pasado, además de ver que últimamente lograba distraer su mente. Hablaba un poco menos de Sasuke.

Ojos sin pupila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora