Naruto Se Molesta; La Resolución De Hiashi

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Desde el punto de vista de Sakura, todo lo que hizo en el pasado, le que hace en el presente y lo que haría en el futuro con respecto a Uchiha Sasuke sólo tenía un motivo: conquistarlo. Sin embargo, nada de lo que hizo funcionó.

Sentada a lado de Naruto en Ichiraku Ramen, después de un par de meses que se le hicieron eternos al conocer la decisión de Sasuke de irse de la aldea, Sakura removió los ingredientes dentro del tazón por quinta vez, dejando que una única pregunta retumbara en su mente cada tres segundos.

¿Por qué ella y no yo? ¿Cómo pudo haber nacido algo en tan poco tiempo? Ella siempre vio por él.

Y Naruto siempre vio por mí. Hinata vio por Naruto. Maldita sea, que enredo, que embrollo, que situación tan injusta, que mala jugada del destino.

Naruto terminó el tercer tazón de ramen de puerco y se dispuso a pedir uno más, pero el movimiento hipnótico de los palillos moviendo el caldo llamó su atención. Sakura aún no probaba bocado alguno y el ramen se encontraba frío.

—Sakura —llamó.

El eco no la alcanzó en su pequeño agujero. Naruto frunció los labios, sus ojos puestos en el viejo Teuchi, con sus movimientos de aquí para allá en el proceso de preparar ese magnífico ramen. Tres ninja se sentaron en una esquina después de pedir. Ayame tomó los tres tazones y los llenó.

—¿Uno más, Naruto?

El chico negó. Su apetito se esfumó y con ello la alegría que compartía la mayor parte del tiempo. Las manos de Sakura seguían en lo mismo y un súbito enojo le invadió. Sakura, Sakura, déjalo ir. Acéptalo.

Dejó el banco e hizo a un lado el letrero de Ichiraku para observar a los trausentes. Tres parejas caminaban por ahí, tomados de la mano. Sustituyó su rostro por el de Sakura y el de él, por el rostro de Sasuke y Hinata. Que cursi se veía imaginando una salida entre los cuatro, compartiendo anécdotas de jóvenes enamorados y misiones donde el papel protagonico se los llevarían ellos como varones y la féminas podrían sentirse realmente protegidas. Una chica estuvo a punto de tropezar con una piedra, su acompañante la atrapó en el aire y recibió un beso en la mejilla como agradecimiento. El joven rodeó la cintura de la chica con su mano derecha y con la izquierda tomó su mano.

Parecía que pronto empezarían a bailar. La pareja se dio cuenta de que sus ojos estaban puestos en ellos, por lo que se sonrojaron y le dedicaron una reverencia. Naruto se sonrojó y miró a otro lado mientra devolvía la reverencia.

Sakura se apresuró a comer de su tazón antes de que Naruto se girara en su dirección. Su movimiento rápido y aquella mueca la sacaron de su ensimismamiento. Tres tazones vacíos, apilado uno encima del otro se encontraban a su lado, sin ánimos de gritarle a Naruto por dejarla sola, sentada ahí, siguió en lo suyo. A cada bocado la misma imagen de dos chicos abrazados.

Su estómago vacío, el poco apetito que profesó esa tarde se vio opacada por un par de bocados antes de sentir como el alimento se revolvía en su estómago. Y después la sensación de no tener nada presentada en un dolor que no tenía punto de encuentro en su cuerpo. Lo sentía por el lado izquierdo y de repente en el lado derecho. Una molestia que no se quitaría tan fácil porque su cuerpo no dolía realmente, sino su corazón.

Terminó por fin y le dejó a Teuchi dinero de sobra. El cocinero se encontraba a un par de pasos escuchando los pedidos de los nuevos clientes que iban a pasar un buen rato. Ayame, la vio y le dio la gracias, sus manos ocupadas cortando los vegetales. Sakura tocó el hombro de Naruto y este se sorprendió de verla.

—Vamos.

De camino al hospital, Naruto cuidaba sus puños dentro de las bolsas de sus pantalones. Sakura seguía ida, en el mundo de sus pensamientos, donde él no llegaría jamás. O eso creía.

Ojos sin pupila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora