Ataque Al País De Los Campos De Arroz

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Seguía molesto. Por supuesto que sí, pero ¿por qué motivo? En ese preciso momento lo que menos debía hacer era pensar en los sentimientos de Hinata hacia Naruto.

Maldita sea.

Intentó conocer su respuesta después del beso que se dieron, ¿en qué diablos pensaba? Se sentía... Traicionado. Que estúpido, que imbécil.

Pero ya no importaba. Conocía la ubicación de ese maldito. Lo asesinaría. Lo pondría a los pies de Hinata. La dejaría regresar al complejo Hyuga.

Eres libre. Oh, joder. No quería, mas no había sentido. Hinata siempre amaría al tonto de su amigo. Tiempo perdido, tiempo perdido, tiempo perdido. ¿De qué le sirvió aceptar sus sentimientos?

Soy un... Idiota.

Un kunai pasó cerca de su brazo. Miró sobre su hombro y observó a un ANBU.

—Uchiha Sasuke, detente.

Su respuesta era no. Apretó el paso para tratar de perderlo. Tal vez dar una vuelta e ir por otra ruta. Un kunai rozó su tobillo y otro más rasgó parte de su cinturón morado.

Kakashi apareció a su derecha a unos 8 metros de distancia. El ANBU seguía aventando kunai. Debía aprovechar que Sasuke aún no lo veía. Aplicó chakra en sus pies y su velocidad aumentó. A cinco metros de ventaja, con el cálculo perfecto, Kakashi fue acercándose hacia Sasuke. Brincó a una rama más alta. El kunai del ANBU chocó contra la sandalia de Sasuke, haciendo que perdiera un poco el equilibrio.

Sasuke parpadeó. Kakashi empujó su costado hacia Sasuke. El chico cerró los ojos, el peso del cuerpo del Hokage le hizo irse hacia abajo con Kakashi encima. Cayó al suelo. Kakashi lo inmovilizó.

—Quieto, Sasuke.

—Maldita sea, Kakashi. Déjame ir tras ellos.

—Eso no pasará.

El ANBU se detuvo,obsevando al chico debajo del Hokage.

—Haz hecho un buen trabajo. Regresa.

El ANBU dejó la típica cortina de humo. Kakashi se acostó encima de la espalda de Sasuke. El chico gruñó bajo su peso. Capullos por aquí y por allá. Kakashi dejó que sus brazos cayeran a los lados mientras observaba un pedazo del vasto territorio del país del Fuego. Tanta naturaleza.

—¿Qué te pasa, Sasuke?

El chico se removió debajo del cuerpo, tratando de quitárselo de encima. El Hokage había adquirido un poco de masa en esos últimos días. Apretó los dientes para tratar de erguir su espalda. Kakashi se encontró entretenido por sus esfuerzos, de un movimiento logró sentarse.

—Si no me dices, no me quitaré.

No tenía la intención de contarle absolutamente nada. Kakashi era el menos indicado para ayudarle. Si así lo quería, en fin, podría quedarse a contemplar la tierra, el tronco de los árboles y el poco pasto que comenzaba a aparecer. Que huya el desgraciado. El podría quedarse dentro de su habitación hasta que Kakashi lo atrape. Hinata podría quedarse o no en los terrenos de su clan. Daba igual. Naruto podía cuidarla mejor que él.

Y enamorarse de ella.

Chasqueó la lengua.

—No iré tras esos imbéciles, así que puedes dejar que me levante.

Kakashi miró hacia abajo, hacia el rostro de Sasuke tocando la fría tierra.

—No lo sé, Sasuke. Estas muy decidido a acabar con ellos y no lo puedo permitir.

Ojos sin pupila Donde viven las historias. Descúbrelo ahora