"Sólo personal autorizado".

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[Dorian]

—Por favor padre déjame quedarme en casa, te he prometido que no haré nada malo un millón de veces—dije intentando convencer a mi padre mientras él me ignoraba, una vez más.

—Te lo dije Dorian, es demasiado tiempo solo y eres muy pequeño como para cuidarte tu solo dos meses—respondió papá sentenciando y evadiendo el tema.

No podía creer que papá me obligará a ir a unas estúpidas vacaciones en el medio de la nada, sin internet o siquiera señal. Sabía que llevábamos tiempo sin convivir pero, ¿por qué no a un lugar mejor? donde por lo menos conociera a alguien o estuviese seguro de que habría alguien de mi edad. O por lo menos cerca.

—Dile a tu madre que no olvide traer la caja celeste que deje en el comedor— una vez más, tuve que hacerlo, lo que papá decía eran ordenes para mí no quería decepcionarlo de ninguna manera posible, yo era su único hijo varón y tal vez era por eso que mi padre era tan estricto conmigo, el solo quiere que yo sea un buen chico.

Entré a la cocina y ayudé a mamá con la caja y la última bicicleta que faltaba por subir a la camioneta negra de papá. Entré al auto y ahí estaba Megan, mi hermana menor. Ella no era de las típicas hermanas lindas o empalagosas que te hartaban de tanto amor, no, ella era la hermana más fría que podría existir, no recuerdo cuando fue la última vez que recibí un abrazo de su parte, tal vez fue en mi cumpleaños .

—Prometo que serán unas buenas vacaciones— susurró mamá antes de que papá entrara en el auto.

A mí me parecía todo lo contrario, yo debo admitir que soy un adicto al teléfono y hablar con personas desconocidas o conocidas. Si algo odiaba del viaje más que cualquier cosa era el no poder comunicare con nadie de mi verdadera vida. Sídney es mi mejor amiga desde la secundaria junto a William. Ellos conocen casi cada parte de mi vida, es como si vivieran conmigo como si realmente compartiéramos sangre y de no ser por la obstrucción de mí padre ahora estaríamos en casa los tres viendo nuestras películas favoritas.

No puedo decir que soy un típico chico, tampoco puedo decir que soy anormal a decir verdad no se a que circulo social pertenezco o si es que pertenezco a la sociedad. Soy gay y claro que me oculto, como he dicho antes no quiero decepcionar a mi padre, tampoco sé si eso lo decepcionaría o no, muchas veces he sido yo quien evade ese tipo de tems en la comida o que simplemente no que agrada hablar de eso, es algo que he intentado mantener oculto.

Y hay una razón más, he estado enamorado de William desde la primera vez que lo vi sin camiseta y es que ese cuerpo no puede verse en todos lados o por lo menos no en mi. Por otro lado la única de mi familia que creo me aceptaría seria mi madre supongo que es la más pacifica de toda la casa, la más comprensiva, supongo que ese es un ingrediente que todas las madres tienen.

Ya resignado a que esas vacaciones las pasaríamos ahí me gustará o no, decidí poner algo de música, mis audífonos y observar el paisaje hasta quedarme dormido. Era verano y el maldito calor se hacía notar por todo el país. Gracias al calor a pesar del aire acondicionado en la camioneta tuve que despertar. Mi culo dolía, ni siquiera sabía cuánto tiempo había pasado, pero espero ya estemos cerca.

—Papá, ¿falta mucho?—pregunté agotado de ir sentado, ¿cómo es eso posible?

—Algo, pero nos detendremos a almorzar algo porque llegando a la cabaña todos desempacaremos—esto no podía estar peor, maldita sea.

Revisé mi teléfono y observe como una a una las barras de la señal iban desapareciendo. Papá dio una vuelta entrando a un restaurante que parecía sacado de los ochenta. Tomé a Sam, mi perro de las mejillas para despedirme.

—Prometo traerte algo de comida— susurré solo para él y este entendió porque recibí una gran lambida como respuesta.

Entramos al lugar y como dije esto parece sacado de los ochenta, cada una de las cosas me hacían querer haber nacido en esos tiempos donde según todos, todo era más bello, aunque recuerdo que no había teléfonos o internet y se me pasa porque ¿quién diablos dura tanto tiempo sin internet?, ah claro, yo tendré que durar dos meses, será un infierno.

A pesar de que el lugar fuese de los ochenta le daba un ambiente bastante cálido, este lugar puedo prometer que se vería mucho mejor en un invierno y no cuando todos parecemos derretirnos. Tomamos asiento en una de las mesas redonda a esperar que tomaran nuestra orden. Pero eso no pasó, pasaron más de diez minutos y nadie aparecía, el lugar estaba bastante lleno pero ya había pasado demasiado tiempo.

—¿Porqué nadie nos atiende? El servicio aquí es una mierda— solté enojado y arto de estar esperando porque si algo odio, es tener que esperar.

—¿Puedo tomar su orden?—Dijeron de inmediato detrás de mí y maldecí por hacer el ridículo una vez más, o como ya era costumbre.

El chico castaño con el uniforme del lugar me vió sonriente por el ridículo que había hecho, cabe mencionar que el chico es bastante lindo, tenía ojos verdosos, ¿a quien no le gustarían? El chico tomó nuestra orden y se marchó, pero no tardó mucho porque volvió con toda la comida que habíamos ordenado. Al dejar mi plato enfrente de mí, un papel cayó en la mesa el cual por suerte nadie vió, pero yo sí, así que decidí abrirlo.

"Si el servicio es una mierda puedes quejarte. Tú opinión es importante;) 8681013190".

Oh por dios, ¿de verdad se notaba que era gay?

No podía creerlo, le guste a un chico que también me gustó a mí, siempre había hablado con chicos que no conocía en persona o que no me sacarían del closet pero esta vez era diferente y no tenía miedo, quería llamarlo cuanto antes, lo llamaría de inmediato. Ah no, esperen no tengo teléfono por DOS MALDITOS MESES, justo cuando todo iba perfecto, todo va mal, así es mi puta vida.

Casi acabábamos de comer cuando un hombre de la misma estatura de mi padre se acerco a él.

—Hola Robert, ¿que haces aquí?—dijo el hombre a mi padre quien lo miraba contento.

—Hola David, creí que todos estaban allá— respondió mi padre al mismo tiempo que se ponía de pie.

—Si íbamos para allá pero quisimos hacer una parada para comer—respondió el hombre que parecía ser muy amigable.

—Bueno, los presento, ella es mi esposa Morga, y mis hijos, Dorian y Megan—nos presentó mi padre y yo solo pude sonreí ante la sonrisa que no se borraba del rostro de aquel hombre.

—Un gusto conocerlos al fin, ellos son Claree, mi esposa y mis hijos Paige y Dereck—aquel hombre parecía agradable.

Claree era una mujer algo vieja pero increíblemente hermosa. Paige parecía ser de la edad de mi hermana pero totalmente diferente. Ella vestía un vestido rosa lleno de flores, cosa que Megan no usaría ni aunque le pagaras.

Dereck parecía ser de mi edad o incluso un poco más grande, esperaba llevarme bien con él pues si no hacia amigos el verano será extremadamente aburrido, y no hablemos de su aspecto porque si, es lindo pero por su forma de vestir descifre que no es de mi tipo.

Papá invitó a la familia a comer con nosotros y
estábamos todos ahí hasta que recordé que tenía que llevarle comida a Sam quien esperaba en el auto, con aire acondicionado claro. Me levante diciendo que iba al baño cuando en realidad no era así. Seguí por el mismo pasillo a los baños hasta que ví una puerta que llamó mi atención y esta tenía un cártel en el centro:

"Solo personal autorizado". Estoy seguro que soy de ese personal.
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Gracias por leer!
Se despide...Valen.

¿Otro gay?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora