"No debemos"

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[Dorian]

Estaba almorzando con todas las familias aquí, Brais no se había levantado, y agradecía eso por qué sería demasiado vergonzoso verlo después de todo lo que había dicho ayer.

Había deseado demasiado escucharlo pero no esperaba sentirse así cuando realmente lo hiciera, nunca pensó que podía sentirse tan bien y mal al mismo instante. Dereck estaba comiendo y riendo por los chistes de mi papá, él no era una mala persona y se me hacía sentir peor, Dereck fue el primer amigo que hizo aquí, desde aquel día que le ayudo a bajar la caja tan alta, y era pésimo creer que podía lastimarlo.

— Dorian — me habló mamá.

— Mande — respondí con cereal en la boca.

Mama hizo una cara de asco por eso.

— No haz llevado a pasear a Hugo y ya pasaron dos semanas —  regaño suavemente, aunque solo por qué había más gente presente si no, tal vez me habría golpeado.

— Lo llevaré hoy, ayer la marea estaba muy alta y sabes que le teme al agua — respondí. — Iré a cambiarme y saldré con él.

Mamá asintió contenta y yo levanté mi plato y lo lleve a la cocina, lo lavé para no dejar a los demás la carga y estaba por subir las escaleras cuando Brais iba bajando. Sentí muchos nervios de que me viera así que me dispuse a pasar lo más rápido posible y noté su mirada pero quise evitarla.

Mi respiración se agitó solo con eso, la verdad tenía mucho miedo de que recordara lo que dijo, y se arrepintiera de sentir todo lo que dijo.

Tomó la correa y la puso sobre la cama, entro al baño para cepillarse los dientes y peinarse un poco el cabello que tenía hecho una mierda, al salir del baño noté que Brais estaba dentro de la habitación.

— Mierda — dije poniendo la mano en mi corazón — Me asustaste.

— Perdón — dijo.

— ¿Qué haces aquí? — intente parecer normal, en realidad estaba comenzando a temblar de los nervios.

— Sabes que hago aquí — respondió.

— No creo que debamos -

Me interrumpió.

— Ya lo dijiste, — sonó como si lo comprendiera — También creo que no debemos.

Le di la espalda para que no viera la expresión de mi rostro, por que de verdad me había dolido que no quisiera esto como parecía anoche.
Me quedé en silencio, era un silencio que ambos comprendíamos. De un momento a otro sentí demasiada rabia, o mejor dicho impotencia, hace apenas una hora estaba pidiéndome que lo besara, diciéndome que no podía dejar de pensar en mí y ahora decía que no debíamos hacer todo esto.

— Eres un idiota — susurré, no estaba seguro de que quisiera que me escuchara.

— ¿Qué? — preguntó.

— Nada — me giré hace él — Ya entendí, ya puedes irte.

— ¿Por qué no puedes repetir lo que dijiste? — insistió.

Giré los ojos con fastidio.

— ¿Tú por qué no puedes sostener lo que dijiste ayer? — pregunté.

Él alzó las cejas sorprendido por mi pregunta y se levantó de la cama, creí que se acercaría a mi o se iría pero solo se levantó a cerrar la puerta suavemente.

Aún con la mano en la perilla me miró, supe que no estaba molesto, en realidad no podía leer lo que quería decirme.

— ¿Qué? — pregunté.

¿Otro gay?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora