"Estudiante de Psicología"

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[Dorian]

— ¿Nadie va a acompañarme? — preguntó Mitch al resto del grupo que se miró entre si.

— Haré la cena — dijo una de las chicas.

— Ayudaré a Sara con la cena — dijo un castaño corriendo adentro.

— Genial — susurró — Pues solo iremos nosotros tres.

Le seguí hasta que llegamos a una calle donde había un auto, el auto era bonito, y la cabaña también, así que en ese instante supuse que toda esta gente tenía mucho dinero.

— Oye — le dije con algo de pena — Es que, estoy todo mojado y Hugo también, no quiero mojar el auto.

Él se quedó pensando un momento y luego observó mi ropa que aún escurría de agua.

— No importa, César lavara el auto después por no querer acompañarme — rió.

Entonces subí a Hugo al asiento de atrás.

— Por favor comportate — le susurré y cerré la puerta con seguro.

Luego subí al asiento de copiloto, Mitch ya estaba al volante y apenas subí al auto, aceleró.
Era un poco incómodo ir en el auto con un desconocido, además tenía miedo, él podría desviarse a un lugar donde no hubiera nadie y matarme, solo de pensar eso me tense.

— ¿Y vienen muy seguido por aquí? — me preguntó sin desviar la vista del camino.

— Ah, no de hecho no — admití — Papá compró una cabaña hace mucho tiempo pero a mí familia y a mí no nos gusta demasiado alejarnos de la ciudad.

— Dependiente de la tecnología he — dijo riendo y mirándome por primera vez en el camino.

Obviamente yo era muy dependiente de la tecnología pero ¿cómo lo supo?

— ¿Por qué dices? — pregunté sin admitirlo.

— Haz estado jugando con los botones del asiento y el vidrio desde que subimos — volvió a reír.

Abrí la boca sorprendido al ver que era verdad, me causaba muchísimo placer apretar los botones, como si fuera una computadora o incluso un celular.

— No me había-

— Lo sé, no lo habías notado — dijo — Estudio psicología en Seattle, notó cosas en ti que no tu mismo notas.

— Por ahí — le dije cuando ví la calle que da a la cabaña de papá.

Él condujo por dónde le dije y se estacionó frente a la casa.

— Muchas gracias Mitch — le dije — Gracias por atrapar a Hugo y por traernos, — mire abajo — Y por volver a atrapar a Hugo — reímos.

— No hay de que Dorian — sonrió — Y tu muchachote — se dirigió a Hugo — Ya no intentes escapar de nuevo — lo acarició.

Bajé del auto y baje a Hugo, asome mi cabeza por la venta y me recargue en el auto.

— En serio gracias — le dije por última vez y él solo se limitó a sonreír.

Sentí como Hugo volvió a safarse de mi agarre y corrió para dentro de la cabaña.

— Ahora si me voy — sonreí.

Escuché como aceleró y se perdió en la calle. Comencé a caminar hacia la casa, en las escaleras me deshice de los tenis que estaban empapados de agua.

Cuando entre a la casa estaban absolutamente todos ahí, observandome  con una cara extraña.

— ¿Qué te pasó? — preguntó mamá — Saliste hace casi tres horas, tu padre casi sale a buscarte.

¿Otro gay?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora