"No es tu culpa, bebé"

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[Dorian]

Intenté controlar mis nervios dentro de la habitación de Brais mientras escuchaba las discusiones, decidí no entrometerme porque estaba seguro que sería mucho peor.

Podía escuchar que no había salido perfecto sentí la angustia subir por mi cuerpo al mismo tiempo que mis respiraciones.

Después de pocos minutos Brais entró a la habitación, noté su cabello despeinado y sentí su alteración.

— ¿Qué pasó? — pregunté.

— Papá, no lo aceptó — sentí una punzada en el estómago — Pero mamá si, al parecer ayudo a que se diera cuenta de una vez por todas la mierda de marido que tenía — sonreí porque él lo hacía y si el hacía era imposible quedarme serio.

Lo abracé lo más fuerte que se puede abrazar a una persona me deje abrazar de una manera tan placentera y tan única que sentí que esto era lo que necesitaba toda mi vida para ser feliz y no me importaba necesitar mientas se trata de él.

— Es mi turno — susurré aún contra su hombro.

— Te acompañaré, no quiero pensar si tú padre reacciona igual que no tengas quien te defienda — sonreí sin querer al escucharlo preocupado.

Tomé si rostro con mis manos lo puse frente a mí, su mirada me decía que esto estaba pasando, que era real y que ya no había porque estar alejados, lo tenía ahí para mí en el momento que quisiera, ya no tenía que aguantarme mis sentimientos ni callarme, esto por fin estaba pasando.

— Siempre sabré que te tengo Brais — le di un corto beso en los labios.

En su mirada pude ver que estaba sorprendido por el acto y yo solo pide sonreírle. Segundos después tomó todo mi rostro con sus manos acercándolo a él.

Estábamos tan cerca que nuestras respiraciones eran una misma, que los latidos eran uno mismo, en fin de cuentas ahora éramos uno mismo.

— No sabes cuánto tiempo e esperado para ser libre y tenerte así de cerca de mi — susurro contra mi, con nuestras narices rozando.

— No hay que esperar más — le dije.

Sus labios se fueron contra los míos en cuestión de segundos, tenía miedo de despertar y que esto no fuera real, tarde unos segundos en encontrar el ritmo del beso pero cuando lo encontré no podía con lo que sentía.

Sentía como si todos los días en la cabaña pasarán en velocidad extrema, la primera vez que lo ví, la primera vez que hablamos o la primera vez me llevó a esa cabaña.

La primera vez que supe que lo quería y que ha era muy tarde, pero bueno, al final de cuentas no fue tarde.

Sus labios eran tan suaves y se movían tan habilidosos que fue mejor de lo que alguna vez pensé, que fue más de lo que creí llegar a sentir, pero un beso como este no era algo que solo pasará, era algo que se vivía y se sentía y hoy estoy feliz por todo lo que siento por él.

Cuando nos separamos me sentí enrojecer y no quería que lo viera así que me recargue en su hombro con una sonrisa nerviosa.

Nos quedamos así varios segundos en los que no quise despegarme de él, en los que no quise alejarme de su olor, de su respiración o de su simple presencia.

— Es hora de que hable con mis papás — le dije y me alejé.

— Todo irá bien, ya verás — sonrió y sentí que de verdad todo iba a salir bien.

Salí del cuarto y él me dijo una vez más que estaría al pendiente por si algo sucedía con mis padres yo y agradecí por toda la importancia que me daba.

¿Otro gay?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora