Capítulo 21: Mirador de sueños

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Tyler:

Esto nunca fue un juego, Laila nunca lo fue.

-es mejor que entremos- le decía mientras sostenía su cabello.

-¿Tyler tú lo hiciste a propósito?- me pregunto alzando la cabeza del suelo.

-¿Me consideras ese tipo de persona?- le respondí.

-No quiero considerarte haci- me respondió con sus ojos cristalinos

-Es mejor que te enjuagues- la ayude a entrar a la casa.

No pudimos avanzar más de la cocina haci que le ayude a enjuagarse en el lavabo.

Camino entre lo que podía en dirección a las escaleras.

-Me sentí tan poca cosa pensando que Chloe tenía la misma pulsera que yo...- susurró.

-Nunca le regalaría algo así a ella.

-Pero la quieres- me vio de frente- y luego me vez con esos ojos oscuros tan penetrantes, me observas y no sé cómo reaccionar, Tyler me estás confundiendo!- se acercó al piano y se sentó.

-¿Crees ya no querer a Lucas?- le pregunté sentándome ahora al lado de ella en el pequeño banco con la piernas en dirección al piano.
-a Lucas lo quiero mucho...- la interrumpí.
-¿Y a mi?- susurré.
Voltee a verla pero ella ya me veía.
-A ti te quiero mucho más...- logro decir antes de recargarse en mi hombro.

Comencé a jugar con las teclas del piano.

-¿Por qué quieres olvidar que te bese?- aproveche la oportunidad.

-Por que se que no me quieres y solo lo hiciste por impulsó- me susurró- los besos fingidos son lo peor del mundo.

-¿Y si no fue un beso fingido?- continúe.

-Seria aún peor Tyler- dijo a mi oído.

Seguí jugando las teclas del piano.

Cuando comenzó a tararear.

Sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

Pero su voz era tan dulce, y calmada que me hacía sentir que la Laila sobria volvía.

Haci que copie su cálido sonido al piano.

Oía como se reía y continuaba haciendo ese sonido con sus labios hasta que terminó en un amplio suspiró.

Voltee mi vista hacia donde estaba ella recargado su mejilla en mi hombro, y comenzó a levantarla hasta verme a los ojos.

No importa que Laila sea; si ebria, sobria, triste, alegre, dramática o olvidadiza. Eso era ella y mucho más. La única que ponía de cabeza mi vida.

Podía ver mi reflejo en sus pupilas y la luz en sus ojos grises.

Y la bese.

Más profundo que la vez anterior, más yo.

Por que Laila provocaba de mí todo, podía hacerme ver el mundo de diferentes maneras de las que solo lentamente podía darme cuenta. De las que solo con ella podía ver.

Mamá lo dijo una vez; eso es enamorarse.

Querer darle todas las flores del mundo.

Solté sus labios lentamente. Para luego ver su rostro, pálido pero sus mejillas rojizas.

Volvió a recargar su mejilla en mi hombro y yo seguí su melodía con el piano.

Hasta que solo pude oír sus profundos sueños.

Mil Estrellas hacia tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora