Tyler:
Esa niña era un completo dolor de cabeza, y ahora se había convertido en mi propio dolor de cabeza.
Sé que talvez fui el idiota que cree por haberla empujado a la alberca, pero en mi defensa no sabía que no sabía nadar. Y terminé recibiendo una cucharada de mi propio chocolate.
Después de dejarla en su casa fui a la cocina.
-¿Te disculpaste?- me pregunto Lucas.
-¿Y por que debería?- le pregunté tomando una botella de agua del refrigerador. No quería admitir que me había disculpado, prefería evitar los discursos de Lucas.
-Es la única chica que has soportado tener cerca más de un día- dijo recargándose en la barra.
-Por culpa del Sr. Brown- le di un trago a mi botella de agua- puedes dejar de hablar de ella me fastidia- bufé y salí de la cocina.
Pase casi toda la noche jugando videojuegos con Charly.
Estaba acostado en mi cama cuando recordé que aún tenía el collar de Laila.
Lo saque de mi bolsa.
Era una pequeña estrella.
Si lo tomó en sus manos era por que alguien muy especial se lo había regalado. ¿Qué demonios sabía ella de la perdida?, Ella no sabía lo que era quedar huérfano de niño, no sabía nada.
La imagen de ella tan pálida y con la nariz roja se vino a mi mente.
-Maldito conejo- dije entre dientes antes de aventarlo a la mesa de noche al lado de mi cama.
Me quedé viendo el techo de mi cuarto hasta quedarme dormido.***
A la mañana siguiente me desperté de golpe, no lo sé, aún me sentía mal conmigo mismo. ¿Qué carajos me pasaba?. No fue tan malo.
Hoy era sábado y Han había invitado a todos a cenar a un restaurante.
Y la idea era que fuera una sorpresa para ella y yo tenía que llevarla, Lucas me había dicho varias veces los planes ya que yo tendría que llevarla. Bla, bla, bla.
Ya que ahora ella pasaba los fines de semana en mi casa, sentía que se estaba vengando y no sé de qué, por qué pudo haber pedido que alguien más la escribiera o ella sola. Pero no lo hizo.
Y por supuesto que no iba a ir por ella, si quería tenía que venir con sus propios pies.
Estaba en el jardín cuando apareció con una cara.
-Tyler- ¿por qué caminaba tan rápido?- ¿Dime qué tú lo tienes?- estaba algo asustado por su cara, ella siempre era callada.
-No se de qué hablas- o talvez si.
-Mi collar- se colocó la mano donde lo tenía antes- por favor, mi mamá me lo regalo.- me llamaron la atención sus ojos- Me dijiste que yo no sabía lo que era perder a alguien. Y sí, lo se - sus ojos brillaban- Mi mamá murió.
Esas palabras hicieron eco en mi cabeza.
Voltee a ver el invernadero de mamá.
Saque el collar de mi bolsillo.
Cuando lo vio sus ojos brillaron más, pero era de otra manera.
Lo tomo con su mano.
Y de pronto me dio un abrazo. Levanté mis manos ya que de verdad me asusto, creí que iba a darme un golpe.
-lo creas o no estoy feliz de que tú lo tengas- mis ojos se movían como canicas ante esto.
-Oye ¿esta loca? Suéltame- la separé de mi.
-Solo quería recuperarlo, lo siento- me dijo volviendo la vista al collar.
-De verdad que está loca.
Se reía. No entiendo por qué estaba feliz, yo había tomado su collar y ¿No sé había enojado?. Esto me daba miedo. ¿Quién diablos es esta chica?.
Cuando alzó la vista tenía sus ojos con lágrimas.
-Quería venir más temprano, pero estaba demasiado resfriada y Ágata no me dejó salir. No pude dormir.
-Te creo- le dije desviando la mirada- tenía unas ojeras muy marcadas.
Miraba ese collar como si de verdad se hubiera muerto sin el.
Sentía algo que no podía explicar ¿melancolía?. Demonios Tyler olvídate de eso.
-Vamos- dije tosiendo- debemos avanzar con el nombre de la canción.
Pase al lado de ella y entre a la casa.
-¿Qué demonios?- susurré a mi mismo, me detuve en la puerta.***
Estábamos sentados pensando igual que todo los días , a este paso íbamos a terminar la canción dentro de dos años.
Lucas entro a la sala.
-Laila te he traído un te- le dijo poniendo una tasa en la mesita enfrente de ella.
-Gracias Lucas- la voltee a ver y le sonreía muy ampliamente.
-¿Se ha ido el resfriado?- le pregunto sentándose al lado de ella.
-Si, ya me siento mejor- le respondió.
Maravilloso a la niña le gustaba Lucas. Una excelente noticia. Solo había que verla para darse cuenta.
-Laila vamos por un café- le dije levantándome de el sillón.
Los dos me voltearon a ver sorprendidos.
Ni yo mismo me entiendo por qué dije eso, creo que ahora yo fui quién se resfrió.
-No pueden irse!- entro Charly de repente.
Me lo quedé viendo.
-menos con ella- estaba nervioso.
-No digas locuras- pase al lado de el y salí de la sala
-Lucas...- le decía.
-Y trae tu libreta- le dije antes de desaparecer.
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Mil Estrellas hacia ti
أدب المراهقينA Laila solo le quedaban dos cosas en el mundo su libreta y la canción que su padre había escrito para su madre, talvez tres cosas si también contamos a una parte de el. Después del accidente de su madre no solo la había perdido, también una parte d...