Capítulo 22: Huye.

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Laila:
Sentía el calor de su pecho. El latir de su corazón.
-debería abrazarte más seguido- bufo, aún detrás de mi podía sentir su sonrisa.
-deberías- podía ver mis manos abrazando su espalda.
Pero al parecer el no tenía planes de soltarme.
-Tengo frío- me dijo aún a mis espaldas.
Sonreí.
Se separó de mi y su cabeza estaba boca a bajo.
-Espera- le dije reaccionando.
Busque en mi bolso, mi par de guantes. Hasta que los encontré en el fondo- después del desorden que deje buscando mi celular- pero…
-Son rosas- susurré.
Mamá me había enseñado a tejer, desde guantes hasta bufandas. Al parecer era tradición.
Su sonrisa se marcó.
-Si no queda de otra- subió los hombros- aclaro- señaló- la dignidad de Tyler Evans quedó aquí.
Me reí.
-No solo tú dignidad- continúe colocando los guantes en sus manos.
No me consideraba una chica débil, solo algo sensible. Podía tener frío- si- pero no podía dejar a el sentirlo.
Empuñe mis manos para contener el calor en los mismos.
-No seas tonta- bajo la vista- tú te congelaras- tomó mis manos ente las suyas- ¿siempre eres haci?- alzó sus manos rodeando las mías hasta dejarlas a la altura de su vista.
-Solo contigo- sonreí.
Comenzó a soplar a mis manos intentado calentarlas.
-no tienes que demostrar que eres fuerte Laila,- se detuvo- eso ya lo aprendí.
-Estaré bien.
Me observó con el seño marcado en su vista
-Hagamos un trató- hizo una mueca con su boca- compartimos guantes.
-No, estoy bien, puedes quedarte con ellos- lo detuve- tejeré un par al llegar a casa
-Cuando llegues a casa ya no tendrás manos- me interrumpió- tu utiliza el de la derecha en tu mano y yo me quedo con el izquierdo- tomó mi mano derecha- y haci ya no sentiremos frío- me dijo mostrando nuestras manos abrazadas.
-Al aparecer no eres tonto- me burle.
-Y será mejor que tejas unos para mí, en un tono más varonil, no puedo andar por ahí con guantes rosas- dijo indignado- tengo una reputación que mantener.
Lo último me provoco una risa fuerte.
-tomare en cuenta tu petición.
Y haci caminamos por las calles hasta el estacionamiento.
El frío ya no era parte del problema.
Tyler conducía con la radio encendida.
Había puesto canciones de los grupos de rock que me recomendó.
-Te daré algunos discos que tengo- me dije entre el ruido- debo de reparar ese pequeño error que tienes…- sus ojos se abrieron como platos al ver su casa- Lucas- siseo.
Su rostro no había cambiado, fue peor cuando entramos al garaje.
La casa estaba decorada con luces navideñas hasta las pestañas.
Y talvez no recordó que yo seguía ahí cuando bajó del auto.
Me quedé unos segundos quieta donde estaba.
Suspiré.
Me quite el cinturón de seguridad y baje del auto.
-Vez – se oyó una voz afuera- eso es lo que me encanta de ti, que quieres concentir a tu novia- pude reconocer la voz de Chloe aún cuando no la había visto- por eso te quiero- oí el sonar de un beso.
Salí por fin para ver a un Tyler de pie, aún con mi guante cubriendo su mano.
Respirar ya no era suficiente.
Su cuerpo se giró para verme.
No pude contener las lágrimas. No podía quedarme más ahí.
Avance a paso veloz pasando enfrente de el.
-Laila..- me llamo intentado tomarme del brazo a lo que yo reaccione bruscamente
-no..- lo mire de pies a cabeza.
Ese no era el Tyler que me acababa de pedir que estuviera con el siempre en ese mirador.
Caminé conteniendo mis lágrimas desbordadas rumbo a la casa, ahora podía volver a sentir frío.
La casa estaba por dentro decorada hasta las esquinas de adornos navideños.
-Laila- oí la voz de Charly.
-has vuelto- me dijo la voz alegre de Lucas.
-Parecemos circo- se burló Charly.
- Chloe vino desde la tarde a dejar todo esto y a adorna la casa- continuo Lucas poniendo esferas en el árbol de Navidad.
-les hace falta el espíritu navideño- agrego Chloe apareciendo en la sala.
Mi pecho volvió a doler.
Alce la vista hacia Lucas.
Necesitaba ayuda.
El solo miró a través de mi.
Mis lágrimas se volvieron a desbordar y decidí salir de ahí.
Subí las escaleras lo más rápido que pude.
Cerré la puerta detrás de mi y me escondi en la esquina de mi cuarto.
-¿Laila?- oí atravez de la puerta.
No quería contestar mi voz se rompería.
La puerta se abrió unos segundos después para poder ver a Lucas detrás de ella.
Cerró la puerta detrás de él y se acercó lentamente.
-esta bien- se sentó a mi lado.
-No puedo- susurré- no debí haber venido.
Su mano se poso en mi cabeza.
-No es tu culpa- me susurro.
-Soy una tonta- me rompí dejando caer mi cabeza en su pecho.
-Eres perfecta- me abrazo.
Pude llorar con el corazón en la mano, con las fuerzas que no tenía.
Oí el ruido de la puerta para después cerrarse.
Solo recuerdo llorar hasta no poder más y caer en sueños aún en los brazos de Lucas.
Pero no fue un sueño feliz, fue una horrible pesadilla.

Mil Estrellas hacia tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora