Capítulo 34: Dos veces tu, mil veces tu.

24 0 0
                                    

Laila:
No puedo. No puedo, no puedo, no puedo.
No podía ser como antes, ya todo estaba roto, ya todo estaba perdido.
Intenté ser la Laila que el quería, pero darme cuenta que a ella ya la había roto me rompió el alma.
Tyler me había engañado todo este tiempo, había alguien más mientras estaba conmigo, y no era el hecho de que yo no recordaba nada, era la decepción de que me haya hecho sentir que me quería y posiblemente era solo culpa.
Me encerré en mi cuarto hasta que la luz volvió a entrar por la ventana al llegar la mañana.
Fue demasiado todo lo que pasó la noche anterior, todos se estaban haciendo daño y era mi culpa.
-Buenos días- saludé a mi padre quien estaba con una tasa de café en la cocina.
-Buenos días- me respondió- he de suponer que no dormiste nada.
Me senté en la silla a su lado y coloque mis brazos sobre la encimera escondiendo mi cabeza entre ellos.
-Papa no quiero estar un minuto más aquí- agregué.
Oí como bajaba la tasa hasta tocar la mesa.
-Yo también lo he pensado- suspiró- ya he pedido que limpien la casa, nos podremos ir hoy.
Alce la vista para verlo, por mucho que el quería que yo recuperará la memoria, sabía que me dolía más tener que ver a Tyler y más estando en su casa, había sido una mala idea estar aquí.
Me sentía muy mal con Lucas, no me dejó acompañarlo al hospital, tuvieron que ponerle cuatro puntos en el brazo, de había cortado con un gran trozo de cristal.
Me pidió que me quedara en casa y Charly lo llevo.
-Lucas se ha quedado en casa de sus padres- le dio un sorbo a su cafe.
Asentí.
Después de desayunar subí lo más rápido que pude a mi cuarto y me cambié de ropa, sabía lo que tenía que hacer, si no lo hacía hoy no lo podré hacer después.
Comencé a empacar todo en una maleta. Mi ropa, mis zapatos y las fotos...
Las fotos no, era algo que formaba parte de el, debía ser franca conmigo estaba siendo envidiosa, el aún me esperaba y yo no podía volver a ser la chica que conoció.
Comencé a despegarlas del cristal una por una evitando romperlas.
Tome la estrella y al pequeño conejo del mueble y los puse dentro de una caja que tenía flores en la tapa, y puse cada una de las fotos, junto a la nota que estaba al fondo. Y sobre ella otra nota que yo había escrito y lo dejé en su cama.
Me dolía, si, pero no podía seguir así, aferrarme a esa parte de mi que sabía que si me quedaba más en esa casa, me daría por vencida.
Ese era mi miedo, no poder ser quien el quiere y que el no quiera a la que ahora soy.
Talvez estoy equivocada, pero ese el miedo, mi miedo.
No quería dejar rastros, yo al igual que el merecía avanzar.
No pude evitar cerrar mis ojos y suspirar antes de cerrar esa maleta.
-Laila me adelantaré!- oí que grito mi padre desde el piso de abajo.
-Estas bien!- respondí.
-Volveré por ti- me acerqué a la puerta.
-Te esperaré afuera- volví a gritar.
Me llevaba mis cosas, aunque no sabía cuales eran mías y cuáles nunca lo fueron.
El auto no lo era por supuesto. Así que deje las llaves en la mesa de la cocina.
Terminé de arreglar mi maleta, me cambié de ropa; me puse una blusa gris que tenía un dibujo de Saturno en la parte derecha al frente y un pantalón negro con cortes en las rodillas y mis tenis blancos.
Tome mi maleta y bajé por las escaleras, no quería que terminara así, pero ayer me di cuenta de todo lo que conlleva estar con él, siempre existiría el pasado, y eso el nunca lo iba a olvidar.
Me detuve un segundo a observar esa casa, talvez no recordaba nada de los últimos meses, pero ya había hecho recuerdos de los últimos días y eso para mí ya era suficiente. Y más en ese invernadero.
Comencé a rodar las ruedas de mi maleta hasta que salí de la casa, puse la alarma y camine hasta la puerta de la salida.
Era un buen día, el sol se podía ver, aunque si se podía sentir el poco frio en el aire.
La puerta detrás de mí se cerró, despidiéndome de los encargados de seguridad.
Me quedé de pie esperando que mi padre apareciera con su camioneta.
Ya pasaba de medio día, papá ya había tardado.
Sostenía mi violín con la otra mano.
No tenía la menor idea cuando volvería a julliard, aunque para mí ya era suficiente todo lo que estaba pasando.
-¿Qué estás haciendo?- salí de mis pensamientos para ver estacionado enfrente de mi un auto negro, y de pie tomando la puerta estaba Tyler.
No quería responder haci que me hice de la que no oía
Cerró la puerta de un golpe.
-¿fingirás que no me oyes?- camino hacia mi- ¿Eso harás Laila?- Traía las manos en sus bolsillos.
-Por favor Tyler...- me di por vencida voltee.
-Laila se que fui un idiota, pero...- su mandíbula se tenso- me hizo enojar, yo no podría soportaría perderte otra vez.
-y eso es lo que no quiero!- sentí de nuevo ese dolor en el pecho- ya no quiero lastimar a nadie mas- logré contenerme.
-Tienes miedo Laila- continuo- lo has tenido desde antes.
Estoy comenzando a detestar que mencione a mi anterior yo.
-no - dije secamente- solo quiero que te alejes de mi, déjame continuar con mi vida.
Ni yo entendía como habían salido de mi boca todo eso.
-Sabes que nunca lo haría- respondí.
-Solo déjame ir- lo rodee para salir de esa conversación.
-Nunca lo haré- antes de que mi cuerpo lo entendiera se dio la vuelta y me tomo de la cintura.
-Oye que te pasa!- comencé a patalear - Tyler!.
-Algún día me lo agradecerás- camino hacia el auto y abrió la puerta, con su otra mano me sentó en el asiento del copiloto- Nunca me daré por vencido contigo- me dijo al rostro- ¿Me oyes?- sonrió.
-¿Sabes que esto es secuestro?.
Camino hacia donde había dejado mi maleta tirada y mi violín y lo recogió para luego aventarlo en la parte trasera de su auto.
-No lo es cuando me llevo a mi novia- cerro mi puerta de un golpe y camino hacia la puerta del conductor.
Si quería alejarme necesitaba salir de este juego.
-No voy a continuar con esto- comencé a abrir la puerta.
-Solo hoy, - me interrumpió- ven conmigo- tomo mi brazo.
Sus ojos me rogaban que me quedara, y eso quería hacer, quería quedarme o moriría en el intento.
Cerré la puerta y me acomode en el asiento.
-Después me llevaras a casa- susurré antes de ponerme el cinturón.
Solo oír su respiro junto con el ruido del motor.
El día era muy cálido, el sol brillaba lo suficiente, era casi medio día.
-¿A dónde vamos?- pregunté después de unos minutos- y no me digas que es una sorpresa- le señale antes de que abriera la boca.
Oí su risa, al igual que antes, cálida como siempre.
-No has cambiado nada- se burló- pequeño conejo.
-¿Dónde quedó el maldito conejo?- dije sin pensar.
El auto se freno de golpe y si no hubiera tenido puesto el cinturón hubiera terminado en la acera.
-¿Qué has dicho?- volteo inmediatamente hacia mi.
Creo que la lengua se me congelo al no entender que era lo que había dicho mi boca.
-No lo sé...- alce la vista- solo se me ocurrió...- parpadee un par de veces al ver aún su rostro asombrado.
Sentí como la decepción le golpeó duro.
-solo...- bajo la vista de mi- era como te decía- también a él le lastimaba recordar.
Aún no entendere mi cabeza, solo hace que lastime a los demás.
-¿A dónde me llevaras Evans?- continúe refiriéndome a su apellido, incline un poco mi cabeza para poder verlo, debía cambiar su expresión.
Al encontrar su mirada no pude evitar sonreír, seré su pequeño conejo, lo seré por hoy, desearía ser lo que el tenía.
Todo lo que quedó del transcurso del viaje oímos música en la radio.
Era divertido cantar juntos, por un momento sentí que haci podíamos ser si el no esperara que recuperará la memoria.
Y no me mal entiendan, no es que no quería recuperarla, simplemente tengo miedo, ¿Y si mi memoria vuelve?, No quiero recordar el daño que el me hizo si fuera verdad, y por eso deseaba que el me quisiera sin memoria, no quiero alejarlo más, duele más la herida que la separación.
-¿Laila?- alce la vista al ver que nos habíamos detenido.
Me quite el cinturón y bajé del auto junto con Tyler.
Mis ojos se quedaron como platos al ver el edificio ante mis ojos, julliard estaba enfrente de mi, julliard!.
-Ya puedes respirar- pude ver su pequeña sonrisa de burla.
Tyler cruzó la puerta como si nada, yo solo pude ver atravez del cristal ahí de pie, aún cuando pasaban a mis costados personas rodeándome.
Vi como Tyler regresaba después de notar que yo no iba a su lado.
-¿Qué haces ahí de pie?.
Vi con mis ojos como extendía su mano.
«Si lo hiciste una vez no tendrás miedo a la siguiente.
Sentía como presionaba mi mandíbula, eran todos mis sueños entre esas paredes, lo que mamá y yo debimos haber hecho desde un principio, juntas.
Tome su mano y me deje llevar, «solo hoy Laila, deja correr ese sentimiento»
Caminar por esos pasillos era todo lo que siempre había soñado, oír el sentir de alguien atravez de esas puertas.
En el campus habían muchos chicos sentados disfrutando del sol.
-Ella es Laila Jones.
-Es hija de Mark Jones.
-¿Estará saliendo con Tyler?.
Me sentía pequeña entre esas personas, que me observaban para luego... desvanecerse.
-Ven conmigo- sujeto con más fuerza mi mano.
Estaba soñando.
Corrimos por el pasillo riéndonos de cómo nos veían los demás.
-Tyler!- oímos la voz de un hombre que supuse que era un profesor- no corran en el pasillo.
Tyler volteo a verme y me sonrió, el tiempo era rápido pero nosotros, solo nosotros podíamos sentir lo lento que veíamos la vida, lo que podíamos observar en un segundo.
Cruzamos una gran puerta negra.
Mis ojos se quedaron perdidos en ese techo pintado con ese enorme mural, y el escenario ante mi.
-Esto es...- no tenía palabras para describirlo- increíble.
Tyler subió de un brinco al escenario principal y se sentó enfrente de ese gran piano.
Comenzó a tocarlo hasta formar la melodía y comenzar a cantar.
-Esa canción es...
-La canción que escribió Mark para Alba- termino por mi.
Comencé a acercarme hasta que subí el escenario.
-Se que quieres respuesta- suspiro- empezaré por lo que rompió todo.
Me acerqué aún más hasta sentarme de lado contrario a el.
-Chloe era una chica que estudiaba ballet contemporáneo- sus manos estaban sobre las teclas- varias veces la humille y le dije cosas egoístas- lo dudo un segundo- fui un idiota inmaduro y grasero con ella- bufo- como alguna vez lo fui contigo- voltee a verlo sorprendida por sus palabras- estaba dolida, furiosa y quería vengarse de mi y de... ti- bajo la vista- cuando se dio cuenta que había algo entre nosotros no supo que hacer y Lauren Evans la apoyo en su venganza.
-¿Lauren... Evans?- pregunté dudando.
-Es mi tía, hermana de mi padre- continuo- Me ha culpado del accidente de mis padres, ha pasado los últimos años buscando quitarme lo que mi padre me heredó y... destruirme, y al parecer lo logro- podías ver lo cristalino de sus ojos- convenció a Chloe de unir fuerzas, la ayudó a saber utilizar tu secreto en mi contra, sabía que tú habías estado en el accidente de tu madre y que tú padre era Mark Jones.
Volteo la vista hacia mí y nuestras miradas volvieron a cruzarse.
«Tenia miedo que creyeras toda esa basura que había inventado, después de todo, comenzábamos a llevarnos bien- su rostro volvió al piano- si ella te decía la verdad, eso te destruiría- mi mirada se perdió entre las cortinas que rosaban el piso enfrente de mi- fui un idiota por dejarme manipular por ellas pero...- jugo con una teclas- pero, estabas muy mal por la ausencia de tu padre que no pude, fue mentira tras mentira y...- oí el golpe de sus manos contra todas la teclas- no sirvió de nada- su respiración se aceleró- me aleje de ti, te lastime Laila- su mirada se dirigió a la mía- y aún así te lo dijo, te lo dijo sin importarle el daño que causaría- de un solo golpe cayó sentado a mi lado.
Lo que he deseado oír es algo que me mato por dentro, y que posiblemente lo este haciendo ahora, o lo vuelva a hacer mañana.
¿Podía culparlo, En verdad podía hacerlo?.
-¿Podrías tocar para mí?- dije perdida entre mis pensamientos.
No podía, no sabía que responder.
Oí como comenzaba a formar la melodía con sus dedos, esto era más difícil, el había hecho un sacrificado por mi, pero aún así eso era lo que me había causado daño, esto era mucha información para mí.
Mi cabeza comenzó a doler pero no un dolor que sintiera que me matará, sino una sensación que me alentaban la respiración.
-¿estás bien?.
-Lo estaré...- me recargue en su hombro.
Oía el ritmo del piano al compás de su corazón.
Cuando oí como comenzaba a jugar con una pieza infantil.
No pude contener mi risa interior, me di la vuelta y lo mire con una mini sonrisa.
-¿Cuántos años tienes?- me burle.
Puse mis manos sobre el piano y comenzamos a tocar juntos, no podiamos parar de reír ante lo infantil que éramos. Pero mi mano de tenso.
-No podía creerlo hasta que lo veo- oímos que se acercaba alguien.
Era un hombre de una edad parecida a la de mi padre, solo que su cabello era un poco más atizado y su piel un poco morena.
Admito que mi lado tímido se encendió en ese momento.
-Profesor Vincent- dijo refiriéndose Tyler- Laila, el es tu profesor de violín avanzado.
Asentí a modo de saludo, por qué no tenía ni la menor idea de cómo referirme a el.
-Hola Laila- me saludo.
-Ven- me tomo de la mano Tyler y bajamos de un salto de nuevo al suelo.
-mi solista Favorita- me abrazó en cuanto estuve enfrente de el- es un alivio que estés mejor- me soltó, voltee a ver confusa a Tyler, y el en respuesta solo asintió- espero que ya vuelvas a la escuela- continuó- tienes mucho que aprender aun- me sonrió era una persona muy carismática.
Pero había un problema, las secuelas del accidente, eran mi peor impedimento.
Llegamos a una sala donde habían muchos asientos.
Se detuvo un segundo antes de darse la vuelta y poner un violín enfrente de mi.
-Laila, si sientes que no puedes...- me detuvo Tyler.
-Tu eres tu propio impedimento- respondió el profesor Vincent.
No lo dude y tome el violín entre mis manos lo coloque en mi hombro, coloque la vara sobre las cerdas.
Cerré mis ojos y me deje llevar.
Comencé jugando con las notas musicales hasta que sentí que podía avanzar y comencé a tocar una pieza de Vivaldi.
Y lo logré!
Sentí que volvía correr la música por mis venas, me sentía completa.
Hasta que mi mano comenzó a moverse sin control, no podía detenerla y pase de tocar algo que me hizo sentir viva a querer morirme.
Solté la vara la cual callo al suelo, no pude soportarlo, ya estaba cansada de ver lo ridícula que era, para mí lo perdido, no va a volver.
-Todo estará bien Laila- sentí como ponía su mano en mi hombro- si hacemos terapia practicando podrás volver a tocar el violín como antes- sentía como mis ojos estaban húmedos- todo es posible, con tiempo y dedicación- asentí.
«poder ser como antes», me encantaría volver a ser como antes, desearía ser la Laila de antes, poder amar a Tyler como antes, poder tocar el violín como antes, ya no sentirme prisionera de mí misma.
-Es mi culpa- dije en voz baja- se que no puedo y aún así lo intento.
Salí de la habitación y me senté en una de las bancas que estaban enfrente del pequeño campo de la escuela.
Subí mis rodillas hasta mi rostro colocando la mejilla sobre ellas, vi a los chicos que estaba sentados disfrutando de su almuerzo
«yo era así»
Suspiré.
Tyler se sentó a mi lado.
-¿Quieres ir por un helado?- colocó su manos sobre mi rodilla.
Me alegraba que no me dijera nada referente a lo sucedido, con Tyler todo avanza, menos yo.
Giré mi vista para verlo, ¿por qué su cabello siempre estaba revuelto?, ¿por qué sus ojos nunca tienen un solo cafés?, ¿y por qué siempre me ve de esa manera, en la que yo no puedo dejar de verle?.
Asentí.
Por primera vez en mi vida comi un helado de la manera más amarga.
-No debí llevarte ahí- bufo - que idiota, nunca puedo hacerte feliz.
Alce la vista de mi helado.
-Estoy bien- respondí- no es tu culpa.
-Siempre te decepciono- lanzó de un golpe el vado del helado a la canastilla de la basura.
Conforme más me doy cuenta menos debo de estar cerca de el, el se siente culpable por todo y eso no es cierto.
Talvez si yo ya no estuviera en su vida el simplemente avanzaría, me olvidaría, haci como yo lo hice.
No deje de jugar la pequeña cuchara dentro del vaso vacío con mi mentón recargado sobre la mesa.
El se inclinó haciendo lo mismo, quedando enfrente de mi.
-tonta- me golpeó la punta de la nariz- si querías más helado podías haberlo pedido.
Es bueno que mi mente sea una tumba.
Cerré mis ojos con una media sonrisa al sentir el pequeño golpe.
-Vamos- se levanto- tengo todo el día ¿no?.
-Todo el día- susurré afirmando.
Me encantaba la alegría que tenía, pero cuando se decepcionaba de si mismo no quería ni ser testigo, me encanta más verlo feliz, y sé que pronto lo estará.
Nunca me imaginé que terminaríamos en un parque de diversiones, después de manejar por más de media hora creí que me estaba secuestrando.
-Bienvenida a Coney Island... Por segunda vez- termino en voz baja.
Mi mirada paso de ver los colores de la entrada a verlo a el.
-¿Había estado aquí?- susurré.
-Solo una vez.
«contigo al parecer», me respondí a mi misma.
Tyler no se dará por vencido al parecer, por qué aún me sigue buscando entre mis recuerdos.
Pero era por el, todo era por el.
Sonreí lo más que pude, hasta que olvide fingir.
Era tan sencillo hacerlo, por qué por más cruel que fuera, podíamos ser felices si tan solo no existieran mis dudas y mi miedo.
Tyler sugirió subirnos a the cyclone y he de admitir que al verla mis deseos de subir fueron altos, y ver su rostro asustado al bajar fue como para no pintarse. Pero el tenía la culpa, el quiso subir.
Comimos algodón de azúcar y ni decir de la comida, los Hot-dogs, fueron todo un manjar.
El parqué era aún más hermoso de noche, las luces resaltaban y la música, se notaba que era un parque de diversiones de new York.
-Ahora creo las palabras de tu padre- me tomo de la mano con su sonrisa marcando su rostro- recordar es volver a vivir.
Sus palabras a cierto punto me conmovieron, pero entonces eso me daba por muerta.
Era todo lo que en ese momento queria vivir, quedarme congelada con su mano abrazando la mía.
-¿En qué piensas?- me dijo jugando de lado a lado nuestras manos.
-Soy feliz- sonreí- demasiado feliz que parece un sueño.
Se detuvo un segundo.
-¿Qué?- me volví hacia el.
-Pues eso- señaló con el dedo al cielo.
Había música por todos lados y era difícil solo enfocarme en una.
Tomo mi mano y me llevo hasta donde habían personas bailando.
-No, no- Jale su brazo para detenerlo.
Sin pensarlo me cargó de la cintura y me dejo de pie en la pista.
-Te gusta que te cargue- y ahí estaba su sonrisa burlona.
Había un grupo de música tocando, aún cuando la música era diferente yo no podía atención a eso, y al parecer el tampoco.
-eres tan hermosa- llevo un mechón de mi cabello detrás de mí oreja .
Sentir su mano tocar mi mejilla, era tan suave como una pluma.
Ese será un recuerdo más, uno que compartiré solo con el.
Talvez me equivoqué, pero para mí este siempre será mi primer beso. Por qué entre luces y sonrisas era con Tyler, de mi primer olvidado amor.
Un estruendo se oyó en el cielo, y una fuerte lluvia se soltó sobre nosotros.
-Maldigo al meteorólogo!- bufo Tyler antes de salir corriendo junto con las demás personas a nuestro alrededor.
Me reí, más de lo que pude, talvez era grosero pero tenía sus razones.
Cuando llegamos al coche estábamos empapados hasta los zapatos.
-No corrimos con tan buena suerte- me reí.
-no te burles- bufo- el maldito del clima dijo que hoy sería un día despejado.
-¿Y lo fue?- le sonreí.
-corrijo- saco las llaves- todo lo que venga hoy es bueno.
Escuchamos música durante todo el trayecto de vuelta a casa. Y aunque mojada con algo de frio, Tyler tenía razón, hoy era un buen día.
-¿No puedo convencerte de que vuelvas a casa?- me dijo al detener el auto enfrente de mi casa.
-Necesitamos empezar de nuevo- admití- y estar en tu casa no es buena idea.
-Lo era antes- termino.
Me dolía en «antes».
-sabes que eso para mí no existe- respondí.
Suspiró.
-¿Puedo venir a verte mañana?- levantó su mano y volvió acariciar mi mejilla.
Sonreí.
-Te prometo que reconstruiré ese camino, pondré una estrella a la vez por los dos- movió su pulgar limpiando una gota de lluvia en mi mejilla.
-Mil estrellas hacia ti- agregué recordando la nota en mi ventana.
Sabía el camino que recorreríamos, y el ya había puesto la primera estrella.
Tyler pone mi mundo de cabeza, cambio la deducción de mi corazón, me ha cambiado.
Pero en parte es mejor dejar esa parte de los dos con el, el tiene mucho más recuerdos de mi que yo.
Y debe verlo por si mismo.
Me baje del auto tratando de taparme por la lluvia.
Bajé mi maleta y mi estuche de violín.
Me detuve en la puerta antes de verlo por última vez , su ventana estaba cubierta por la humedad. Se quedó unos segundos hasta que se fue.
Estaba mojada, mi cabello soltaba agua como si fuera una nube y ni decirlo de mis zapatos.
-¿Laila?- oí que mi padre me llamo desde dentro.
Con pasos acortados entre.
Mi padre estaba en su estudio sentado en el piano. El cuadro de mama estaba en esa enorme pared. Ella lo había pintado, era hermosa, papá decía que me aprecia a ella, pero para mí eso era mentira, yo no tenía comparación.
-He estado buscandote toda la tarde ¿Qué te pasó?- dijo al final conteniendo su risa al ver mi estado.
-He salido con Tyler- contuve mis sonrisa de adolescente enamorada.
-Me doy cuenta.
Dejé mi maleta en la sala y me acerqué a donde estaba sentado.
-He comenzado a componer- continuo al sentarme a su lado.
-¿Estás bien?- puse mi mano en su hombro.
-Es más difícil de lo que me imaginé- su voz se comenzó a desvanecer- extraño mucho a tu madre- podía notar lo cristalino de sus ojos.
-Yo también- recargue mi cabeza sobre su hombro.
Después de unos segundos oyendo como tocaba el piano se levando.
-Pero basta!- sonrió- Tu madre me mataría si te diera de cenar pizza, pero seré más responsable y cenaremos comida china- me reí un poco- y tú señorita ve y quítate esa rompa mojada y limpia el diluvio que dejaste- señaló el suelo- he dejado tu teléfono sobre el tocador.
-A la orden!- dije muy animada.
para ser sincera, no me imagino a mi padre de otra manera, siempre ha sido el, toda mi vida.
Me levanté y me quite los zapatos.
Subí a mi cuarto y me di un baño caliente.
-Iré por la cena- me dijo mi padre desde las escaleras- vuelvo en un rato.
-No se te olviden las galletas- le respondí secándome cabello.
-No, no lo haré!.
Termine de desempacar mi ropa y agradezco que no se haya mojado.
La caja!.
La caja con el conejo y la estrella y... la nota!
La nota era de despedida.
Tome el teléfono y tenía batería.
Comencé buscar en contactos a Tyler para llamarlo cuando vi que habían llamada y más llamadas de Lucas.
Pero eran de hacia meses.
-Lucas, quisiera poder quererte como tú mereces, - oí mi voz entre lagrimas- pero estoy más rota que antes- mi silencio era doloroso- Tyler me mintió, jugó conmigo solo me utilizo- mi voz de quebró, podía sentir como temblaban mis labios- me tengo que ir voy por mis cosas, voy a mudarme a la residencia de la escuela, no te preocupes estoy bien, llámame cuando puedas- y se oyó el silencio al colgar.
Era mi voz la que decía esas mismas palabras, pero no entendía, ¿en qué me había mentido Tyler?, Tanto que me hizo desear estar con Lucas, ¿Había salido con el?
Oí como tocaban el timbre de la puerta, talvez a papá se le habían olvidado las llaves.
Abrí la puerta con el celular en la mano, pero no era mi padre con quién me topé, en vez de el había una chica de cabello rubio y largo la cual llevaba un paraguas en la mano.
-Hola Laila- me dijo cerrando el paraguas- Necesito hablar contigo.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mil Estrellas hacia tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora