Deseos cumplidos

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Definitivamente no puedo estar más en mi casa, por mucho que me gustaría estar con mi Byakuya todo el tiempo. Alguno de los dos tenemos que trabajar y conseguir dinero o en breve no tendremos ni para pagar la comida. Estos dos últimos días juntos han sido una locura de sexo y mas sexo. No sé que le ocurre a Byakuya pero a media mañana siempre quiere follar aunque lo hayamos hecho por la mañana antes de levantarnos. Luego a media tarde, otra vez y una vez más casi al final de la noche. Lo que más me extraña es que es sobre la misma hora y que simplemente comienza con un calenton que luego no puede apagar a menos que me lo folle, y ¡Dios! como follamos ultimamente.

Al entrar por las puertas de la división me obligo a apartar estos pensamientos de mi mente, ya que no quiero presentarme ante mi capitan empalmado y con recordar estos dos días pasados, solo hago eso, empalmarme totalmente. Al acercarme al despacho siento como el reiatsu de mi capitan está algo descontrolado y justo cuando voy a girar el pomo de la puerta escucho una especie de quejido en el interior. Inmediatamente entro sin pensarmelo y lo que me encuentro hace que mi cuerpo se estremezca.

Mi capitan está sentado en su silla, echado hacia atras en el respaldo, con los ojos cerrados y la boca abierta emitiendo jadeos y gemidos incontrolados mientras puedo ver tras la mesa como su mano sube y baja masajeando su polla que está totalmente endurecida y a la vista. ¡Dios! ¿Estoy soñando? Esto no puede estar pasando ¡y menos aquí y a la vista de todos!

El ruido de la puerta al cerrarse hace que mi capitan pegue un salto irguiendose en la silla. Sus ojos esta muy abiertos y casi puedo percibir algo de miedo en su mirada azul oscura. La respiración acelerada sigue escapando de entre sus labios pero no dice nada. Yo me siento paralizado ante su imagen, sonrojado, caliente, jadeante. Sin decir nada avanzo hacia él y veo como se pone en pie intentando taparse la entrepierna. Al llegar donde él está me detengo y me parece ver algo de vergüenza y suplica en sus ojos. Oh, si. A estas alturas conozco tan bien esos ojos que puedo leerlos con facilidad. Me acerco aún más y tomandolo por la nuca lo beso. Siento como su cuerpo se queda rigido y luego como me acepta. Sus labios se abren para dejarme paso al interior de su boca y siento como mi cuerpo se estremece. Me encanta su sabor, tan identico y a la vez diferente del otro Byakuya. De repente siento como me empuja apartandome de el y su mirada vuelve a ser algo recelosa y asustadiza. Es increible ver a mi capitan con todo este cumulo de sentimientos claramente dibujados en su cara cuando siempre es tan inexpresivo, tan frío.

-Tranquilo...-le susurro acercandome mientras el retrocede hasta quedar pegado contra la pared-... lo necesitas... -Mi mano resbala hasta donde su abultada y endurecida polla late de manera dolorosa rogando por ser liberada-... solo será un desahogo. No tiene porque saberlo nadie. Incluso...-me acerco más besando su cuello y susurrando en su oido.-... incluso podemos hacer como si no hubiera ocurrido nunca...

Siento como sus brazos se aferran a mis ropas y como jadea dejandose acariciar de esa forma tan intima. Yo lo miro y él desvía la mirada hacia un lado. Supongo que no le apetece ver con quien está haciendo esto realmente. Me agacho para quedar de rodillas justo enfrente de su polla y él me mira sorprendido para luego cerrar los ojos y gemir a la vez que yo engullo su hombría por completo. Si, este sabor me es tan familiar como el olor de mi apartamento, el del aire fresco y limpio del bosque que había cerca del Rukongai...

Es increible lo duro que está, no dura mucho antes de correrse pero en contra de lo que sería normal, su polla no se viene abajo de modo que sigo lamiendolo mientras gime una y otra vez de manera lastimosamente sexy. Poco a poco voy dejando resbalar mis dedos entre sus nalgas y comienzo a acariciar su entrada sin atreverme a penetrala.

-Si... ah...-Yo alzo la vista un segundo sintiendo como mi propia polla podría explotar ante la vision que tengo delante- hazlo... tocame... ah...

Casa de MuñecasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora