La Fuga

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Ya ha pasado un mes desde que me enteré de que mi Byakuya estaba embarazado. He intentado estar el máximo tiempo posible con él pero el trabajo sigue requiriendome gran parte del día. Parece estar llevando bien lo del embarazo aunque aún sigue con las nauseas y algunos trastornos alimenticios cosa que también está afectando a mi capitan.

Durante este mes, he visto vomitar a mi capitan todos los días y está bastante preocupado por ello. Me mata no poder explicarle a que son debido al mismo tiempo que esos sueños humedos que me ha confesado que tiene conmigo cuando no estamos juntos. Mierda. Esa conexión parece ser cada vez más fuerte y creo que el embarazo solo hace acrecentarla. Para colmo, mi Byakuya tiene el livido disparado desde que está en estado y eso también afecta directamente a mi capitan por lo que, siempre que podemos, follamos como posesos en nuestro despacho.

Mi vida se ha vuelto una locura de sexo por partida doble y encima, cuando follo con mi Byakuya me siento culpable por no hacerlo con mi capitan y cuando lo hago con él, me siento culpable por mi Byakuya. Lo que para más de uno sería un sueño hecho realidad, para mi se está conviertiendo en una pesadilla y no porque no lo disfrute sino porque realmente, no puedo hacerlo al 100%.

Todo lo del embarazo debería de ser felicidad pero, con lo de la puta fecha de caducidad, no soy capaz de disfrutarlo, no hago más que pensar y pensar, intentando encontrar una solución pero nada y para colmo Mayuri está siempre ocupado con no se qué investigación. Según Nemu es parte de algo que podría ayudarme con lo nuestro pero no me fío de ese tipo. Sé muy bien como es y si ha encontrado algo mas emocionante que lo nuestro, se olvidara de nosotros.

Entro en el apartamento intentando apartar todas esas ideas de mi mente y veo asomarse a mi Byakuya en el pasillo. Va vestido con un sencillo yukata de color azul y en cuanto nuestras miradas se curzan me sonríe como siempre y se acerca para abrazarme.

-Bienvenido a casa.-Me susurra enterrado en mi cuello mientras yo lo abrazo.

-Ya estoy de vuelta. ¿Como has pasado el día?

-Bien. He vomitado un par de veces.-Me miente. Sé por mi capitan que ha vomitado cinco y en cuanto lo miro él se sonroja- Vale, he vomitado cinco veces.

-Lo sé pero, quería saberlo de todas maneras.

-¿Como lo lleva tu capitan?

-Está preocupado. No sabe lo que le hace sentirse así y Unohana no encuentra lo que le ocurre.

-Al menos, ya no se preocupa por sus sueños calientes ¿no?

-No. Ahora le parecen algo casi divertido.

-Ya.-Dice algo triste desviando la mirada.

-Lo siento.

Hoy hemos follado dos veces en el despacho y sé que él lo ha sentido todo. Al menos mi capitan piensa que cuando siente lo que siente, son solo sueños pero, mi Byakuya es totalmente consciente de que yo estoy follando con mi capitan en ese preciso instante y no puede hacer nada para no sentirlo. Entre eso y que está todo el día solo y en su estado...

-Ya te he dicho que no tienes que sentirte mal. A fin de cuentas, es él a quien realmente amas.

Lo tomo por la barbilla y lo beso empujandolo contra la pared. Él me abraza y abre sus labios para que pueda intruducir mi lengua en su boca acariciando la suya. Mi cuerpo lo aprisiona contra la pared y meto un muslo entre sus piernas apretando su polla que parece comenzar a despertar. Abandono su boca para morder su barbilla y su cuello.

-También te amo a ti. Realmente te amo Byakuya. -Lo miro para dejarle bien patente que lo que digo es la pura verdad y vuelvo a besarlo abriendole de piernas y alzandolo por los muslos para llevarlo en brazos hasta el dormitorio.

Casa de MuñecasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora