Capítulo 03

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Los años, vio Snape, habían sido menos amables con Petunia que con él. Ella siempre había sido una joven flaca y desgarbada, mucho más alta que Lily. Snape había esperado que la madurez y la maternidad la hubieran suavizado un poco, especialmente en una casa donde el niño estaba tan descaradamente sobrealimentado.

Este no era el caso. Incluso si su expresión no hubiera sido una de miedo y desprecio, que Snape creía eran las menos atractivas en un rostro humano, ella no podría haber sido llamada "suave". Los huesos de la mandíbula y de los pómulos además de las muñecas, se destacaban como máquinas de afeitar. Su dura mirada llena de odio se dirigió hacia su sobrino, y Snape sintió al niño dar un paso atrás. Cuando Petunia volvió a mirarlo, Snape fácilmente capto una clara imagen de ella tratando de pegarle al chico con una sartén. Él la miro, recordando un episodio con su ebrio padre muggle y una botella vacía de gin. Él dio un amenazador paso hacia adelante.

Petunia chillo y retrocedió, tropezando—Dudley cariño, —Dijo en un chillido—Ve con Piers al cine. ¡Comprense algo! —.

—Pero mamá... —Se quejo Dudley.

Ella se dirigió rápidamente a su cartera, y busco dinero. Se lo puso en la mano a su hijo, y chilló—¡Fuera! ¡Váyanse! ¡No los quiero expuestos a estos fenómenos! —Ella apago la televisión, y se ubicó entre la puerta trasera y Snape, protegiendo la salida de Dudley.

—¡Cielos! —Grito Piers—¡Veinte libras! —.

Incluso Dudley se vio sorprendido por esa cantidad, pero no se quedó para proteger a su madre de su visitante inesperado. Él y Piers ya estaban planeando el resto de la tarde. Los chicos salieron por la puerta trasera, riendo, mientras los ojos de Petunia permanecían fijos en Snape.

Sintiendo que se cerraba la puerta, ella se relajó un poco, y grito—¡Él no irá a ese lugar! ¡No lo permitiré! —.

—Petunia—Snape sonrió sarcástico—De seguro tu sabías que este día llegaría. ¡Harry Potter irá a la Escuela Hogwarts... —Él elevó su voz—... De Magia y Hechicería! —Él sonrió sarcástico nuevamente al ver estremecerse a Petunia.

Juntando todos los jirones de dignidad que le quedaban, ella se enderezó y dijo—Él no puede ir. No tiene ni un centavo, ¡y nosotros no pagaremos por sus gastos! —.

—Sus gastos ya están cubiertos—Le respondió Snape. Él no estaba seguro de que fuera cierto, pero no quería decirle a Petunia nada sobre la fortuna de Potter si ella no sabía nada. Ella nunca había ido al Callejón Diagon, por lo que él sabía, y no sabría sobre la herencia del chico—Él irá a Hogwarts el primero de septiembre. Iremos al Callejón Diagon a comprar sus libros, sus materiales, y su uniforme—Respiro profundamente y puso cara de asco—Así que ves, inundar tu casa con ese hedor espantoso fue inútil—Él ladeó la cabeza en dirección a Harry—Sr. Potter, vaya a su habitación y cámbiese en algo más apropiado para ir de compras que sus ropas de trabajo—.

Harry se detuvo, un poco avergonzado, pensando que alguien fuera de la familia vería que dormía en la alacena. Él le lanzo una mirada a la tía Petunia, cuya cara estaba roja y blanca por la furia. Él se mordió los labios. Este extraño mago se veía amigable, pero al final del día, Harry aun seguiría viviendo aquí...

>> Esta bien, Sr. Potter—Snape le dijo tranquilamente, en parte comprendiendo la reluctancia del chico. Él le mostró a Harry la dirección de su carta, y la leyó en voz alta para que Petunia oyera—Harry Potter, la alacena bajo las escaleras...—Los ojos de Petunia se abrieron en pánico—...número cuatro de Privet Drive, Little Whinging, Surrey—Él miró a Petunia con desprecio—Se todo sobre el asunto. Esa es una de las razones por la que estoy aquí—.

The Best Revenge - Arsinoe De BlassenvilleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora