Capítulo 31

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Dumbledore lucia satisfecho y no se sorprendió de que Snape no hubiera podido apoderarse de la Piedra Filosofal. Sin embargo, pareció sorprendido y desilusionado de que Minerva McGonagall hubiera fallado.

Ella le devolvió la mirada sin pestañear—Creo, considerando todo, que es algo bueno—Recalco—No hay razón para que yo tuviera posesión de la Piedra. Lo que es importante es asegurarse que no esté al alcance del Que-No-Debe-Ser-Nombrado—.

—No estamos satisfechos de que tus medidas sean suficientes—Dijo Snape.

—Obviamente, debemos acceder a estar en desacuerdo—Dumbledore respondió con dulzura.

Los dos se marcharon después de eso, determinados a no compartir sus planes futuros con el director.

—Quizás es tiempo de confiar en Pomona y Filius—Dijo Minerva.

—Posiblemente. Ellos no están más felices con la presencia de la Piedra que nosotros—.

—Y después de ser solicitados para crear distracciones, quizás quieran asistir en crear una trampa verdadera—.

Snape se detuvo—Sin embargo...—Se detuvo, pensándolo bien. Él no había oído de Flamel, y no quería levantar las esperanzas de Minerva excesivamente al insinuar que ayuda exterior estaba en camino—No creo que sea prudente mencionar nuestras preocupaciones sobre Quirrell. Ninguno de ellos, aunque son expertos en sus campos, lo son en las Artes Oscuras—.

—Está bien—Accedió Minerva—Pero me reservo el derecho de consultar con ellos si fallamos en encontrar la soluciones a nuestra situación actual—.

Era tiempo de más investigación. Minerva tranquilamente se retiró a su propio estudio y a los libros que no podía compartir con Snape.

Snape estaba sumergido en sus referencias más vanguardistas: "El Libro Del Ángel Raziel", "El Libro De Baphomet", "El Libro Rojo Del Monasterio Carfax".

Ninguna fuente tenía todas las respuestas, pero estaba encontrando ideas por aquí y por allá. Un circulo de alambre de cobre y sal de mar incrustados en el piso enfrente del espejo podría ayudar en impedir que cualquier persona mirando en el espejo se moviera. Una ligera poción alucinógena podría soltar el vínculo entre un espíritu dominante y su víctima. Eso podría servir de ayuda para liberar a Quirrell, pero no sacaría el trozo de alma del Señor Oscuro de Harry.

El horrocrux accidental en Harry, de hecho, parecía ser el problema más complejo de todos. La juventud de Harry poseía un desafío especial. Un exorcismo a esta edad en particular destruiría su magia y posiblemente podría matarlo. Por lo que Snape podía ver, simplemente tendrían que esperar que Harry fuera mayor y más fuerte, y su magia estuviera más desarrollada y estable.

Mientras tanto, tratarían de separar a Quirinus Quirrell de su compañero de viaje. Y se asegurarían de que la mirada del Señor Oscuro en el espejo de Oesed durará toda una vida... y más. Snape se froto el puente de la nariz. La indescifrable escritura de los viejos textos le estaba forzando la vista...

Quería estudiar, leer, investigar, hacer cualquier cosa en vez de pensar en la experiencia vivida en el Espejo de Oesed. Siempre había encontrado placer reviviendo sus memorias de Lily, y ahora encontró que no quería pensar en Lily para nada. Su visión del espejo había sido demasiado inquietante, demasiado fea, y, claro está, demasiado absurda. Él sabía perfectamente bien que la Piedra Filosofal no podía darle vida a aquellos que llevaban muertos mucho tiempo. Incluso las más exageradas fuentes jamás clamarían eso. Era una fantasía bizarra, rozando la necrofilia. El fantasma del espejo no se comportaba de ninguna manera como lo habría hecho la verdadera Lily que había conocido. Todo era un caos doloroso, y leería su libro y no...

The Best Revenge - Arsinoe De BlassenvilleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora