The Best Revenge - Arsinoe De Blassenville

Capítulo 11

Para cuando Snape salió de Hogares Mágicos y Jardines, era mediodía. Se dirigió a Privet Drive con sus compras, y quedó desconcertado cuando trato de abrir la puerta del joven Potter, y no pudo.

—¡Alohomora! —Dijo, moviendo su varita hacia la puerta. La puerta permaneció obstinadamente cerrada.

—¿Es usted, Profesor? —Dijo el niño desde adentro.

—Por supuesto que soy yo—Gruñó Snape—¿Acaso esperabas a Merlín? —.

La puerta se abrió de golpe, y allí estaba el chico, ojos verdes brillando iguales a los de su madre, y una gran sonrisa en el rostro—¡Funciono! Pase señor—.

Minerva estaba sentada en el medio de la habitación, en una pequeña mesa puesta para tres—Por supuesto que funcionó, Sr. Potter. Usted lanzó las protecciones muy bien—.

—¿Protecciones? —Snape levantó una ceja mirando a Minerva—¿Has dejado que el chico use su varita? Estoy shockeado, ¡shockeado de encontrarlos rompiendo las reglas! —.

Harry apenas podía contener su deleite—¡No usé mi varita! ¡La Profesora McGonagall me enseñó a lanzar protecciones tallando runas! ¡Y lo hice! —.

Snape frunció el ceño y dejó a un lado los paquetes. No era experto en protecciones con runas, pero sabía que los símbolos debían estar en algún lugar...

Harry sonrío aún más y apuntó hacia el marco de la puerta. Snape entrecerró los ojos y se agacho para mirar. Y ahí estaban, tres pequeñas runas talladas en la madera... muy discretamente. Quizás nunca lo habría notado, si no se las hubiera mostrado. Con la puerta cerrada, eran invisibles—Que astuto y hábil de tu parte—Remarcó, más para molestar a Minerva que al niño.

Minerva solo río—Uno nunca puede ser demasiado cuidadoso. Siéntate con nosotros, Severus. Muffy, puedes servir el almuerzo ahora—.

Un pequeño elfo doméstico apareció, trayendo una pesada y aromática bandeja. En un flash, estuvo enfrente de ellos, y el elfo desapareció. Harry le sonrío a Snape—¡Ella es Muffy! ¡Ella es genial! Le dije todo lo que me gustaba comer...—.

Minerva añadió secamente—...Y yo le dije todo lo que debía comer—.

Harry se sonrojo, y se calmó aun sonriendo—De todas formas todo me gusta—Se removió en el asiento, sus ojos en el vaso de leche y su plato de sándwiches y la ensalada de fruta.

Después de una mañana con Petunia y funcionarios muggle, sin mencionar su visita a la tiendas de reparaciones para el hogar, Snape estaba feliz con la comida. El vio al chico que lo miraba furtivamente, ojos verdes velados por sus oscuras pestañas negras. Minerva también lo noto, y sonrío para sí misma, su cuchara hundiéndose precisamente en su sopa escocesa. Minerva siempre comía ligero al mediodía, casi siempre sopa.

Snape cuidadosamente acomodo la servilleta, escogió los utensilios apropiados, sosteniéndolos correctamente, y comiendo con un mínimo de sonido. Después de un momento, el niño lo imito, corrigiendo su agarre en el tenedor. Snape se preguntó si le habían permitido al niño comer con la familia. Incluso si así hubiera sido, Petunia probablemente no se habría molestado en enseñarle modales a un "fenómeno".

Mientras comían, Snape habló de su próximo proyecto—Si usted tiene el tiempo, Profesora McGonagall, pensé que podríamos crear el baño—.

Ella sonrío—Estoy a su disposición, Profesor Snape—.

Después de pensarlo bien, Harry preguntó—¿Dónde van a poner un baño? La habitación ya está bastante llena—.

—Vamos a expandir su closet, Sr. Potter—Le dijo Snape—Normalmente es posible expandir espacio mágicamente en cierto grado. Agrandaremos su closet, y usaremos la mayor parte de espacio para su baño. Aparte del lavabo y el inodoro, solo tendrá una ducha. No creo que los muggles produzcan la suficiente agua caliente para una bañera—.