Capítulo 18

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Aidan no dejó que siguiera bailando en el club, prácticamente me sacó a rastras de él

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Aidan no dejó que siguiera bailando en el club, prácticamente me sacó a rastras de él. Iba manejando serio mirando hacia el frente mientras que yo miraba por la ventana con los brazos cruzados, molesta. Él no tenía ningún derecho de hacer eso. Estaba segura que en cualquier momento me iban a despedir. Dejaba de trabajar antes de cumplir todas mis horas laborales por él. ¿Qué me estaba haciendo ese hombre para que yo hiciera todo lo que me pedía? perdía el control, eso estaba claro.

Giró por un camino de tierra que iba hacia la montaña.

— ¿A dónde vas? —le pregunté preocupada. No conocía de nada a Aidan, quizás era un asesino en serie que mantuvo mintiéndome todo el tiempo.

—Es una sorpresa.

Asentí, pasando saliva. Me quedé en silencio mientras él conducía por el estrecho camino de tierra. Dejé caer mi cabeza en el asiento, abrazándome a mí misma para que no me diera más frío. Cuando el auto se detuvo en el mirador de toda la ciudad, quedé maravillada con las luces, y sobretodo la altura. Era una bonita vista. Sentí que pasaba su chaqueta por mis hombros, lo que hizo que lo mirara algo cohibida.

—Me gustas mucho, Ava —.murmuró. Se soltó el cinturón de seguridad y se acercó a mí, su rostro estaba a tan solo centímetros del mío, su aliento chocaba contra mis labios, tentándome. Quería besarlo, besarlo mucho. Aidan era precioso, con su semblante serio y distante pero lo llevan mil emociones, estaba segura de eso. Era un hombre que se encerraba en sí mismo pero cuando se dejaba ver era tan... apasionado. Aidan podía conmigo. Alteraba todo mi sistema y este cuando probaba de él no se saciaba. No tenía suficiente.

Sus labios se encontraron con los míos de manera lenta, aplastándolos un buen rato antes de comenzar a moverlos, y cuando lo hizo, mi sistema ya estaba en llamas.

—Quiero que vengas conmigo el otro fin de semana, te quiero solamente para mí, Ava, En todos los sentidos.

Lo miré a los ojos sin saber qué hacer o decir,

—Yo...Yo no sé lo que tenemos, Aidan.

Sonrió con un brillo particular en los ojos, que no supe cómo interpretarlo. Volvió a besarme.

—Yo tampoco sé lo que tenemos, Ava. Pero no quiero que se acabe.

Sonreí, pero de pronto me sentí alarmada, yo solo quería mantener una relación sexual con él, pero... estaba creciendo algo dentro mí que no sabía con exactitud qué era. Aidan definitivamente estaba dándole vuelta a mi mundo.

—Ven conmigo —pidió, bajándose del auto luego dando la vuelta para abrir mi puerta como todo un caballero.

Nos paramos mirando hacia la gran ciudad tomados de la mano. Lo que me pareció raro, pero me había encarando. Era una sensación cálida y agradable.

— ¿Por qué trabajas en el club? —preguntó de pronto, lo que me hizo mirarlo. Seguía con la mirada perdida.

—Para pagar los créditos —respondí, desviando la mirada. Trabajar en el club no era para que yo me sintiera orgullosa, pero, aún así, omitiendo las miradas lascivas y las palabras vulgares, me gustaba bailar, me hacía sentir poderosa. Siempre tenía en cuenta que durante todo ese tiempo trabajando allí mi autoestima había crecido un montón. Me acepté por fin, sabía lo guapa y sexy que era. No dudé en deducir a Aidan, pero aún tenía algunas inseguridades sobre mí, sobre él. Estaba consciente que eso recién comenzaba.

Quiero que bailes para mí © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora