Pensar que una mirada y un baile, lo cambiaría todo en mí, en él, en nosotros.
Estaba mal. Lo que estábamos haciendo estaba mal. Pero desde un principio estábamos conscientes en el lío que nos meteríamos si éramos descubiertos. En el único lugar qu...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El primer semestre había pasado volando, noche por medio me iba a casa de Aidan y me ayudaba a estudiar, otras, se quedaba dormido cuando hablábamos por video llamada. Decía que no soportaba que yo estuviera tan lejos. Por fin Fiorella se había enterado de nuestra relación, y me hizo contarle con lujo de detalles sobre cómo comenzó todo. Esa noche estábamos los tres sentados en el sofá cuando sonó el timbre, cuando abrí Aidan estaba impecable con una sonrisa de oreja a oreja, debía admitir que me puse nerviosa al verle en la puerta con un ramo de rosas mientras Fio miraba curiosa sin entender nada. Hice entrar a Aidan y Fio se paró, pasando la mirada acusatoria y pérdida entre nosotros.
—No me digas que tú y él... yo...no entiendo nada —Murmuró. Mi hermano Jared miraba la escena más confundido que Fio.
—Somos Novios —le hice saber con una sonrisa tímida.
Fio abrió los ojos como plato.
— Agárrame que me caigo — Se apoyó dramáticamente en Jared.
Luego de eso, saludó a Aidan incómoda y me arrastró a mi habitación para explicarle todo, mientras Aidan y Jared se quedaron hablando en el comedor como grandes y confiables amigos. La verdad era que se llevaban bastante bien.
Llegué a casa de Aidan agotada. La semana de exámenes era más que agotadora, y por suerte, había llegado a su bendito fin. Abrí la puerta y lo primero que vi fue a él, vestido con un jeans, zapatillas blancas y una camisa cuadrillé roja. Se veía guapísimo. Aunque, en efecto, lo era. Aquel hombre era perfecto. Y era mío. Todo mío.
—Cariño —se acercó a mí y depositó un tierno beso en mis labios —. Te preparé jugo natural de frutilla y te tengo medialunas.
Sonreí, con absoluta felicidad. ¿Qué había hecho yo para merecerlo? Reitero; era simplemente perfecto.
Me tiré en el sofá, dejando mi mochila a un lado. Cerré los ojos. Mi cuerpo pesaba, y sentía que cada vez más me iba. Tenía hambre, y quería estar con él cada instante, pero necesitaba dormir. Lo necesitaba. Me estaba dejando ir cuando lo oí acercarse a donde estaba yo. Sentí sus nudillos pasar por mi mejilla sonrojada.
—Te quiero tanto, Ava —lo oí soltar un suspiro.
Sentí mi corazón acelerarse. Él me había dicho que me quería. ¿Sabía que yo estaba media despierta, escuchándolo con atención y con una alegría inmensa?
Me hice la dormida. Sentí como me sacó las zapatillas, dejándolas en el suelo, luego me sacó los jeans, con cuidado, tratando de que "no me despertara". Luego sacó mi camisa. Quedé completamente en ropa interior, y se sentía de maravilla. Me cargó en sus brazos, subió la escalera con lentitud y cuidado de que yo no me golpeara con algo. Me dejó en la cama, depositó un beso en mi mejilla, lo que me hizo respirar profundamente y me acomodé en la cama, para dejarme ir definitivamente con una calidez en el pecho.