Aidan descansaba en mi estómago con sus manos en mi cintura mientras acariciaba su cabeza.Era raro estar así, tan tranquilos y sin hacer nada...pervertido. Hasta parecíamos una pareja y no se sentía desagradable.
Su respiración era pesada y profunda, parecía dormido. Llegué a esa conclusión minutos atrás cuando dejó de acariciarme las caderas. Aidan tenía puesto solamente su pantalón, descalzo, mientras tanto yo tenía puesta su camisa. Dijo que quería que las usara todas para que tuvieran mi olor, justo antes de ir a comer los deliciosos pasteles que había traído para mí. Ese gesto había sido tan tierno y considerado, que jamás había llegado a pensar que Aidan podía comportarse así, teniendo en cuenta que era un rudo en la cama.
De la nada me llegó a la cabeza su ex novia, o más bien, su difunta novia. Sonaba feo llamarla así, pero era la realidad. ¿Habría hecho él las mismas cosas por ella o con ella? Sí de ser así o más, aquella mujer tenía una suerte inmensa de haber tenido un novio como Aidan. A él le brillaban los ojos tanto de pena como de amor cuando me habló de ella, que quisiera que a mí me quisieran así. Me había dado cuenta de que no era un idiota, ni un mujeriego. Sí hacía algo mal se daba cuenta y lo admitía, no buscaba culpables. Claro, yo solo veía lo que él me dejaba ver o cómo era conmigo. Pero podría ser que fuera una persona totalmente distinta.
¿Irá en serio conmigo o solo soy una chica pasajera en su vida con quien solo busca polvos y compañía? Puesto que tenía la impresión de que Aidan era un hombre solitario y triste por la pérdida de la mujer que amaba mas teniendo en cuenta de que jamás me había cruzado con su familia. Aunque, era una tonta por pensarlo así, ya que no llevábamos tanto tiempo juntos, o acostándonos como para cruzarme con ellos.
Ya ni siquiera sabía lo que éramos ni para dónde íbamos. Estaba confundida por sus acciones. Quería saber lo que pensaba respecto a nosotros, respecto a mí. Por qué era yo la despertaba algo en él después de mucho tiempo y había salido de sus labios; deseo. Pero, ¿por qué yo y no otra chica? ¿Por qué después de tanto tiempo justamente yo? Yo no creía en las casualidades, sino en lo destinado. Si Aidan era pasajero para mí o yo para él, algo bueno al menos debíamos dejarnos en la vida mientras durara. Y no quería que terminara esto, ni muchos menos me asustaba sentir algo más por él, ni terminar con el corazón roto si llegábamos a estar más lejos... suponía yo, porque el destino era incierto.
Se removió en mi estómago, gimiendo. Lo cual me hizo saber que se estaba despertando. Levantó mi blusa y escondió su cabeza en ella, con su cara enterrada en mi piel.
— ¿Qué haces? —reí, su barba me hacía cosquillas y su aliento no me ayudaba.
—Hmm... —fue todo lo que oí y no supe cómo interpretarlo, pero me causó mucha gracia. Parecía un niño indefenso tratando de evitar algo.
Depositó pequeños pequeños besos en mi abdomen, luego acercó su cara a la parte interna de mis muslos, dándole un beso a cada uno para mirarme con ojitos de cachorro. Le dediqué una sonrisa y una mirada confusa. Se puso de rodillas y gateó hasta mí, dándome un beso en los labios, despacio, provocando algo inevitable. Mi mano derecha fue a parar a su pecho desnudo y caliente, mientras tanto la izquierda se perdía más abajo, apretando su sexo por encima de sus pantalones.
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Quiero que bailes para mí ©
RomancePensar que una mirada y un baile, lo cambiaría todo en mí, en él, en nosotros. Estaba mal. Lo que estábamos haciendo estaba mal. Pero desde un principio estábamos conscientes en el lío que nos meteríamos si éramos descubiertos. En el único lugar qu...