Pensar que una mirada y un baile, lo cambiaría todo en mí, en él, en nosotros.
Estaba mal. Lo que estábamos haciendo estaba mal. Pero desde un principio estábamos conscientes en el lío que nos meteríamos si éramos descubiertos. En el único lugar qu...
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Cuando Aidan se quedó dormido me quedé junto a él sentada en una silla realmente incómoda. A los pocos minutos entró Khay, su hermano. Miró a Aidan con los brazos cruzados. Recordé que me había dicho que solía tomarse las cosas con humor, pero yo le notaba en sus ojos ese brillo de preocupación. Pasó su mirada a mí, encontrándose con la mía entonces me dedicó una media sonrisa. Se apoyó en el marco de la puerta sin dejar de mirarme.
—Le amas —Aquellas palabras no sonaron como a una pregunta, sino a una afirmación. De todas formas, asentí con una media sonrisa mirando a Aidan. No planeé enamorarme de él ni mucho menos. Solo seducirlo y acostarme con él para satisfacer mis fantasías de adolescente. Pero nadie manda al corazón. Mi cuerpo era insaciable, pero solamente de aquel hombre que se había metido en lo profundo de mi ser para no poder ser arrancado ni aunque lo intentara. Por inercia me llevé la mano al vientre, acariciando la tela con los dedos como si la criatura que estaba creciendo dentro pudiera sentir mis caricias. No podía creer que estaba por tener un bebé de Aidan
—Estás embarazada.
Tragué saliva sin retirar mi mano. Volví a asentir.
—Me enterè hoy —confesé, apartando la vista de su juzgadora mirada.
— ¿Por eso han discutido? porque se ve a lo lejos que han peleado, y debió ser demasiado fuerte para que este idiota bebiera, porque de verdad te ama — sus palabras me cayeron como un balde agua fría. Nuestra discusión sí había sido fuerte, pero por culpa mía. Yo creí algo que no era y no le había dado la oportunidad de aclarar la situaciòn. Preferí cegarme por el mar de mentiras que yo misma había creado. No debí desconfiar ni idealizar nada erróneo respecto a Aidan cuando siempre fue sincero conmigo. Y me daba explicaciones sin pedirlas.
—No. No hemos discutido por eso. Me enteré después de... nuestra discusión.
—Entonces ha sido un día muy duro y agotador.
Asentì abrazándome a mí misma. Mi aspecto debía ser muy espantoso. Sentía mis ojos hinchados y achinados.
— ¿Por qué no vas a su casa y descansas? No ha sido nada grave y le darán el alta temprano. Veo que necesitas procesar muchas cosas y dormir –Khay tenía razón, pero no quería alejarme de Aidan. Más aún cuando sus palabras retumbaban en mi cabeza, se repetían como un disco rayado o una canción de moda en la radio. Había dicho que me amaba, aunque no se encontrara lúcido.
Escuché unos pasos apresurados acercarse a la puerta, para ver a una mujer realmente agitada como si hubiera corrido un maratón.
— ¿Ha sido grave? — le preguntó Khay. Entonces caí en cuenta de que era la hermana de Aidan. Llevaba el cabello recogido en una coleta desordenada. Unos jeans claros desgastados y una sudadera negra. Varios cabellos le caían por el rostro sudoroso. Khay negó con la cabeza, tranquilizando a su hermana.