- ¡¿Qué?! No, no, no, yo no puedo. Dile que no -me negué rotundamente. Pero algo dentro de mí quería aceptar.-Pero Bianca, está ofreciendo una buena cantidad de dinero porque le bailes solo a él -trató de convencerme -. Ha venido todos los días preguntando por ti, y como no estás se va.
Era verdad. Volví a repetirme que necesitaba el dinero. Pero no podía bailarle así, a quien, era mi profesor. Él no lo sabía... no tenía que ver mi rostro ni escuchar mi voz.
Solté un suspiro, rendida.
-Está bien. Dile que acepto, pero bajo mis condiciones - Ámbar asintió -. Que no me pida que me quite el antifaz, ni que me haga hablar. En cambio él, es libre de hacer lo que quiera menos esas dos cosas. Puede hablar, o lo que se le meta en gana. Pero no quiero que vea mi rostro...no...
-Tienes un rostro muy bonito. No entiendo por qué -se escogió de hombros -. Iré a decirle ahora. Prepárate. Se te viene una noche intensa con ese hombre intimidente.
La seguí con la mirada hasta que se perdió por el pasillo de los privados.
Estaba nerviosa, pero tenía ganas de jugar a provocarlo. Como Bianca, claro. Como Ava no me atrevía ni a mirarlo.
Elegí el atuendo más sexy que tenía, y el mismo antifaz negro que cubría prácticamente todo menos mis ojos y mis labios. Y la peluca Roja.
Me miré al espejo satisfecha.
La puerta sonó.
-Ha aceptado -me informó -. Quiere que le bailes todos los días que trabajas solo a él, no al público. Ya se encargó de hablar con Klau, está encantada. Está pagando mucho por ti. Su privado siempre será el último. Dijo que estaría esperándote siempre -me guiñó un ojo -. Ve nena y hazlo sufrir. Diviértete.
Cuando entré al privado, me olvidé de mí y me convertí en Bianca.
Me gané en mi lugar, justo detrás del tubo.
Cuando la canción comenzó a sonar, reconocí la letra de inmediato. Se la había dedicado a una perra plástica que me molestaba. ¿Y debía bailarla?
Tienes que ser Bianca, Juega con él.
Sigues soñando y maquinando a oscuras
Sí, lo haces
Eres un veneno y sé que es la verdad
Todos mis amigos piensan que eres viciosa
Y dicen que eres sospechosa
Sigues soñando y maquinando a oscuras
Sí, lo haces.
Cuando se abrieron las cortinas, al principio, me quedé mirándolo. Se veía jodidamente caliente con ese traje azul marino, que, no llevaba puesto en el día.
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Quiero que bailes para mí ©
RomansaPensar que una mirada y un baile, lo cambiaría todo en mí, en él, en nosotros. Estaba mal. Lo que estábamos haciendo estaba mal. Pero desde un principio estábamos conscientes en el lío que nos meteríamos si éramos descubiertos. En el único lugar qu...