Cinco

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Y como cada mañana, fui forzosamente sacada de mi suave cama, para ser enviada a aquel horroroso lugar al que otros le llamaban "escuela".

Ahh, que no daría por quedarme tan solo cinco minutos más entre mi suaves y tibias cobijas.

Tristemente mi realidad era otra, pues ahora me encontraba caminado por el frío pasillo del instituto, era extraño tener ese sentimiento de pesadez, durante todo el trayecto de mi casa hasta la escuela y que extrañamente este se fuera en el instante en que me encontraba con alguna amiga.

Y por suerte aquella mañana iba a ser más pintoresca de lo que me esperaba, ya que para serles sincera yo era del tipo de personas que tan solo necesitaba ver un rostro tan perfecto como el de él señor Kim para animarme, aunque como era consiente está mañana no había sacado la basura como últimamente me gusta hacerlo y tuve que irme a la escuela imaginando lo guapo que solía verse en ese perfecto traje hecho a su medida.

Aquel día me encontraba con mi grupo de amigas de camino a la cafetería, hablado sobre todo tipo de temas que me parecieron irrelevantes cuando desvié mi mirada.

El rector del colegio se encontraba animadamente -algo que en todos mis años de estudiante en dicha institución no había visto, pues este solía ser extremadamente serio- hablando con alguien a quien tan solo tuve que observar la espalda para reconocer.

Mi cuerpo se petrificó y sentí mis piernas temblar, aunque la verdad es que no entendía en sí la razón por la que esto me pasaba, o bueno quizá era porque a cualquier chica le pone nerviosa encontrarse con alguien a quien le gusta.

En mi cabeza solo podían existir pensamientos como; ¿me reconocerá?, ¿fingirá que no me vio?, ¿debería acercarme y saludarlo? o tal vez ¿eso me haría verme aún más infantil?, ah, sí tan solo el uniforme que llevaba no fuera tan anticuado, aunque la verdad es que este era bastante lindo, solo que mi cuerpo sin ninguna interesante forma era el que no permitía que este se luciera.

Tantas cosas habían hecho que en ese momento me quedara como ausente, haciendo que una de mis amigas tuviera que llamar mí atención para que mi alma regresara a mi cuerpo.

-Summer- llamó de la manera más fuerte que podía y bueno en ese momento me sentí avergonzada pues su fuerte tono de voz no solo atrajo mi atención si no también la del director y la de su queridísimo acompañante que al mismo tiempo que él hombre mayor regreso a verme.

-¡Señoritas, no se grita en los pasillos!- arremetió este intentado lucir muy autoritario.

-Lo siento- respondimos al unísono mi amiga y yo.

Pero ahí estaba aquella dichosa mirada impuesta sobre mi pareciendo burlarse desde lo lejos, ¿por qué parecía que cada vez este estaba más cerca?, o bueno quizá era porque había empezado a caminar en mi dirección.

-Summer- dijo sonriéndome -Vaya, ¿quién diría que estudias aquí- explicó pareciendo sorprenderse -Mira que gracioso, pues como ahora cada mañana te veo ya se me ha hecho costumbre y ha sido extraño no verte hoy- Al decir esto acaricio levemente su mentón de una manera muy curiosa para luego parecer ausentarse como yo, pensando en otra cosa -Bueno, quien diría qué tal vez al fin y al cabo tal vez nos sigamos viendo más seguido- guiñó su ojo para luego alejarse de mí.


-Summer, Summer, Summer- repitió mi amiga mirándome mientras negaba su cabeza -¿Quién es?- Me interrogo agitando mi cuerpo en busca de respuestas -Por qué no me has hablado de que conoces a alguien como él- dejó caer su mirada de la manera más descarada que pudo en el trasero del señor Kim mientras mordía su labio inferior -Dios, es un bombón- corroboro.

-¡Hey!- le dije intentando callarla -Es el nuevo vecino, ¿recuerdas?- completé respondiendo su pregunta -Y no te emociones, pues tiene esposa- explique intentado parar todo tipo de pensamientos sucios que ya corrían por su cabeza.

-Olvidaste omitir que esta así de bueno- continuó pero era más que obvio que eso no era lo único que ella diría y entonces espere y fue cuando llegó -Agh, que mal, ¿Cómo alguien tan guapo como él puede estar atado a una ramera- y aunque ella no tenía ni idea de que lo que decía era en parte certero, preferí optar por no decir nada acerca de ese tema.

-De hecho la señora Kim es una mujer realmente hermosa- afirmé recordando su rostro, pero mis palabras tampoco afirmaban que en sí ella fuera buena.

-Que mal- expresó, agitado su cabeza de lado a lado -Ella tiene a alguien como él, mientras nosotros tenemos que conformarnos con- gruño de una manera muy graciosa mientras miraba a un par de chicos que se empujaban entre sí -Esos- soltó con desgana -Bueno, pero que se le puede hacer ¿no?, si la vida te da limones has limonada ¿no... aunque esta no sepa tan bien- volvió a mirar a ese grupo de chicos como si estos le produjeran asco.

Aquella frase era algo qué tal vez había necesitado escuchar pues era más que verdad, pues esto confirmaba que si tenía una tan buena oportunidad como la que se me había presentado al estar en casa del señor Kim, esta vez la aprovecharía y no dejaría que se me volvía a deslizar entre los dedos como la última vez.

LIBEROSIS |+18| KTH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora