Veintiuno

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Sentía que mi cuerpo pesaba, estaba realmente estresada y cansada, ni siquiera podía dar una clara explicación de la razón pero sentía que hasta mi cuerpo manifestaba tal estado, las ojeras eran más notorias en mi rostro y al mirarme al espejo no me reconocía o eso pensaba yo, pues luego de haber regresado me sentía diferente de hecho no puedo negar que me sentía muy feliz, pero de todas maneras aún permanecía en mi ese sentimiento de miedo o tal vez inseguridad acerca de que al volver Kim regresaría a ser ese ser que para mí era casi intocable y yo al igual que antes sería esa chica a la que todo el mundo dudaba que algo interesante podría pasarle.

Y supongo que mi apariencia me delató, de cierta manera, pero aún así llegué a asustarme y sorprenderme cuando mi madre me preguntó cómo estaba, en ese momento el sentimiento de nervios incremento pues quería decir lo increíble que era estar con alguien como Taehyung y como me sentía la mujer más dichosa del planeta, pero eso no era lo único que cruzaba por mi mente pues aún estaba la inseguridad acerca de lo inestable que podría ser pensar que todo estaría bien, pero a pesar de que mi cabeza era capaz de estallar por las miles de ideas que la atacaban, solo me limité a decir que todo estaba bien.

A pesar de que como una típica adolescente espere que ella llegara a entender lo que me pasaba, que lo leyera en mis ojos, pero eso no sucedió.

Y esa sensación de malestar aumento, mientras las horas en la escuela pasaban pues a diferencia de unas semanas atrás, para mí ya no eran relevantes las calificaciones ni lo que los maestros decían, pues lo único que quería y es más lo que mi cuerpo rogaba era volver a casa, visitar al señor Kim y permanecer en sus brazos mientras mis párpados se cerraban y finalmente podía descansar.

Y supongo que así era sentirse en abstinencia, pues estaba desesperada por volver a probar los labios de Taehyung, por volver a sentir sus caricias y tal pensamiento me llevaba al punto de ya no darle relevancia a las demás cosas, pues ahora luego de tremenda aventura, me sentía diferente como si las cosas usuales fueran muy poco para mí, como si las conversaciones con mis amigas fueran cosas de niñas y aunque también sentí un poco de ganas por relatarles lo que había pasado, tal vez no sentía tanta confianza como para hacerlo y también preferí guardar eso en mi corazón, como si haciendo eso esto fuera a permanecer, como si ese método fuera hacer que la estancia de tiempo en el que Kim y yo estábamos justos fuera a crecer, pues guardando dicho secreto, incluso me sentía superior y hasta sentía un poco de pena burlesca hacía los demás, por seguir tragándose ese cuento de que yo era esa chica que ellos pintaban.

Y mientras más sentía que desfallecía en mis propias lagunas de pensamiento fue cuando ella vino a mi, sentándose en el puesto que por esos segundos estaba vacío.

-¿Summer, verdad?- cuestionó mientras con sus ojos achicados me escaneaba.

Al escucharla, yo solo me limité a asentar la cabeza, pues a pesar de que me sentía un tanto ofendida de que en realidad no estuviera consiente de mi nombre y que yo si sabía a la perfección el suyo, no me sentí con el valor de decir algo.

Pues a pesar de ser consiente de que ambas teníamos la misma edad, era evidente quien parecía que tenía más experiencia y poder pues solo bastaba ver la forma en la que ella llevaba su uniforme, el cabello de ese color llamativo y su rostro, que a pesar de que el código de vestimenta del colegio dictaba que no se podía utilizar maquillaje, ella lo hacía, pero al menos yo sentía que su belleza era tan profunda como para que alguien se detuviera a cuestionarla por algo y sin contar esa mirada penetrante, que te hacía pensar que sabía de ti más de lo que tú mismo sabías.

-Te vez diferente- expresó, haciendo que mi cuerpo temblara y que mi respiración se acelerara.

Y ahora si había comprobado lo que pensaba, pues efectivamente, Eva era alguien que no perdía ni un solo detalle.

-¿Disculpa?- cuestione intentado lucir confundida a lo que solo me fue devuelta una risa sarcástica, como si yo fuera una pequeña niña que hubiera hecho una travesura y a pesar de haber sido atrapada en el acto se atrevía a negarlo.

-Eres diferente, Summer- acusó negando con la cabeza -Por eso creo que me resultas interesante- y a pesar de que las frases utilizadas por ella era claras, me resultaban confusas -Sabes, es extraño que el universo sea tan amplío y nuestro planeta este compuesto de millones de personas sin embargo sea muy escasa la posibilidad de encontrar alguien que piense diferente- y supongo que mi rostro que ahora manifestaba completamente mi falta de conocimiento acerca de lo que ella se refería la hizo continuar -Se qué tal vez aún no lo entiendas, pero se que con el tiempo lo llegarás a entender -Y a pesar de que tu aspecto demuestra que un problema te acosa, uno sobre el cual te lleva a la inseguridad de saber si es correcto o no, el brillo en tus ojos no puede ser ocultado al menos no para mí, no soy como tus amigas Summer- expresó para luego levantarse de la silla y echarse a andar pero una última frase en su labios la detuvo -Puedes confiar en mí- y tras decir esto siguió con su camino y a pesar de que justo algo así era lo que le había pedido al cielo; alguien que no me mirara de esa manera como todo el mundo lo hacía.

Me paralice ante el hecho de haber encontrado a alguien diferente, a alguien que sentía que me podía ayudar.

LIBEROSIS |+18| KTH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora