Treinta y dos

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Los días posteriores al acontecimiento del baño un sentimiento de culpabilidad me acosó, recordándome lo insensata que había sido. Y lo peor de todo es que aún así habían noches en las que despertaba recordando aquella escena.

Sin embargo por la mañana cuando era más consciente de lo que hacía, evitaba pensar a toda costa en Taehyung y los días siguientes obtuve grandes resultados.

Supongo que de cierta manera mi vida había estado volviendo a ser como antes, los exámenes finales habían llegado y esto me había servido de excusa para negarme a salir con Chanyeol y sus amigos.

La verdad es que su grupo había llegado a caerme muy bien sin embargo, a penas me recuperaba de haber perdido a alguien como para empezar a centrar mi vida en la de alguien más.

Mi relación con Chanyeol en el ámbito sexual solo se había limitado a besos, roces y unas cuantas caricias, que a diferencia de todo lo que había llegado a hacer con Taehyung eran inofensivas.

Así que tras todos los días anteriores en los que me había estado rehusando a salir con él, al saber que mis padres saldrían toda la noche opté por llamarlo para que viniera a mi casa.

Pues de cierta manera pasábamos la mayor parte del tiempo juntos cuando estábamos en la escuela, pues era el lugar donde no podía excusarme con nada, pues incluso Eva había empezado a desaparecer más a menudo y como era clásico en ella, sin ni siquiera dar explicaciones cuando regresaba.

Aunque con el tiempo, había llegado a sospechar o más bien confirmar en donde estaba o al menos, su falda arrugada, su blusa mal puesta y su cabello revuelto, habían llegado a ser muy evidentes y lo fascinante era que ahora ni siquiera se molestaba en ocultarlo.

La respuesta de Chanyeol a mi invitación fue claramente afirmativa y solo una media hora después el timbre de mi casa ya estaba sonando, de inmediato me levante del sofá en el que estaba y corrí hacia la puerta, pero así como yo tenía mis sorpresas Chanyeol también tenía las suyas.

Este sonrió al mirarme pero a pesar de que amaba aquel detalle de él, mi mirada ya se había desviado a su mano de la cual traían una pequeña niña.

-Es mi hermanita Maya- comentó mientras la pequeña que traía un helado en la mano y le daba otra lamida al mismo, llevo su mirada a mi rostro con sus grandes ojos entre cerrados.

-Chanyeol es mi chico no el tuyo- acusó girando sus ojos y sacando su pequeña lengua como manera de ofensa antes de entrar, sin que yo si quiera le diera el permiso adecuado.

-¿Que edad tiene?- cuestione burlándome por aquella actitud, que para mi perspectiva había sido muy infantil y graciosa.

-Acaba de cumplir cinco y es un tanto posesiva- respondió este mientras me tomaba de la cintura y dejaba un beso en mis labios.

-¡Hey prometiste que nada de cosas asquerosas!- replicó la pequeña haciendo una cara de asco. Mientras caminaba hasta el sofá donde antes yo estaba -Quiero ver, otra cosa- comunicó, dejándome desconcertada.

A lo que se me hizo inevitablemente regresar a ver a Chanyeol, para pedir una explicación, pues yo de hecho no había planificado algo pero esa escena en la que los dos éramos sirvientes de una pequeña mandona tampoco me emocionaba.

-También quiero un emparedado- acotó, pero a pesar de sentirme como una tonta por seguir sus órdenes lo hice.

Y así fue como segundos más tarde me encontraba en la cocina, preparando un sándwich de mantequilla de maní.

-Vaya que romántica forma de pasar un viernes por la noche- expuse cuando Chanyeol, se paró tras de mí y me abrazo por la espalda, posando su mentón sobre mi hombro.

LIBEROSIS |+18| KTH Donde viven las historias. Descúbrelo ahora