Drabbles≈ └KookV┘

└Encerrado y Enlazados┘

TaeHyung lo entendía, está mintiendo, no entendía. No entendía las razones de porque todos lo odiaban, incluso sus padres. ¿Por haber nacido Omega?¿Porque su aroma es feo?¿Por ser feo?, ¿¡Porque?!. No lo sabía pero si lo supiese haría lo imposible por remediarlo, solo necesitaba saber la razón. A las golpizas por partes de sus padres todavía no llegaba, gracias a dios. Y en la escuela tampoco, por ahora.

Aunque quisiese entender,no podía. No entendía porque dejaba que lo tomarán de ambos hombros obligándolo a caminar, no entendía porque no se defendía, no comprendía la razón de tanto odio hacia él, quien no hizo nada.

Tan solo quería sentirse amado.

Quería tener a alguien que le de amor para poder devolvérselo.

Pero nadie le quería, no le importaba si se arreglaba, estaba bien tal y como estaba; con sus lentes de marco color Rojo amor para él, sus pantalones holgados gris, su camisa blanca de botones y arriba su Buso negro con el gorro que escondía su perfecto cabello rubio. Se sentía bien así. Sin querer llamar la atención de alguien, queriendo pasar desapercibido, pero no pudo.

Hoy tenía que entregar un trabajo sobre biología,por lo que tuvo que quedarse un tanto más tarde de lo debido.

Pero el grupo de amigos de JackSon lo encontraron mientras estaba de espaldas y no desaprovecharon la oportunidad de molestarlo.

En ese preciso momento estaba siendo llevado al almacén donde guardaban ordenadamente los equipos utilizados para Educación física.

Aveces en sus pensamientos más distantes se imaginaba siendo defendido o ser el que defienda, pero eso nunca pasaría.

Lo tiraron adentro del cuarto y cerraron la puerta por fuera con llave.

Estaba encerrado, encerrado ahí.

Desesperado se levanta y empieza a golpear la puerta.

—Abranme por favor– chilla sin ser escuchado.

—Que la pases bien hay dentro, idiota– contesto alguien a quien pudo identificar como Mark.

Su respiración se alteró, tendría que estar ahí durante lo que restase, la escuela es solo de turno mañana y no habría nadie para supervisarla.

Unos brazos le rodearon la cintura por detrás. No podría liberarse porque se notaba a simple toque que aquella persona que lo sostenía firmemente de su pequeña cintura era más que fuerte.

—Hola precioso– jadearon en su oreja para después lamerla. Aquel simple acto le puso los pelos de punta.

Las manos del extraño empezaron a adentrarse por su buzo y camisa para recorrer la piel más suave que podría haber sentido en su vida. Los toques eran tan tiernos y delicados. Primero acarició su vientre, pasando a su barriguita y llegando a sus pezones oscuros que al momento de ser tocados los retuerce.

—No, por f-favor– pide.

Una mano deja de presionar su boton derecho y baja a su pantalón gris metiéndose y sobando sobre la tela del boxer descaradamente su miembro despierto.

De imprevisto, lo cargan nupcialmente llevándolo a una colchoneta depositando su cuerpo en ella.

Créanle cuando dijo que no quería eso, pero al sentir el aroma dominante de aquel chico solo pudo dar vuelta la cabeza y mostrar su cuello en modo de sumisión, cosa que nunca hizo a nadie.