Drabbles≈ └KookV┘

└La curiosidad mato al Príncipe┘

Su cabeza se asomaba por uno de los pasillos.

Veía fijamente el como sus padres salían de aquel cuarto con cerradura extraña, se encontraban hablando en susurros inentendibles y para su disgusto, su hermana JiHyo los acompañaba; mujer traidora.

A regañadientes se marcha al ver como estos se dirigían al comedor para desayunar todos juntos.

—¿Encontraste algo?– le pregunta su primo HoSeok. Quien también poseía curiosidad por la puerta prohibida.

Niega con la cabeza y empieza armar una ravieta.

Revoltoso, malcriado y curioso, resaltaban en las características del príncipe heredero Kim TaeHyung que siempre andaba en su mundo;Donde habitaban aliens,conejos mágicos,zorros,perros con ropa,caballos,animales exóticos y demás.

Ver una ravieta como la que tenía enfrente HoSeok era el pan de cada día.

Inesperadamente recibe un golpe en su nuca, proveniente de su madre que lo corregía por su falta de respeto.

—¡Mamá! –chilla molesto.

—Comportate, tus profesores no estuvieron durante años enseñándote la educación necesaria hacia tus modales por nada.– reprende la mujer.

—Como si me importase...– murmura bajito

—¿Que dijiste?–

—Nada querida madre–

A decir verdad, aquel desayuno que tenían en "familia" solo trataba de estar presente sin ningún tema de conversación. Obviamente, TaeHyung tenía muchas cosas que decir pues su curiosidad era más grande que su palacio, pero se abstenía de dar palabras y se metía en su mundo, mundo en el que no incluía a nadie más que a si mismo.

Luego todos se retiraban a sus deberes, al menos los demás porque Tae estaba libre de deberes gracias a que los hizo todos el mismo día que se lo daban.

—Calla mujer, nos pueden escuchar–

—Bueno, si tan solo tú también bajaces la voz, querido–

Eso era interesante, sus padres estaban pasando por su habitación y el sabía ya a donde se dirigían. Dando un salto se levanta de su cama y asoma su cabeza por la puerta, eso de ser un espía se le daba bien, tal vez sugiera que lo lleven a misiones especiales por su sigilo.

De puntitas empieza a perseguirolo a sus padres. Estos hiban hablando entre ellos sin prestar atención por detrás.

Fue todo rápido, sacando una llave del vestido que portaba su madre habré la puerta prohibida y echa un vistazo. La estaba por cerrar, tenía que hacer algo, en eso los dioses seguramente le escucharon y un rugido resonó por el pasillo.

Bendito seas YeonTan.

Su tigre tironeo el vestido lila largo de su progenitora y lo rasgó. Guardo rápidamente la llave en su atuendo y, descuidando la puerta que quedó un poco abierta, empezó a correr junto a su esposo por su pequeño cachorro de tigre.

Todavía conservando el sigilo, rápido y preciso va a la puerta y casi grita de alegría por luego de años queriendo entrar, lograrlo.

Adentro del cuerto habían cosas comunes, para el; vasijas, libros, jarrones. Pero, aquel cristal, en especial ese cristal llamo su atención: adentro resguardaba una flor negra pero daba un brillo azul perlado para sus ojos.

Calma, eso sintió al verla. Como si ya no estuviese en un cristal, de igual modo la agarra con total delicadeza.

Estaba seguro que no tardarían en volver sus padres, no notarial el que algo faltaba si en cambio colocaba un jarrón del mismo tamaño al que se llevaba h le ponía un tela para taparlo, que ingenioso.

Esta vez, para nada silencioso, corre a toda prisa a su habitación y una vez dentro cierra con llave dejando la rara flor en su mesita de luz que se hayan a lado de su cama.

Todavía ajetreado y con la respiración agitada y el pulso a mil, se acuesta a descansar.