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Era ya el tercer cigarro que terminaba esa noche, pero estaba realmente jodido por lo que los necesitaba, o eso se decía él, el pudrirse los pulmones lentamente le resultaba relajante.

En cuanto llego al feo edificio donde se encontraba su departamento rentando, se sintió feliz de que podría tirarse en la cosa más cómodo que tuviera al alcance y dormir para no pensar que se había quedado sin trabajo, de nuevo. Subió las escaleras y al llegar a su piso, buscó su llave para poder entrar, pero al intentarlo la puerta no abría.

—¿Qué mierda?—murmuró empujando con la puerta—Abre puta porquería.

—No va abrirse, Tyler.

El castaño maldijo para sus adentros cuando escuchó la voz del dueño, al que le debía ya varios veces de renta, se giró hacia él para ver su expresión molesta, bueno, la verdad su expresión nunca cambiaba mucho.

—Hey, ¿como estás?—preguntó Tyler en tono alegre—Sabes, pasa algo raro, mi llave no sirve y...

—Eso es porque cambie la cerradura, hace mucho tiempo que te dije que lo haría sino me pagabas—interrumpió de forma ruda y furiosa—Tus cosas, o mejor dicho tu mochila llena de ropa vieja, está en el vestíbulo, así que tómala y largate.

—¿Me echaras a la calle?—preguntó preocupado—No puedes hacer eso.

—Yo no hago caridades, sino pagas no tienes donde quedarte, así que vete—dijo entredientes.

Tyler iba a replicar algo, pero sabía que no serviría de nada, apretó los puños y salió rápido empujando el tipo cuando paso junto a él.

Estaba caminando por las calles solas y oscuras, sus manos temblaban de forma exagerada cuando tomó su cajetilla de cigarros que arrojó al suelo con furia al notar que ya no tenía ninguno, pasó sus manos por su cabello de forma desesperada y angustiada.

—Puta madre, no puedo quedarme en la calle—murmuró para sus adentros mirando al rededor, asustado—¿Qué pued...?.

Algo vino a su mente pero negó, no quería hacerlo, pero si quería seguir viviendo en una casa, comer y conseguir cigarros, tenía que, odio no tener otra alternativa mientras sacaba la tarjeta de su bolsillo.

—No puedo creer que vaya a hacer esto...—dijo mientras tecleaba los dígitos del número de la tarjeta en su celular.

—¿Hola?

Se quedó callado al escucharlo, estaba balbuceando al intentar decir algo pero las palabras no salían, siempre fue un bocón de lo peor pero ahora le resultaba difícil hablar, tal vez porque estaba por venderse cual prostituta por ser pobre y no cuidar de sus trabajos.

Bien, voy a colgar si no tienes nada que decir.

¡No, espera!—gritó Tyler y escuchó una queja del otro lado de la línea.

No grites, maldición.

—Acepto tu trato—fue todo lo que dijo.

¿Trato?, no recuerdo nada de eso, ¿me quieres refrescar la memoria?.

—¿No quieres que refresque a tu puta madre?—respondió Tyler, sabía perfectamente que se estaba burlando de él.

Respuesta incorrecta, adiós.

No, no, no me cuelgues, me lleva la...—Tyler resopló con fuerza apartando un momento el celular de su oreja, y habló esta vez más calmado—Aceptó fingir ser tu pareja a cambio de dinero, ¿feliz?.

Vulgar   {joshler}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora