22- El poder del hombre Dragón

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Hipo:

- Pues... me costó bastante, la verdad. Pero después de mucho esfuerzo conseguí cambiarle.

Valka:

- ¿¡A Estoico!?, créeme, Estoico no sería capaz de cambiar. Yo lo intenté con todas mis fuerzas... Y ni aún así cambió.

Hipo:

- ¡Pero es verdad!, ahora Mema es un paraíso para los dragones, ¡No lo reconocerías!, si lo vieras sabr-

Valka:

- Hipo, nuestro destino está aquí, hijo.

Dijo ella volviéndole a cortar a Hipo la palabra:

Valka:

- Debemos proteger a los nuestros.

Hipo pensó en esa frase. Ya que fue lo mismo que su padre le dijo sobre su aldea.

Hipo:

- Claro...

Entretanto, Eret había guiado al fin a los chicos hacia la flota de barcos de Drago Puño Sangriento.

Astrid:

- Es aquí...

Dice bajándose de Tormenta. Eret es liberado, peo enseguida, Tormenta comienza a sujetarlo otra vez, mientras lo aplasta con la cabeza.

Eret:

- ¡Quitadme a esta cosa de encima...!

Dice ahogado y casi sin aire. a lo que Astrid le responde sensatamente:

Astrid:

- ¡Ssh!, Nunca hay que quitarle el juguete a un dragón. ¿Es que no sabes nada?

Y dicho esto se agachó tras una pared de hielo seguida por los demás. Habían un montón de barcos en esa zona, aparte de hielo y dragones encadenados o maltratados.

Astrid:

- Patapez, dame datos.

Patapez sacó unas páginas de su bolsillo y las examinó:

Patapez:

- Dientes afilados, cola larga y puntiaguda... cuerpo robusto, cabeza grande y acorazada, alas grandes, dos patas musculosas... Son Náders Mortíferos, Gronckerls... y dragones desconocidos.

Mocoso:

- Genial, de gran ayuda.

Dice sarcástico.

Astrid:

- Bajemos con mucho cuidado.

Bajaron hasta abajo sin ser vistos. Intentaban encontrar a Drago cuando de repente:

Voz:

- ¡Intrusos!

Entonces unos extraños dardos tranquilizantes disparan a Barrilete, y a Vómito y Eurupto.

Chusco y Brusca:

- ¡Vómito, Erupto!

Patapez:

- ¡Pequeña!

Intentan llegar hasta ellos pero unos hombres les cortan el paso. Entonces Garfios, pierde la paciencia y arremete contra ellos salvajemente, envolviendo su cuerpo en llamas. Consiguen atraparlo con una red, pero el dragón sigue resolviéndose agresivamente.

Eret:

- ¿Es esta la forma que tenéis de darle la bienvenida a Eret, el trampero de dragones favorito de Drago?

Los hombres bajaron sus armas.

Eret:

- Bien, mucho mejor.

Voz grave y pausada:

- ¿Quienes son ellos?

De la cubierta de un barco se baja un hombre fuerte, alto y robusto. Anda despacio y está envuelto en una capa de piel de dragón negra y oscura; Lleva el pelo rizado negro y largo. También sostiene un extraño bastón con una garra de dragón incrustada en el extremo superior con forma de hoz. Camina hasta quedar delante de ellos.

Eret:

- Drago...

Le hace una reverencia.

Drago:

- Espero que esta vez me hayas sido útil...

Dice con frialdad.

Eret:

- ¡Por supuesto!, mira, tenemos un montón de dragones para tu ejército.

Dice orgulloso. Drago se fija en Garfios, que esta luchando con mucha furia contra los guerreros que le tienen preso. Ellos intentan pararlo, pero él sigue luchando sin importarle.

Drago:

- ¡Dejarlo!

De inmediato todos lo obedecen apartándose de allí. Drago se acerca sin miedo hacia el dragón. Garfios le lanza una llamarada de fuego y lava ardiente. Pero Drago aún sigue dirigiéndose hacia él. Se había envuelto por completo en su capa para bloquear el ataque de fuego del dragón.

Garfios:

- ¡RUAAAGGGG! (Con mucha furia)

Drago:

- ¡AAARRRRHHH!

Le grita mientras mueve en círculos su bastón en el aire. Enseguida, Garfios agacha la cabeza sumisamente. Drago sólo camina hasta poner su pie izquierdo sobre su hocico.

Astrid:

- ¿¡Pero qué haces!?

Mocoso:

- ¡Sí, ese es mi dragón!

Él sólo responde secamente:

Drago:

- Este dragón, ya no es tuyo.

HTTYD IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora