Primer momento

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Dicen que una imagen vale más que mil palabras y que las palabras dañan más que un golpe, pero ¿qué sucede cuando estás oyendo cada una de esas palabras?.
Y sin haber una imagen presente, sientes como el corazón se te está quebrando en un sin fin de pedazos y aunque intentes agarrar tu pecho tan fuerte como puedes, tú aseguras ver caer cada trozo de ese órgano que por fin se habría a los sentimientos, al romance, al placer carnal y espiritual que solo y por aquel hombre entregaste.
Sí ese ser que le diste cada momento de tu aún corta vida, eso a lo que llamamos amor, el amar a una persona.

Misaki se encontraba tratando de ahogar un grito de frustración, de enojo, rabia contenida por meses si no es que años.
Quiso entrar y golpear a Usagi san junto con su acompañante, no importando que fuera remitido con las autoridades, si es que alguien se atrevía a llamarlos por alterar el orden de tan prestigiosa Universidad como lo es la de Tokio.

Recargado en la puerta de una de tantas aulas del inmenso Campus y espiando como el villano de una ridícula comedia o telenovela de horario nocturno. Su cuerpo resbaló por la pared después de haber escuchado eso.

Aquellas "simples" palabras que terminaron por destrozar su corazón:

—Nunca lo ame, solo fue algo que creí sentir en ese momento, era la necesidad de sentir algo diferente, alguien que me sacara del abismo en que me había dejado Takahiro, alguien que me consolara solo por un momento. Quise mucho a Misaki, más nunca lo amé.

—¿Cuando le dirás la verdad? yo te necesito conmigo. Te he esperado al menos 6 meses.

—Cuando pase lo de su nombramiento en la editorial , no quiero arruinar ese momento tan importante. Yo también necesito estar contigo.

Aquello fue suficiente, Misaki ya no quiso oír nada más.
Se oyó un estruendoso golpe que soltó a uno de los muebles situados afuera del salón y huyó corriendo de ahí.

—¿Qué fue ese ruido?— preguntó el menor

—Saldré a ver— dijo Akihiko separándose de su amante no sin antes darle un corto beso en los labios.

Se asomó por el pasillo, pero al parecer no había rastro de alguien o algo. El escritor creyó que solo pudo ser un estudiante que había pasado por ahí haciendo alboroto y sin ningún tipo de preocupación regresó a lado de su bello amante.


Misaki por su parte corría iracundo. Incluso tropezó e impactó con varios estudiantes que andaban por los pasillos y quienes miraban al castaño con sorpresa, pues el chico además de histérico dejaba de ver un rostro lloroso y muy lamentable.

Subió a su auto y aceleró lo más que pudo, claro el ahora sabía manejar, seria ilógico no aprender después de 6 años de relación con un aficionado de los autos como lo es el gran Usami Akihiko y que amablemente le instruyó en la conducción.

Sus lagrimas se acumulaban en raudales por sus bellos ojos esmeralda, tuvo que hacer una parada muy abrupta aún con el semáforo en verde ganándose insultos con pitidos del auto de atrás. Dió una gran bocanada para coger todo el aire posible, pues sentía como su garganta se cerraba con dolor por él pesado nudo que lo atacaba.

Quedó recargado en el volante por al menos 20 minutos, en su mente se repetía una y otra vez esas 3 palabras:

Nunca lo amé

Nunca lo amé

Nunca lo amé

Maldijo por sentirse así de vulnerable, traicionado y con el alma hecha pedazos.
¿Cuándo fue que todo cambió?
¿Donde está esa promesa de siempre amarlo por parte del escritor?
¿Por qué mintió al decir que no era un sustituto?

Atrapado en un momento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora