Nish.-
—¿Quién demonios es ella?—me preguntó Abby en cuanto las puertas metálicas del elevador se cerraron.
—Gabrielle...—respondí encogiéndome de hombros.
—No me refiero a su nombre, dah.—protestó mi mejor amiga.
—La novia de Erick, supongo—respondí simplemente.
—¿Tú crees?—me preguntó.
La miré de reojo y ella resopló.—Bueno, ella dejó muy en claro que no eran hermanos—respondí mirándole.
—Tú has hablado más con él...tal vez alguna vez la mencionó.—parpadeé tratando de recordar si alguna vez en tres semanas Erick la había mencionado pero no. El chico nunca la había mencionado para nada.
—Nunca lo hizo—murmuré observando los botones luminosos del elevador.
—Tal vez sea su prima. ¿Lo viste? Él tenía su maleta—la fulminé con la mirada y después me sentí ridícula.
—Tal vez no deberíamos estarnos metiendo en la vida privada de Erick...no tenemos derecho y él es libre. Puede hacer lo que se le dé la gana.—anuncié tratando de sonar despreocupada.
—Pero si estás muerta de los celos—decidió Abigaille con una risita tonta. La miré un momento y negué.
—¿Qué? Eso no es verdad.—me defendí.
Abby me miró con sus rubias cejas enarcadas, soltó una gran carcajada y negó con su cabeza—Por el amor de Dios, Nishdali Westfall...te conozco como la palma de mi mano y sin temor a equivocarme me atrevo a decir que estás muerta de los celos.—suspiré.
¡No eran celos!
NO. ERAN. CELOS. Claro que no.
Tenía que admitir que me había llevado una gran sorpresa, cuando al salir del departamento habíamos encontrado a Erick con una enorme maleta morada a su lado pero aquello podría significar cualquiera cosa. Pero cuando una hermosa chica rubia de ojos azules había salido de su departamento, mi corazón se había apachurrado un poquito. Sólo un poquito. No podía negar que Gabrielle era hermosa. De hecho junto a Erick, ambos parecían modelos recién salidos de una sesión fotográfica de VOGUE.
Pero eso no era sentir celos, definitivamente NO.
—Por supuesto que es verdad—protestó Abby en cuanto las puertas del elevador se abrieron de nueva cuenta y nos encontramos en el piso inferior de recinto.
—Hola, chicas—saludó Clarence el portero del edificio.
—Hola Clar—saludó Abby. Los miré a ambos y negué un poco.
—¿Han visto al joven Colón?—preguntó con media sonrisa.—Pensé que siempre volvían juntos...—dijo dirigiéndose a mí. Abby me miró un segundo y suspiré.
—Hoy no—murmuré simplemente.
—¿Has visto a la hermosa chica con la que llegó hoy?—le preguntó a Abby. Los fulminé con la mirada y después saqué mi celular para hacer más llevadera la espera. Estaba empezando a odiar a Noah por no llegar rápido.
—Si—murmuró mi amiga.—¿Tú crees que sean hermanos?—cuestionó. La miré fugazmente y ella me dedicó una falsa sonrisa.
—Podrían serlo...—respondió el hombre encogiéndose de hombros.—¿Has visto sus ojos? Por el amor de Dios, se podría decir que ese azul ni siquiera existe en este planeta, yo los encuentro un poco parecidos...—Abby se rio ante aquel comentario y yo suspiré débilmente. Aquello era verdad, el verde de los ojos de Erick era muy hermoso. Era como si fuesen un par de brillantes esmeraldas. Y los ojos de Gabrielle...bueno, eran muy bonitos de un azul electrizante pero no tanto como los de Erick.
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EL ÁNGEL GUARDIÁN|Erick B. Colón.|Completa.
FanfictionLA CURIOSIDAD NO ES BUENA CUANDO ERES UN ÁNGEL GUARDIÁN.