EL ÁNGEL GUARDIÁN|Erick B. Colón.|Completa.

C28: La pelea.

Nish.-

¡Era el chico más guapo que haya visto en toda mi vida! Decidí en cuanto abrí la puerta y mi guapo novio quedó a mi vista.

¿Se podía ser así de guapo y perfecto? Aquello definitivamente tendría que haberse considerado como un delito. Solté el aire que aún no me había percatado que estaba conteniendo al tiempo que una linda sonrisa se extendía por los labios de Erick.

Así que un par de horas más tarde cuando Sam se encontraba con nosotros y una vez que la camarera morena de ojos color miel, además de anotar nuestra orden en un talonario color verde, coquetearle a Erick y que él la ignorara olímpicamente, me encontraba enzarzada en una amena conversación con Samuel. De reojo me percaté de la manera en la que Erick nos observaba con media sonrisa pero se mantenía al margen de nuestra charla.

—¿Qué es lo que más te gusta de Er?—cuestionó el niño de pelo castaño e increíbles ojos azules. Mis ojos de inmediato se posaron en Erick y él sonrió un poco.

—¡Sus ojos!—decidí apartando la mirada pero mirando un poco de reojo a Erick. Sam sonrió ampliamente y soltó un largo suspiro.—También me encantan tus ojos; son muy bonitos—halagué y sus mejillas blancas se tiñeron de rojo en menos de una fracción de segundo.

—Vaya, gracias—sonrió. —¿Por qué te gustan los ojos de Erick?—cuestionó de nuevo haciendo que toda la atención de mi novia se posara en mí.

—Porque son muy verdes—él rio.

—¿Y tú color favorito es el verde?—preguntó enarcando una de sus oscuras cejas.

Me eché a reír.—No. Pero me gusta mucho el color de los ojos de Erick, es un tono de verde muy bonito—él hizo una mueca.

—Por eso Melanie estaba enamorada de él—lo miré.

—¿Melanie?—pregunté mirando a Erick un segundo pero mi novio estaba de repente sumamente concentrado observando el menú, fruncía el ceño y movía sus labios pero no apartaba sus ojos de la carta. ¡Estaba escuchando! Estaba muy segura de eso.

—Si.—rio—pero no te pongas celosa, Melanie es una niña de once años pero cuando se enamoró de Erick tenía siete—me reí de nuevo.—Vive en el orfanato con nosotros...

Así que mi novio tenía una admiradora de once años. Aunque no era raro; era muy guapo.

—¿Ella es bonita?—pregunté fingiendo indignación. Los ojos azules de Samuel se toparon con los míos y cuando comprendió que estaba bromeando soltó una carcajada.

—Sí. Deberías estar muy preocupada, es rubia de ojos azules—sonreí. ¡Una mini Gabbe! pensé con gracia.

Por lo visto, Erick tenía algo con las chicas rubias con ojos azules.—Oh vaya, no soy competencia para ella—Sam sonrió.

—Cuando termines con Erick yo estaré ahí esperando por ti—ofreció.

Solté una carcajada.—Oh, muchas gracias, Sam—él rio un poco.

—¡Su orden!—anunció la camarera colocando frente a nosotros la comida que habíamos ordenado.

Daniel observó su pedido como si jamás en su vida hubiese visto una hamburguesa, papas a la francesa con queso y un vaso de refresco.

—Oh, vamos, Erick. Es sólo una hamburguesa—protestó Sam cuando se percató que la comida de Dan estaba intacta. Le dio un mordisco a su hamburguesa como si con eso probara que no era más que una hamburguesa como ya había dicho.

Me reí ¡Era el chico más divertido que había conocido nunca!

Así que el resto del día luego de la pequeña discusión que Samuel y Erick tuvieron en el restaurante de comida rápida terminamos en aquel precioso parque -Battersea Park- el mismo parque en el que Abby solía fantasear con hacer una sesión fotográfica.